miércoles, 6 de febrero de 2019

UN NUEVO PASEO POR EL PATRIARCA

Recorrido mañanero por el futuro parque del Patriarca

Un paseo por el Patriarca, con algo de fresco pero es normal en febrero, que ya no es tan loco, ni tan febrerillo como antes. Corto el paseo pues no llegó a los cuatro kilómetros. Una maravilla de lugar, cada vez más hermoso, pero que no consigue el gobierno municipal arrancar con el parque, o con la protección tan necesaria. Hay fórmulas fáciles para el control, cuando menos el de los peroles y aglomeraciones para beber. Multitud de variados lugares, de perspectivas insólitas, con la ciudad un escalón más bajo. Con un pasado cercano extraordinario, fuente perenne que ha dado de beber a la ciudad, mucho tiempo. Primitiva heredad botín de conquista cristiana, que antes lo había sido de la misma manera musulmana, y romana, e íbera, y... La tónica de todas las civilizaciones. 

Arriba, "unas casitas blancas como palomas..."

Lo que queda de la antigua y ambiciosa cerca vértice superior

Cuando iba por unos de los múltiples caminos, para mí demasiados, me adelantó una pareja (me adelanta todo el mundo desde luego), me preguntó el varón: -Buenos días ¿usted es Paco Muñoz? –Buenos días, sí señor. -Yo sigo su blog –continuó-, enhorabuena. –Muchas gracias señor –le dije- es un honor el que me hace diciéndome esto. Son cosas que hacen que le suba a uno la autoestima.-le completé en un tono que no sé si resulto lo suficientemente agradecido. –¿Esto lo conoce usted bien, no? -añadió referido al territorio. –Bueno, tanto como conocer bien… siempre hay cosas nuevas, ahora estoy dando una vuelta para  ver como está de porquería. –Está bastante mejor que otras veces –dijo. -Si eso me parece. -le respondí. Ellos siguieron su ritmo, más elevado que el mío desde luego. Para justificar mi lentitud les dije: –Cada día cuesta más, la edad no perdona. Los setenta y dos pesan. -esperando el, pues está muy bien para esa edad, que viene muy justo, aunque sepa uno que es cortesía. –Yo todavía no he llegado, pero espero llegar. –Claro que sí, faltaría más. Como es su nombre por favor. –Javier. Ya le he puesto algunos correos. –Muchas gracias nuevamente. Buenos días. 

En el centro el mirador de los Dolores

Segundo punto descendente de la ruta de Wikiloc

Ellos siguieron subiendo y yo hice un giro a la izquierda hacia el SO, paralelo a la traza de la antigua cerca, de la que sólo queda la tímida cimentación y restos de tela metálica, para pasar por el bosque de galería y la cantera de piedras de molino, tan bien estudiada por Manuel Altamirano y Lourdes Antón, a la que no llegué. Me acordé del Robinsón sin Viernes del Parque, el culto Victoriano, del que ningún Dafoe se acordará, y su casa algarrobo, del que hace tiempo no sé nada. Rezumaba agua el terreno, lo que significa que los acuíferos se han cargado algo. Una vez subida una de la tres vertientes naturales de agua del territorio, casi hasta la carretera de las Ermitas, giré al oeste para después bajar por la otra, la central, ya que la tercera más al oeste aún, es la que fronteriza con la urbanización Santa Ana de la Albaida. Sin darme cuenta seguía el antiguo cercado y lo bajé hasta el sur. Antiguo cortijo del Patriarca, con restos dispersos. No encontré la canalización circular que me señaló Rafa Gómez y que limpie hace un par de años. Tampoco llegué al acebuche, que José Luis Reyes me enseñó, cuyas acebuchinas se pintan de marfil con la maduración. Fue todo muy superficial.

Bosque en galería

Tercer punto de la cerca

Ahora en el camino que circunda por el sur. Allí me encontré con un buen amigo vecino de la juventud y amigos comunes, Antonio y su esposa, que es privilegiado usuario y habitante del Parque, bueno de una urbanización aledaña. Hablamos del territorio, y de los esfuerzos que están haciendo muy pocos, para lo que debían arrimar el hombro, en la recién creada Asociación para la Defensa del Patrimonio Industrial, cuya alma mater es Bartolomé Olivares. Quedé en enviarle lo publicado sobre el parque, que cumplí al llegar a casa. Tres cosas realicé: oxigenación; visita de un lugar cercano para los cordobeses, exageradamente hermoso pero en difícil equilibrio por la enorme cantidad de desalmados que, por un día de perol, que debía estar controlado o prohibido, estropean el entorno con los plásticos y latas, en suma con toda la porquería que no tienen el civismo de recoger; y tercero la suerte de encontrar amigos como Javier y Antonio y sus respectivas parejas que, cariñosamente colaboraron a subir un poco esa moral de diente de sierra que posiblemente sea normal a ciertas edades. 

Más bosque en galería

Las Ermitas enmarcadas en unos postes

El Patriarca es un paraíso, lo saben todos los entendidos en biología, botánica, geología, arqueología y muchas logias más, porque es un universo en miniatura, si no que se lo digan a los Joaquín Reina, José Luis Reyes, Rafa Tamajón, J. Manuel Recio, Rafa Gómez, Manuel Altamirano y Lourdes Antón, la plataforma A Desalambrar, y muchos etcéteras más que me dejo seguramente, porque hay muchos enamorados y estudiosos del lugar, completamente anónimos. El territorio se salvó para la ciudad y no se llenó de cemento, pero el Ayuntamiento que lo tiene que proteger y poner en valor no encuentra el camino adecuado y rápido, para hacerlo con la firmeza que le permiten las normas. Es verdad que la Asomadilla costó treinta años y el esfuerzo de unos pocos vecinos, es cierto que la burocracia es lenta y farragosa, pero no lo es menos que el interés general, el deseo y necesidad de los cordobeses debe primar por encima de todas las dificultades de despacho.


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