sábado, 31 de octubre de 2009

ARTE CONTEMPORÁNEO EN 16 PATIOS DE CÓRDOBA, CUATRO MÁS HOY, NOS QUEDAN NUEVE.(2)

megafono ambulante

Hoy finales de octubre, con una temperatura atípica para la época del año, nueva visita a la exposición de Arte Contemporáneo en 16 patios de Córdoba. Cuatro nuevos patios, ya van siete y restan nueve, todo se andará.

En primer lugar Martín de Roa, 2, en el barrio del Alcázar Viejo, una hermosa casa adosada a la muralla de la ciudad, en cuyo patío, al que le hace sombre un viejo torreón, se exhibe una obra llamada Megáfono ambulante (Ambulant Megaphone), de la artista libanesa Mounira al Solh. ¿Cómo podemos hacer esto sin una fotocopiadora? Tres pantallas de plasma, tres megáfonos, y toda una serie de notas colgadas con alfileres en unos tendederos por todo el espacio del patio.


 Ceguera blanca

Después San Basilio,17, el patio de los muchos premios del concurso anual, cuya propietaria Blanca Ciudad, que fue concejala, nos atendió amablemente. Aquí la obra es de Nina Yuen, hawaiana, residente en Ámsterdam. Su obra se llama Ceguera Blanca (Whithe Blindness), consiste en un vídeo sobre la muerte, por lo menos eso entendí, ya que trataban de dar instrucciones como amortajar a un difunto. Para tocar madera por lo menos. Intentaremos documentarnos más sobre el significado real que el artista quiere expresar. Esto es lo que tiene el arte contemporáneo, hay que recibir alguna explicación previa.



 Plastilina y pintura

El tercero en San Basilio, 50, el patio de la Asociación de Patios, en el que además del colorido de sus plantas, estaban tapizadas sus paredes de una especie de tapiz multicolor, de plastilina y tinta, llamado El Espejo de Tinta (The Ink Mirror). Magdalena Atria, chilena donde “ha alcanzado un nuevo registro. Un registro donde la materia y el color fluyen como nunca antes por el patio, trepando y serpenteando por doquier”. Bueno pues eso.



 ciudad de hormigas y azucar

El cuarto en el antiguo Hospital de Agudos del Cardenal Salazar, hoy Facultad de Filosofía y Letras, que nos ha permitido disfrutar de su claustro y su patio, del busto descomunal posiblemente de un patricio, y de su austera escalera, no tanto de una ciudad de azúcar con hormigas, de Carlos Garaicoa, cubano de La Habana. Su obra Principios para destruir (Basic Principles to Destroy), no se si la destrucción a que hace mención se refiere a la muerte de las hormigas, bien por empacho o una diabetes galopante, lo cierto es que las pobres están listas la mayoría, sobre la dulce maqueta imitación a una ciudad dentro de una urna de metacrilato.

Me quedé lo mismo, menos mal que luego al retorno disfruté de la Judería y mi antiguo barrio, no sin varias veces rechazar a las pesadas señoras que te ofrecen romero.

viernes, 30 de octubre de 2009

PRIMERO DE NOVIEMBRE, GACHAS Y DON JUAN TENORIO



¡Cuán gritan esos malditos!
Pero, ¡mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!

Con unas voces en off, y esos versos, declamados en la Hostería del El Laurel en Sevilla, comenzaba D. Juan Tenorio de D. José Zorrilla.

Todos los primeros de noviembre los escuchábamos muy atentos por la radio, en la mesa camilla, bueno los que tuvieran la suerte de tener aparato de radio. Todos los años, las mismas frases de mi madre relativas a la presencia de los muertos en el cementerio en las escenas de esta índole de la obra. Todos los años el previsible miedo.

Es posible que esa especie de pavor o respeto que mi madre tenía por los cementerios, fuese lo que le hizo no entrar nunca en ninguno. Mi madre no había pasado nunca de la puerta de entrada, a pesar de haber sufrido la pérdida de seres cercanos, sobre todo sus padres. Bastante tenían con esconderse detrás de ese luto riguroso que las envejecía, luego el alivio de luto en el que podían entrar unos lunarcitos blancos, por poner un ejemplo. Pues bien mi madre entró en el cementerio sólo el día aciago de su marcha de este mundo, y yo me quedé con las ganas de que no hubiera sido así, propuse la incineración a mi hermana, y a ella no le pareció bien, y entonces entró nuestra madre al cementerio.

El texto de D. Juan Tenorio, puede parecer para tocar madera, pero era lo normal de primeros de noviembre, culto a los antepasados –suena mejor que a los muertos- mariposas encendidas en las casas, gachas y D. Juan Tenorio.

La acción en Sevilla 1545, Carlos I en el trono. Dos partes, la primera en noche de Carnaval, la segunda cinco años después. Una apuesta para ver quién de los dos, D. Juan y D. Luís Mejía obraban peor a lo largo de un año.

Drama religioso-fantástico con el mensaje del arrepentimiento y el perdón.

Se encuentran en la Hostería del Laurel, de Buttarelli, donde hacen el computo de su hazañas. Libro de contabilidad donde reflejan los muertos y las mujeres seducidas. Matemáticamente vence D. Juan, como tenía que ser desde luego. Pero D. Luís lo desafía a seducir a “una novicia que esté por profesar”. D. Juan entra en la apuesta y la sube incluyendo la seducción a su novia D. Ana de Pantoja –no era familia de la actual-. D. Luís de Ulloa, el comendador que estaba disfrazado escuchando, futuro suegro de Tenorio, cuya hija Doña Inés la tenía en un convento reservándola para el matrimonio con D. Juan, deshace el matrimonio convenido.

"Con oro nada hay que falle:
Ciutti ya sabes mi intento:
a las nueve en el convento;
a las diez, en esta calle"

Esa noche D. Juan seduce a Doña Ana haciéndose pasar por su prometido –desde luego no podía ser menos, al ser D. Juan-, luego escala el convento y rapta a Doña Inés. Se enamora perdidamente de ella. D. Luis y D. Gonzalo se enfrentan a D. Juan en un duelo, cada uno defendiendo su respectivo “honor”. D. Juan mata a ambos, y se tiene que marchar a Italia huyendo.

Cinco años después regresa a Sevilla, y visita el cementerio donde estaba enterrada Doña Inés:

Mármol en quien doña Inés,
en cuerpo sin alma existe,
deja que el alma de un triste
llore un momento a tus pies.


Allí habla con el escultor, que le da las llaves del cementerio y está delante de los panteones que su padre, D. Diego, había realizado empleando toda su hacienda:

No os podréis quejar de mí,
vosotros a quien maté;
si buena vida os quité,
buena sepultura os dí.

Estos versos se pueden aplicar a quien es culpable de muertes y luego pretende dar honrosa sepultura a sus muertos; tumba del soldado desconocido; determinados valles, etc. Pero sigamos con D. Juan. Doña Inés había hecho una apuesta con el buen Dios de los cristianos: si lograba el arrepentimiento de su amor, los dos se salvarían del “infierno”, si no lo conseguía se condenaban ambos eternamente.

D. Juan como lo era hasta la sepultura, a pesar de que estudiosos modernos, de esos que estudian todo, hasta la ecuación del porqué enfría el agua un botijo, digan de él que era sospechoso de no ser tan “macho”, invita a la estatua del Comendador a cenar y éste lo invita a él a compartir mesa con él en el panteón.

tú eres el más ofendido,
mas, si quieres, te convido
a cenar, Comendador.
Que no lo puedes hacer
creo, y es lo que me pesa;
mas, por mi parte, en la mesa
te haré un cubierto poner.


Cuando el espíritu del Comendador se llevaba a D. Juan al infierno –no era Irak-, la pura de Doña Inés interviene le ruega que se arrepienta y este se arrepiente, como es tan fácil que todo se borre con el arrepentimiento, la joven gana la apuesta con Dios y ambos suben al cielo rodeados de cantos e imágenes celestiales.

Increíble, no el drama sino la metáfora. Todo eso con música de ambiente, en una mesa estufa con un brasero de picón –entonces en primero de noviembre hacía frío-, con las mariposas encendidas, con un bombilla de 40 vatios hacía que, si tenías que salir al retrete que estaba en la escalera, miraras antes.

Ni bueno ni malo, era así. Hoy la colonización de otras culturas, imponen el Halloween, de la anglosajona. Es lo mismo, pero transforman una cultura de respeto a los antepasados, sí, con un fuerte componente religioso es cierto, una tradición, en una fiesta. Mucha gente iba a limpiar al cementerio, las flores y los recuerdos se amontonaban, luego se marchitarían al igual que el año anterior, pero ese día florecían.

Hoy es el carnaval en noviembre, hasta fiestas tipo guateque, o cotillón, con sabor yanqui, de película en blanco y negro organizadas, y los muertos donde tienen que estar, pero sin recuerdo familiar. Un solo un día al año para recordarlos y se cambia todo por un disfraz de esqueleto estúpido, y fiesta de carnaval a lo americano del norte.

¿Y de las gachas y de D. Juan Tenorio quién se acuerda?


NOTAS: Todos los días recibo la palabra del día de la Web elcastellano.org a la que estoy suscrito. Hoy he recibido la relativa a la fiesta anglosajona que nos invade relativa al día de los difuntos.

"LA PALABRA DEL DÍA

Por fuerza de la mundialización, tradiciones heredadas de esta antiquísima fiesta de origen celta se están extendiendo tan rápidamente en los países hispanohablantes que vale la pena echar una ojeada a su origen, por más que halloween no sea una palabra de nuestro idioma.

En la Antigüedad, en Bretaña, Escocia e Irlanda, se festejaba la fiesta de Samhain el 31 de octubre, último día del año en los antiguos calendarios celtas y anglosajones. En esas ocasiones, se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus, y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y de espíritus.

Con la llegada del cristianismo, se estableció el primero de noviembre como Día de Todos los Santos, y el 31 de octubre pasó a llamarse en inglés All Saints' eve (víspera del Día de Todos los Santos) o también all Hallows' eve y, más recientemente, Hallows' eve, de donde derivó halloween. Hallow es palabra del inglés antiguo, significa 'santo' o 'sagrado' y, como el moderno vocablo holy, proviene del germánico khailag.


Muchas de las tradiciones de halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo XIX a los Estados Unidos y, desde allí, se han extendido en las últimas décadas por el mundo hispánico."

De la Web www.elcastellano.org

miércoles, 28 de octubre de 2009

LA ERMITA DE LA CONSOLACIÓN

Dibujo de Wyngaerde

No lo puedo remediar, siento una enorme fascinación por el grabado de Wyngaerde de 1567, me sigue subyugando. Cada vez que lo escudriño, porque no me basta con mirarlo, le aplico la lupa e intento reconocer sus edificios civiles, sus iglesias y sus ermitas. Busco el detalle y comparo con fotografías realizadas en estos días desde la orilla izquierda de río, y llego a la conclusión que el “sky line” de esa zona de la ciudad, vista desde allí, ha cambiado muy poco en cuatro siglos y medio.
La fotografía del dibujo de la cabecera, contiene una serie de iglesias que trataré de señalar. La marcada con la letra R es la Iglesia de San Francisco; la que está señalada con la S, es la de San Agustín, a la que se le visualiza la espadaña; lo marcado con la X es el Rastro, la desembocadura de la calle de la Feria, que rotula con la V, en su tramo superior; Para terminar la curiosidad de la esquina superior izquierda, el Santuario de Santo Domingo de Scala Coeli, cuyo nombre haciendo un esfuerzo de voluntad hasta se puede leer.

Portada
Portada

 Interior de la ermita (Foto M.Cruz)

La que hoy nos ocupa es el edificio que está señalado con la letra T, que corresponde a la Ermita de la Consolación, y que a su vez está marcado en el índice del dibujo, en la esquina inferior izquierda del mismo. Esta Ermita está ubicada al principio de la calle Armas, en su confluencia con Tornillo y Maese Luís. Su pequeña espadaña se divisa perfectamente en el dibujo y es muy similar a la que tiene hoy día. En su interior tenía unos cuadros de Antonio del Castillo. Y en el triangulo de la portada había pintada una Anunciación de Agustín del Castillo -padre de Antonio-, que desapareció.
Las noticias más antiguas que se tienen de este templo, son de 1410. Fue Hospital de Convalecencia y Casa de Expósitos el torno de recepción de los niños abandonados estaba por la calle ahora llamada del Tornillo. Estaba advocada a Ntra. Sra. de la Consolación, San Nuflo, San Lorenzo y San Martín. Se compone de tres naves divididas por cuatro arcos, que sostenían dos esbeltas columnas de mármol rojo, El altar mayor tenía un retablo que es del siglo XVIII, y encima de éste un pequeño nicho, con una también pequeña escultura de una virgen con un niño, que parece ser estaba en un pozo, tapado con una losa en la nave de la Epístola, que tenía dos altares con San Antonio y San Rafael. En la nave del Evangelio había otros dos altares dedicados a S. José y a Jesús Nazareno.

Espadaña
Como hospital no alcanzó gran importancia. Tuvo sin embargo una importante Cofradía muy antigua, de limpieza de sangre. La limpieza de sangre era un requisito esencial para pertenecer a ella. Estas normas eran una forma de discriminación dirigidas a las minorías conversas. Los padres de los cofrades debían acreditar su descendencia de cristianos viejos. El racismo y la persecución religiosa estaban a la orden del día, y eso que ya llevaba implantado el cristianismo en esta ciudad, unos cuantos de cientos de años.

lunes, 26 de octubre de 2009

ARTE CONTEMPORÁNEO EN 16 PATIOS DE CÓRDOBA, SOLO HEMOS VISTO TRES. (1)


Maceta portada

Después de la resaca de San Rafael, decidimos una vez procedido al cambio de la hora, y con el habitual jet lag o síndrome de los husos horarios (ahora hay síndromes para todo) visitar la exposición de arte Contemporáneo. Toda es imposible. Vimos sólo tres patios, de momento.

Nos dirigimos al Palacio de Orive, estaba cerrado, no había funcionario municipal para poder visitar la obra ¿La crisis? Además hay que pagar los pobres capitulares primero. Vergüenza ajena.

De allí fuimos al Palacio de Viana visitamos la obra y los patios. Siempre es un goce especial visitar los patios del Marqués. Aunque más que del noble nos acordamos de la película Pasodoble rodada en ella. La obra era el Hanging Garden (Jardín colgante), de Mona Hatoum palestina de Beirut. Muy original, pero a mí me parecieron unos sacos terreros, de cualquier trinchera, de cualquier guerra en primavera. Pero original.



Sacos terreros

De allí a Parras 5, creemos que la afortunada propietaria Maribel Navajas era la amable señora que nos atendió, la obra consistía un televisor proyectando continuamente una visita que el actor Fernando Tejero había realizado al patio. La obra A visit (Una visita), del Sr. Nedko Solakov, Búlgaro de Sofía. Vale.


Lavabo calle Parras

Luego de allí subimos a Costanillas, excelente trabajo de arreglo de la calle, ya era hora, no siempre se puede presumir de la excelencia de los trabajos, pero de este sí, pero… ¿qué ha pasado aquí? Costanillas excelente en su piso y acerado, Rinconada de San Antonio igual, creo que es la misma empresa la contratada, pero y Pastora una pequeña calle que se ha quedado como un muladar urbanístico entre dos oasis. Esperemos que no la dejen así pero otras cosas peores hemos visto.

Precioso patio el de Pastora 2, con una hermosa decoración vegetal y otra llamativa de artilugios antiguos, como sifones, gaseosas Pijuan y la Fama Cordobesa, otra suerte de botellas y más. ¡Y un camarín con una virgen!

Pero lo más llamativo eran –dicen, no los pudimos contar- 2016 moluscos gasterópodos, es decir caracoles, disfrazados de tesoro del carambolo, corriendo -es un decir- por el patio, paredes y plantas. El disfraz consistía en un barniz para que se les pudiera fijar el traje de pan de oro a la concha. Muchos, poco acostumbrados a olores fuertes -los jaramagos no huelen tanto- y a tener traje alguno, habían entregado su alma al dios de los caracoles gordos. O lo que es lo mismo, pasado a mejor vida. Por lo tanto no sabemos al final de la muestra, el 29 de noviembre, fecha de clausura de la exposición, cuántos quedaran al pie del cañón. Eso sin contar los que se perderán como recuerdo en el bolsillo de algunos visitantes. La idea Cordoba 2016 Snails (Córdoba 2016 caracoles) es del madrileño Fernando Baena.



Caracoles en arbol

Me ha llamado la atención que los amantes de los animales -yo lo soy también- no hayan puesto el grito en el cielo por la utilización artística de estos gasterópodos, al igual que el toro de lidia. A lo mejor están preparando la manifestación pro defensa de los caracoles vestidos de tesoro del carambolo y no nos hemos enterado, lo mismo que no sabemos el presupuesto de la manifestación artística. La verdad es que la originalidad de los artistas es manifiesta.

Seguiremos visitando el resto de las obras… de arte contemporáneo.

LAS RECOGIDAS.



El dibujo de Wyngaerde sigue ofreciéndome un atractivo fuera de lo común. No están completamente descifrados sus señalados monumentos. Es como trasladarse al siglo XVI y poder ver por un agujero como era la ciudad.

Esta parte, como todas, están vistas desde el Campo de la Verdad y en la fotografía de la cabecera tenemos un sector importante de la Axerquía (Pulsando sobre ella podemos visualizarla mejor así como las numeraciones). Señalado con el número dos está San Nicolás de la Axerquía, la antigua parroquia esquina Consolación con la Ribera, donde estaba adosado el Kiosco de la Ribera. Con el número tres San Pedro. A la derecha de éste, con el número cuatro la Magdalena. Y con el siete la Mancebía, situada en lo que hoy es la calle que nos lleva al Potro, que en esos años aún no comunicaba la Plaza con la Ribera. Con el número cinco San Lorenzo. Marcado con una equis, la salida de la calle de la Feria al río, lo que se llamaba el Rastro, sin la Cruz. En ese lugar hubo un rastrillo hasta 1568 que fue trasladado a otro sitio.

Pero el que nos ocupa es el número seis, ya que es el que más ha llamado mi atención hoy. Wyngaerde lo señala como Las Recogidas. Estudiando con el plano y la regla, con Google Earth, y algún otro programa, las líneas trazadas siempre me llevaban al Convento de Jesús Nazareno.

Buscando por aquí y allá en el Libro Paseos por Córdoba de D. Teodomiro Ramírez de Arellano dice:


“En 1683 el corregidor don Francisco Ronquillo y Briceño, que tan buenos recuerdos dejó en Córdoba con su amor a las mejoras, concibió la idea de recoger todas las mujeres de escandalosa vida en un hospicio, donde se les instruyese en labores propias de su sexo. Compró en 9.900 reales unas casas contiguas a este hospital, hizo la obra necesaria, en que se gastó hasta 23.000 reales -que sufragó la Alhóndiga con los derechos de la venta de vinos forasteros-, e invitó al hermano Cristóbal de Santa Catalina a hacerse cargo de aquel cotarro.

Aceptado, dio principio la reclusión, reuniendo hasta cuarenta mujeres de lo más perdido y desalmado que había en Córdoba. Allí se les obligaba a rezar y tejer tela basta para sus vestidos, y se les enseñaba a hacer encajes y otras manufacturas, hasta un día que, no queriendo sujetarse, se reunieron tumultuariamente y se fugaron de la casa; sujetóseles por el pronto, mas a poco repitieron el alboroto y quedó desierto aquel establecimiento, incorporando el edificio al del hospital, del que forma parte.”


Luego se construyó un edifico para hospicio junto al Hospital de Jesús Nazareno, y el uso era para recoger mujeres de “escandalosa vida”, que seguro sólo sería escandalosa cuando salían a la calle, cuando eran “usadas” como mercancía dentro, ocultas a los ojos de la gente no serían escandalosas seguramente. Afortunadamente no pudieron retenerlas.


Pero… hay una cosa que no cuadra, el grabado lo realiza Wyngaerde en 1567, y el hospicio parece según D. Teodomiro que lo construyen en 1683. Eso significa que hay una gran diferencia de tiempo. ¿Quién se equivoca? ¿Wyngaerde? ¿D. Teodomiro…? Creo que yo desde luego, pero Wyngaerde llama el lugar Las Recogidas ¿O dice Los Recogidos? referido a los pacientes del Hospital y entonces deberemos admitir que se refiere al que se construyó en el siglo XIII,


“por una hermandad de pañeros que luego lo abandonó. En ese estado, en 1579 se formó una cofradía de Jesús Nazareno”.


Con este último párrafo nos aproximamos a la fecha de realización del dibujo 1567, pero aún estamos lejos de tener una certeza absoluta de, a qué se refiere Wyngaerde.


Al final siempre nos quedamos con una duda razonable.

domingo, 25 de octubre de 2009

EL DITERO

Ampliación de la libreta o block, símbolo del ditero


Esta mañana un programa de TV me recordó una profesión desaparecida que en tiempos fue muy floreciente, el Ditero. El Ditero era esa persona que vendía a plazos y cobraba semanal o mensualmente una módica cantidad hasta saldar la deuda. El R.A.E. dice de la Dita, deuda (‖ obligación de pagar) 

dita 1.
(Etim. disc.; cf. it. ant. ditta, detta, cosas dichas, debidas; cat. dita).
1. f. Alb., Am. Cen., Chile y Méx. deuda (‖ obligación de pagar).
2. f. And. Pago a plazos, en pequeñas cantidades, fijadas por el comerciante o por el cliente y, en ocasiones, con incremento del interés sin el conocimiento de este.
3. f. desus. Persona o efecto que se señala como garantía de un pago.
. 

Y en Andalucía, pago a plazos, en pequeñas cantidades, fijadas por el comerciante o por el cliente y, en ocasiones, con incremento del interés sin el conocimiento de este. Y del Ditero, persona que se encarga del cobro de la deuda aplazada. Fue en tiempos de crisis una institución, siempre los veíamos con el “isocarro”, el carrillo, o la furgoneta, haciendo la venta, y posteriormente, con esas enormes libretas o ficheros, y su lápiz procediendo al cobro periódico a domicilio. Algunos llevaban una especie de mandil con bolsillos donde guardaban la recaudación. Importante ya que esa casi siempre iba en moneda.


En el barrio donde vivía, la Mezquita,  no se daba, pero en el Campo de la Verdad donde trabajaba sí. Yo me compré incluso un “cuero” –chaquetón de cuero- por medio de ese sistema, pagando un duro “cinco duros” a la semana, que quieran que no, eran dineros. Creo recordar que el chaquetón costaba 125 pesetas. Claro la ganancia estaba en la demasía o el interés que le ponía el Ditero al precio real, que normalmente desconocías.

Mi madre como muchas familias de la época, nunca compraba al contado, primero porque no disponía de efectivo para ello, y segundo porque en el fondo no se estilaba aún la compra a plazos y no la permitían los comercios. Sí, sin embargo, había unos individuos que tenían ese crédito en el gran comercio y eran los usureros intermediarios. Había una señora, esposa de un militar, que vivía por la zona de la Plaza del Moreno, que le daba unos vales a mi madre para ir a Martín Moreno, a comprar lo que necesitara hasta un límite. 

El ditero con el block y sus ayudantes (Foto Imanolsanlucar)

Para luego, periódicamente, ir a casa de la susodicha señora y pagarle mensualmente a plazos con el consabido sobrecargo, su ganancia más el descuento que le hiciera el comerciante por pagar al contado y llevarle clientes. Era una señora educada, de hablar bajito, enlutada, hasta se permitió aconsejarle a mi madre que me apuntase a los Campamentos del Frente de Juventudes. Mi madre le pidió los datos para hacerlo y le dio las gracias por el consejo. Al salir a la calle, le dije, ni pensarlo, yo no voy a esas tonterías.

Le hablaban a esta gente con el mismo respeto que se le podría hablar a un director de banco, y en el fondo sólo eran usureros que se servían de la necesidad de los demás para ganar dinero, y posiblemente los márgenes serían efectivamente usura. Pero otras instituciones hacían lo mismo como el Monte de Piedad, y no entraba en sus fines primigenios eso. Y además la usura era un “pecado” para la Iglesia. Nunca se me olvida el llanto de mi madre, cuando en la oficina de Manríquez le subastaron la colcha ¡su colcha de novia! porque no pagó a tiempo los intereses de renovación ¡Una colcha!

Diteros callejeros (Foto Gentedelpuerto)

El ditero, en realidad, era un usurero de poca monta, un vendedor a plazos simplemente, al cual muchas veces le dejaban de pagar y se las veía negras para cobrar la deuda. Aunque por otro lado, muchos han hecho grandes fortunas con ese método. Por poner un ejemplo: Francisca, había comprado al ditero un aparato de radio a válvulas. Como es natural no tenía dinero para pagar los plazos que semanalmente trataba de cobrar el ditero, casi siempre le daba puerta, o no estaba, o estaba en el médico, o no le abrían.

Francisca tenía un yerno municipal y además formaba parte también, de una organización franquista que se llamaba la “Guardia de Franco”, una especie de somatén armado -pues tenían pistola-, o de comisariado fascista de personajes muy “sui generis” por su bajo nivel cultural, en suma un conglomerado de chivatos de barrio. Dio la casualidad que el ditero llegó a tratar de cobrar la deuda, la puerta estaba abierta y Francisca dentro, no tenía posibilidad de huir o esconderse. El cobrador le increpó que llevaba varias semanas que no le pagaba nada, ella no podía articular escusa salvo la que de que no tenía dinero. 

Hojilla de la cuenta, si perdía el ditero la libreta adios.

El cobrador dijo que se tendría que llevar la radio, una dación en pago tipo americano. A esto salió, Cortés el yerno, vestido de municipal, y pegándole voces al ditero le dijo que si se atrevía a reclamarle otra vez a su suegra el dinero, le iba a pegar un tiro y a “llevárselo para arriba” –era la clásica expresión de denuncia del franquismo-, e hizo ademán de sacar la pistola de la funda. El pobre ditero, ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, salió corriendo como alma que lleva el diablo, cruzó el puente romano, como la Pantera Rosa, a una velocidad endiablada y nunca más se volvió a saber de él por esa casa, y creo que también por el barrio. Posiblemente fue sustituido por otro y Francisca quedó libre de su deuda. Ese fue un acontecimiento muy sonado.

Estos personajes tipo Robín Hood, en este caso, eran bastante peligrosos en otras ocasiones, y habían creado problemas graves a las personas. Una noche, después de salir de trabajar estaba con Juli -un compañero de trabajo, eramos cobradores de autobus-, en un bar tomando una copa y criticando –bajito con miradas previas a un lado y a otro antes de hablar- al régimen. Un individuo que estaba en la barra, que además era bizco, se acercó a nosotros y sacando un carnet de la Falange, se presentó como de la Guardia de Franco y nos dijo que estábamos detenidos, que le acompañáramos al cuartelillo de la Magdalena. 

Yo fui a intervenir de una forma radical. Pero lo que pasó fue surrealista, Juli que si había estado en eso del Frente de Juventudes llevaba un carnet que decía que era Jefe de Centuria y el bizco era inferior en grado. Le hizo el susodicho a Juli el saludo fascista con la mano derecha extendida, le llamó camarada, creo que dio hasta un taconazo, y aclaró que no había problema, que él no había oído nada de la conversación. Era una escena típicamente de una película de Berlanga, pero pasó así. Es un ejemplo de lo que ocurría con esta gente.

Libreta del ditero, hojas cosidass con dos espárragos, palomillas y madera, porel grosor

Pero como lo que nos interesa son los Diteros, aunque todo esté relacionado, tenemos que decir que desaparecieron, como desapareció el estraperlo, o la cartilla de racionamiento, y entramos en la sociedad de consumo, a la vez que en los planes de desarrollo, que curiosamente llevaban el nombre de los quinquenales soviéticos, régimen al que tanto odiaba el general. La venta a plazos se implantó en muchos comercios, la firma de muchas letras de cambio entró en liza, y se estaba germinando también la puesta de largo de la Tarjeta de Crédito, situación que, prescindiendo de los casi románticos diteros, nos estaba llevando al abismo en el que muchas familias se encuentran hoy en día, sobre todo eso de la globalización maldita y Maastrich. Ya no quedan diteros, tan sólo el del Círculo de Lectores y el del Ocaso o Santa Lucía.

Esta profesión, que en verdad, sacó de apuros, o permitió a muchas familias disponer de lo que no podrían disponer de otra manera, se estaba acabando. Muchos diteros montaron su tienda, dejaron la venta a domicilio, y ésta actualmente ha quedado para Avón, las ollas, los robot de cocina, y cosa curiosa para artilugios de índole sexual, sí, se hacen reuniones en casas con maleta artilugios sexuales, y tienen bastante éxito.

El ditero ha muerto, larga vida al ditero.*

*Me he dejado llevar por la frase que está mal expresada. Los ingleses emplean la frase long life to the King que traducido como suena es, larga vida al rey, pero en realidad lo que significa para los anglosajones es como nuestro ¡viva! Aunque es una contradicción, si ha muerto, no podemos desearle larga vida, aunque sí eterna.

Fotografías de varias páginas especialmente Gente del Puerto
Bibliografía de la vida.

sábado, 24 de octubre de 2009

CALLE TORRIJOS

Calle Torrijos

La calle Torrijos, discurre desde el cruce de la Judería, y Cardenal Herrero (Antes calle del Perdón), hasta Amador de los Ríos, en su cruce con Cardenal González (hoy Corregidor Luis de la Cerda), en el Triunfo. A ella desemboca la calle Medina y Corella, dedicada al fundador del Monte de Piedad, otro clérigo.
Es posible que el nombre de la calle no diga nada a nadie, o en todo caso a muy poca gente. Puede también que llame la atención que las otras tres calles estén dedicadas a clérigos; Cardenal González (antes), Magistral González Francés (antigua de la Grada Redonda y del Sol), y Cardenal Herrero, como en un intento de proteger con la púrpura el recinto de la Mezquita. Sin embargo ésta está dedicada a un General liberal, D. José María Torrijos y Uriarte (Madrid 20/03/1791, Málaga 11/12/1831).

General Torrijos

Exiliado en Francia por su afiliación liberal, después de muchas vicisitudes, vivió en Inglaterra durante algunos años y luego pasó a Gibraltar, en el ánimo desde allí de encabezar una revolución contra el régimen absolutista y de terror del abominable y aborrecible, Fernando VII.

Fue muchas veces aconsejado de que no pusiera pie en tierras españolas por poner con ello en peligro su vida, y no hizo caso, creído que era el momento para bajar al monarca de su trono. Vicente González Moreno, Gobernador de Málaga, le prometió que podría desembarcar en Vélez-Málaga, donde se le unirían más fuerzas, pero le mintió, era una trampa.

Embarcan en el Virgina en Gibraltar y los pilotos se equivocan y confunden la Cala del Moral de Mijas, con la Cala del Moral del Rincón de la Victoria. Allí recalan, pero ya eran perseguidos por un buque de la armada, el Neptuno, que los bombardea. El General con su gente desembarca y se dirige tierra adentro a la Sierra de Mijas y luego, buscando el camino de Málaga, se dirigen al Guadalhorce. Allí son hostigados y acaban en la Alquería, las fuerzas absolutistas habían reunido más efectivos de los pueblos vecinos. Tuvieron varias negociaciones en la que nuevamente fue engañado Torrijos, por lo que en evitación de un derramamiento de sangre, optó por la rendición, en ese momento el General comprendió todo el engaño al que había sido sometido.

Fusilamiento del General, de Antonio Gisbert Pérez, 1888 (Museo del Prado)

El día 11 de diciembre de 1831, a las once y media de la mañana, en la playa de San Andrés, una barriada malagueña, fueron fusilados. Esos eran los métodos de Fernando VII, y ese fue el final del General Torrijos y su gente. El cuadro que representa el fusilamiento, pintado por Antonio Gisbert Pérez, en 1888, está expuesto en el Museo del Prado. Espronceda le dedico al General un soneto en su honor. En la plaza de la Merced de la capital malagueña se erigió un obelisco en su recuerdo años después.

La calle que nos ocupa fue dedicada al General Torrijos en 1838, en la fachada del palacio se puso una lápida después de celebrarse unos oficios religiosos.

Esta calle contiene dos importantes edificios, la antigua Casa de Expósitos, Hospital de San Jacinto (Maternidad), hoy tablao flamenco y restaurante, y lo que fue el Hospital de San Sebastián, cuya portada es el único exponente del gótico humanístico andaluz. Entre esa portada y la puerta de entrada al Palacio de Congresos, había abierto en el muro un torno, que es donde depositaban a los niños que abandonaban, para que la Casa Cuna se hiciera cargo de ellos. El otro edificio importante es el Palacio Obispal, que anteriormente fue Alcázar califal.

Un simple recorrido por la calle dedicada al General Torrijos, del barrio de la Mezquita cuya acera izquierda es la fachada oeste del importante y único edificio, desde el Postigo de la Leche hasta el Triunfo.


Portada Gótico Humanista del Hospital de San Sebastián.

Las fotografías son de Wikimedia.org
Bibliografía: Wikimedia y T. Ramírez de Arellano.

viernes, 23 de octubre de 2009

EL ABANICO.



El abanico

Este instrumento fue en un momento un arma de coquetería femenina, luego un objeto de adorno y hoy en día cada vez se usa menos. Ayer cuando fue objeto de adorno, a la vez que refrescaba, constituía un complemento de la mujer, junto de las galas y las joyas. Había abanicos de notable valor que nuestras bisabuelas (el o la que la tuviese rica), que guardarían en sus cofres, encerrados en sus cajas de palo o cedro, labrados de filigrana, de marfil o nácar, engastados de amatistas, turquesas o esmeraldas (el que la tuviera aún más rica a su bisabuela). Sus telas de seda o cabritilla, pintados incluso por artistas famosos.


 abanicoespanol

Estos artilugios refrescantes se usaban en grandes solemnidades, en fiesta de copete o en recatadas como la Semana Santa. Había muchos modelos, de gasa, blonda y plumas (siglos pasados). Como el mantón de Manila, las joyas, o vestidos, pasaban de madres a hijas o estaban guardados en el arcón o tocador para el momento preciso. Hay grandes y caras colecciones de abanicos, que en nuestra ciudad podemos ver en el Palacio de Viana, y en otras como en Madrid, en el Museo Lázaro Galiano, donde está una de las mejores muestras. El Museo ocupa la residencia que fue del coleccionista que se llama Parque Florido.


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En los pueblos, utilizaban las damas, los pericones, unos abanicos bastante grandes, construidos con tosca madera y pintados vistosamente en papel con escenas normalmente de amor. En la feria, en mayo, cuando había corridas de toros, se vendían en las afueras de la plaza abanicos de caña. Arcaicos abanicos de cinco o seis varillas de caña y mal pegado sobre ellas un papel de color, y sobre él una lámina de algún acontecimiento histórico, o escenas de toros, o de bandoleros. Las arropieras vendían aquellos redondos de papel plegado y dos únicas varillas de caña.


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No sólo los caros, lo cual es lógico, sino los modestos si se les rompía la varilla o el remache, se llevaban a reparar igual que los zapatos. No era un tiempo de usar y tirar como ahora. Había famosos abaniqueros, al igual que paragüeros, y uno de los más importantes estaba en la Cuesta Luján, y otros en la calle de la Feria.


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Hubo un establecimiento situado en la calle de la Librería, que en principio se dedicó a la bisutería y después se amplió a fábrica de abanicos y bastones, única que parece ser hubo por esta nuestra ciudad. Luego llegó el llamado abanico japonés, que relegó a los demás. Era más barato y además la moda lo había impuesto. Aprovechando la moda del abanico japonés, y en época del romanticismo más exagerado, las muchachas aprovechaban a los poetas para que en los abanicos, estos dejaran su rima más o menos acertada. Fernández Ruano, el Barón de Fuente de Quinto, García Lovera, Otilo, Alcalde Valladares y sus colegas pasaban sudores, a pesar de estar rodeados de abanicos, para satisfacer a las románticas chicas, sin repetir rima ni floresta. No hay que olvidar el famoso Pay-Pay.



El origen del artilugio


Su origen es difícil precisar exactamente. Pudiéramos decir que es prehistórico si pensamos que para avivar un fuego era necesario algo que se asemejase. Recuerdo que en mi casa, en la cocina de carbón, había eso que llamábamos el soplillo, de esparto, en el fondo era un abanico que la moda no lo había tocado.


 Soplillo

Parece ser que los babilonios, egipcios, persas, griegos y romanos lo emplearon. Se usaba en representaciones artísticas. En Egipto, lo más antiguo que está representado, es una maza ceremonial que hay en un Museo de Oxford, y que parece ser perteneció a un tal Narmer, en torno a los años 3000 a.C. en ella se representan a dos esclavos con abanicos en un cortejo. Los abanicos egipcios eran muy grandes, de plumas y mango largo, y además de dar aire servían de espanta insectos. En algunas tumbas egipcias existen representaciones del abanico, XII, XIX y XX dinastía.


abanico3

La antigua Grecia y Roma están plagadas de referencias. Eurípides habla de que un eunuco abanicaba a la mujer de Menelao mientras dormía, para evitar la picadura de los mosquitos. Los griegos tenían varias clases de abanicos: miosoba, ripis y psigma; y eran unos atributos para la belleza femenina. Los romanos lo llamaban flabelo, y el que se usaba para espantar moscas le llamaban muscaria. En la China se atribuye su invención, a la hija de un Mandarín, la cual durante un baile agito su antifaz cerca de la cara -pues estaba calurosa-, agitando este muy rápidamente para que no le pudieran ver la cara, siendo imitado ese gesto por las demás.


abanicojapones

La prueba arqueológica más antigua, parece ser se encuentra al s. VIII a.C. para el abanico fijo. Y al s. IX d.C. para el movible, en Japón. En la Edad Media el flabelum romano pasó a formar parte de la liturgia cristiana, usándose para espantar los insectos durante la celebración y a la vez aliviar el calor del oficiante. Después queda sólo para misas solemnes papales y desaparece después del Concilio Vaticano II, conservándose en otras iglesias, como la griega y la armenia, llamándose rhipidion. También en América, ya que entre los regalos que le hizo Moctezuma a Hernán Cortés había seis abanicos de plumas. La referencia española más antigua existe en la Crónica de Pedro IV de Aragón, de que existía un antiguo oficio de los nobles del séquito real que era “el que lleva el abanico”. En 1429 figura en algunos inventarios de bienes de por ejemplo; el Príncipe de Viana y de Doña Juana (la Loca), fechado en 1565. Estos abanicos eran rígidos, de palma, paja, seda y plumas. Colón le trajo a Isabel la Católica un abanico de plumas de América.



 AbanicoNegro

El erótico lenguaje de los abanicos


En el siglo XIX y principios del XX, se usó como instrumento de comunicación, en ausencia del móvil, en momentos en los que la libertad de expresión de la mujer estaba totalmente por los suelos. Los gestos signos que se usaban eran:


-Sostener el abanico con la mano derecha delante del rostro. Sígame.

-Sostenerlo con la mano izquierda delante del rostro. Busco conocimiento.

-Mantenerlo en la oreja izquierda. Quiero que me dejes en paz.

-Dejarlo deslizar sobre la frente. Has cambiado.

-Moverlo con la mano izquierda. Nos observan.

-Cambiarlo a la mano derecha. Eres un osado.

-Arrojarlo con la mano. Te odio.

-Moverlo con la mano derecha. Quiero a otro.

-Dejarlo deslizar sobre la mejilla. Te quiero.

-Presentarlo cerrado. ¿Me quieres?

-Dejarlo deslizar sobre los ojos. Vete, por favor.

-Tocar con el dedo el borde. Quiero hablar contigo.

-Apoyarlo sobre la mejilla derecha. Sí.

-Apoyarlo sobre la mejilla izquierda. No.

-Abrirlo y cerrarlo. Eres cruel.

-Dejarlo colgando. Seguiremos siendo amigos.

-Abanicarse despacio. Estoy casada.

-Abanicarse deprisa. Estoy prometida.

-Apoyar el abanico en los labios. Bésame.

-Abrirlo despacio. Espérame.

-Abrirlo con la mano izquierda. Ven y habla conmigo.

-Golpearlo, cerrado, sobre la mano izquierda. Escríbeme.

-Semicerrarlo en la derecha y sobre la izquierda. No puedo.

-Abierto tapando la boca. Estoy sola.


La jodienda no tiene enmienda.

Partes del abanico


 Partes del abanico

miércoles, 21 de octubre de 2009

CALLE ALMONAS SIGLO XX-XXI


 Calle Almonas

Las persianas de la izquierda son las de Casa Venancio.

Como dijimos cuando pusimos en marcha la entrada Almonas siglo XIX, la seña de identidad de esta calle cordobesa ha sido su comercio, es cierto que ha ido ligado a la existencia de la Plaza Grande, al mercado de la Corredera, aunque su entidad comercial se remonte a la edad media.

Uno de los últimos comercios de solera de la calle es el que regentaba Enrique Cachinero, Casa Venancio. Las puertas de casa Venancio hacían esquina con la calleja Alcántara, Cachinero era cuñado de Juan Hernández Ruiz de Valdivia, mi amigo Juan, al que un aneurisma aórtico lo dejó en la cuneta hace unos años, y cuñado, como es lógico de su hermano César Hernández y Ruiz de Valdivia. César era una institución en la Corredera con su establecimiento de cerámica de toda la vida, primero se fue su madre y luego él.

En sus mejores tiempos no se podía circular por la calle Almonas, oficialmente es Gutiérrez de los Ríos pero los “antiguos” le seguimos llamando Almonas, que como hemos dicho en una entrada anterior significa “fábricas y tiendas de jabón”. Los tiempos de esplendor fueron de los cuarenta a los casi sesenta, luego se inicio la cuesta abajo hasta casi no quedar un comercio en la zona.

Quién no ha comprado una arropía en la Sultana; La Casa de los Niños, de López Raya; la Taberna El 6; al lado Casa Rafalito, cuántas paradas con Juli en las noches después de salir del trabajo en Aucorsa, cuando ésta era una empresa privada; Aroca el Sastre; Miguel el Barbero; Saldos ACA; Blanco el Relojero, progenitor del Blanco político actual, luego se traslado al Marqués del Boil; Ropa de José Benítez Madueño; Casa Elvira Estanco y taberna, su hermano Luís era invidente y después de una venta cogía un lápiz lo ponía del revés y hacía las cuentas mentalmente como si lo estuviese escribiendo en algún lugar invisible, sin error, y cuántas que me dejaré en el tintero por aquello de la memoria.


 Calle Almonas

Enrique Cachinero.

Casa Venancio era una institución, también sufrió sus cambios, en los últimos tiempos era una tienda de ultramarinos al uso, las latas de conservas decoraban su escaparate, pero fue un bazar. Desde hilo para pescar, carburo para la luz, aliños para matanzas, cromos para los niños e incluso muñecas de cartón, tripas para embutidos y la clásica bomba manual para el aceite que le servían en pellejos para despacharlo a granel. Las legumbres y el atún de latas del Consorcio Almadrabero. El bacalao colgado en la puerta, que seguía colgado hasta la apertura de la tarde, los arenques. Eran tiempos de represión de ese siniestro personaje “El Cabo de la Magdalena”, Manuel Monleón del que circulaban toda suerte de leyendas pero creo que la mayoría se quedaban cortas. Un pequeño hombrecillo que todo lo que faltaba en talla le sobraba en mala leche, y tenía asustado a todo el barrio.


Como habrán podido comprobar los bandazos de los productos de casa Venancio fueron adaptándose a los tiempos. En la postguerra, el producto estrella eran las algarrobas, en aquellos tiempos cualquier cosa servía para el vacío estomago. La achicoria y cebada tostada como sustituto del café, que había que tostarlo en unos bombos metálicos. Toda esa parafernalia perfumaba los alrededores. En una de las casas cercanas creo que colindantes vivía el pintor Rafael Botí, antes de marchar a los Madriles a ganarse la vida como Ingres, tocando el violín. El pintor contaba en una entrevista “Hay que ver lo bien que pinto en mi azotea oliendo a café”.

Casa Venancio fue testigo de un bombardeo en la guerra civil, en agosto murió un señor que vendía cupones en la Plaza de la Almagra, y una señora a la que no dio tiempo a refugiarse. Por ahí hay fotos del destrozo de la casa, esquina con Cedaceros. La tienda hubo de reconstruirse en la parte que daba a Almonas. Por detrás están tres arcos que corresponden a la antigua ermita y la entrada al sótano que como todos los sótanos servían en la guerra como refugio.

Pedir disculpas a quien se queda atrás en las citas, a quién con el mismo derecho que los citados tienen a serlo aquí, pero que el tiempo y mi memoria lo han apartado de estar. Toda una época como en todos los barrios, de todas las ciudades y todos los pueblos. Poco a poco el sabor de estos se va diluyendo con el paso del tiempo, y cambiando sus estructuras, y sus gentes, y no es mejor ni peor, es simplemente distinto.


 Calle Almonas

Plaza Almagra.

Foto E. Cachinero El Día.

CALLE ALMONAS SIGLO XIX


 Calle Almonas

Calle Almonas.

Durante la primera mitad del siglo XIX, había una importante industria en nuestra ciudad, ésta era la fabricación de jabones. Ésta actividad se llamaba Almonas, que viene del árabe. No solamente se elaboraban y vendían en estos comercios jabón, también se vendía vinagre y aceite. Una de las calles de nuestra ciudad, en la que existían más establecimientos de este producto, era la actual calle Gutiérrez de los Ríos, llamada antes Almonas, por la cantidad de industrias del ramo. Había como curiosidad una almona de paso que salía a la calle Huerto de San Andrés.

Normalmente este tipo de industria estaba ubicada en pequeñas casas que, con una cocina y un patio, dónde se instalaban las calderas de cobre y las artesas de madera, así como los útiles de fabricación, y un portal para la tienda, no requería de más instalaciones. En estanterías en las paredes exponían los diferentes tipos de jabones que fabricaban, el duro en barras, para la ropa y el blando para los platos en su barreño. Las tinajas para el vinagre y la zafra para el aceite, y en el mostrador la balanza y medidas para el aceite y vinagre.

Mujer haciendo jabón

Mujer haciendo jabón.

Casi toda la familia trabajaba en el establecimiento, cada uno en su parcela, incluso la chiquillería trabajaba también, recorriendo casas y acarreando la ceniza, ya que este era uno de los ingredientes principales. El propietario, normalmente el hombre, se desplazaba a la provincia, a las ciudades olivareras por excelencia para, adquirir in situ por los distintos molinos los turbios o la borra, otros de los componentes para la fabricación de esos jabones. Estos productos, por lo natural de sus formulas servían para todo uso, ya que la carencia de sustancias dañinas o químicas, lo permitían. En aquellos tiempos aún no estaban introducidos los jabones de tocador, y las ventas de los que nos ocupan, daban para todas las almonas de la calle.

A primera hora de la mañana, las amas de casa salían para hacer la despensa, e incluso se generaban algunas colas en estos establecimientos, ya que la mujer que no tenía que comprar dos cuartos de jabón blando para los platos, o un cuarterón de duro para la ropa, siempre tenía que adquirir un cuartillo de aceite o un real de vinagre.


Máquina Jabón

Caldera para hacer jabón.

Los jabones de las almonas cordobesas estaban muy acreditados en el país, se daba la circunstancia que venían de otros lugares de España, comerciantes con otros productos, los vendían aquí y se marchaban con el cargamento de jabón para su lugar de origen.

Circuló una historia de un industrial de una almona, que parece ser tenía una considerable fortuna en la casa, en ella vivía solo con un muchacho que se había traído del pueblo para ayudarle cuando la edad le estaba causando problemas. Cierto día murió de repente y el chico no comunicó su muerte hasta no haber encontrado los dineros, no sin antes haber agujereado la casa hasta dar con ellos. La riqueza y el despegue comercial que tuvo a posteriori el joven en los diversos negocios en los que se metió, se la achacaban a la historia del tesoro del viejo jabonero.

D. Teodomiro Ramírez de Arellano dice en su obra Paseos por Córdoba, de la calle:

“La calle de Almonas baja desde el Realejo hasta la plazuela de la Almagra. Es una de las más largas y con más afluentes de Córdoba. Desde su arranque hasta la esquina de la Rehoyada de Regina pertenece al barrio de San Andrés, y de allí adelante al de San Pedro. El primero de los dos trayectos es triste y sombrío, no así el otro, que es mucho más alegre; ambos son de los sitios más concurridos de la ciudad, particularmente en las primeras horas de la mañana.

Vamos a decir algo de la parte del barrio de San Andrés. En primer lugar encontramos la casa número 64, propia de los herederos del señor don Antonio Gutiérrez de los Ríos, distinguido jurisconsulto cordobés que ha desempeñado cargos de gran importancia en Madrid y que ha representado muchas veces en las Cortes a la provincia de Córdoba, donde falleció en 20 de marzo de 1873. En esta casa, que es muy hermosa, conservan varias pinturas de mérito, entre ellas una Concepción, gran tamaño, de Castillo.”

En el segundo párrafo nos indica D. Teodomiro las razones por las que después y hasta nuestros días la calle se llama así en honor de D. Antonio Gutiérrez de los Ríos. Esta calle y hasta hace pocos años era una de las calles de más comercio de nuestra ciudad, fue paralela a la existencia del Mercado Central de Abastos de la Corredera, una vez éste desapareció, y cambiaron las costumbres por las grandes superficies comerciales y el automóvil, el declive de la calle Almonas (se la siguió llamando así y se lo sigue haciendo) fue definitivo, pero eso da para otra entrada en el blog, que podría ser Almonas siglo XX-XXI.

El RAE dice de la palabra almona (Del ár. hisp. *máwna, y este del ár. clás. ma'ūnah). And. jabonería. 2.-f. Cád. Pesquería o sitio donde se pescan sábalos. 3.- desus. Casa, fábrica o almacén público.

Tacos jabón

Tacos de jabón casero.


Bibliografía: Paseos por Córdoba, RAE y R. Montis. Fotografía de Cordobapedia.

martes, 20 de octubre de 2009

EL TERREMOTO DE LISBOA DE 1755 Y SUS EFECTOS

 Grabado terremoto
Grabado de 1755 mostrando la ciudad en llamas y el maremoto echando a pique los barcos del puerto.

El terremoto de Lisboa fue uno de seísmos más importantes que han ocurrido en Europa. Causo la muerte aproximadamente a unas cien mil personas. Tuvo lugar el 1º de noviembre de 1755, lo siguió un enorme maremoto y un gran incendio, y causó la destrucción de la totalidad de la capital portuguesa. Trasladado a nuestro tiempo tendría un 9 en la escala de Richter, prácticamente la destrucción total, y su epicentro fue a unos 200 kilómetros del cabo de San Vicente en el Océano Atlántico.
Cuentan las crónicas de la época que, duró entre seis y nueve minutos, causó grietas en la ciudad de más de cinco metros de anchura. Desde los muelles pudieron ver como se retiraba el mar dejando a la vista el fondo del estuario, y casi una hora después tres maremotos con olas de entre seis y veinte metros engulleron el puerto y la zona centro de Lisboa subiendo Tajo arriba las olas. En los sitios que no hubo maremoto los incendios asolaron, durando estos hasta cinco días.
En aquella fecha Lisboa tenía unos 275.000 habitantes, de ellas murieron unas 90.000 y otras diez mil o más lo hicieron en sitios tan distantes como Marruecos y Ayamonte (Huelva). Se registraron daños de consideración en toda España, y sobre todo en Andalucía. En Córdoba se dañó la Catedral, en el coro se produjo una grieta en su muro norte de arriba abajo, el Arco de Bendiciones o la Puerta de las Palmas, del Patio de los Naranjos que está formada por dos arcos de medio punto paralelos, el movimiento desplazó uno de estos arcos que aún continua así. La grieta mencionada anteriormente del coro posiblemente con la reforma interior haya sido reparada.
El noventa por ciento de los edificios lisboetas fueron destruidos, incluyendo palacios y edificios oficiales, así como los templos. Lo que no destruyó el seísmo después acabó con ello el fuego. El Palacio Real cerca del Tajo fue atacado por el terremoto y luego el maremoto, los 80.000 volúmenes de su biblioteca y muchas obras de arte quedaron destruidos totalmente.
Los datos de expediciones portuguesas importantes, como por ejemplo de Vasco de Gama y otros navegantes desaparecieron totalmente. Un Hospital fue destruido por el fuego con todos los pacientes dentro. El Convento de Carmo fue dejado en ruinas hasta nuestros días como recuerdo de la tragedia.
 Convento Carmo
Ruinas del Convento do Carmo en Lisboa.
Muchos animales, con su instinto especial para detectar lo que iba a pasar, huyeron a lugares más altos de la ciudad. En el Algarve también la destrucción fue enorme. Los efectos del terremoto se dejaron sentir en toda Europa e incluso en los confines de ella, en Finlandia, así como en norte de África. El oleaje se dejó sentir al otro lado del Atlántico, en Martinica y Barbados con olas de gran tamaño. Las costas inglesas también sufrieron un maremoto, de menor intensidad midiéndose olas de tres metros
En nuestro país se contaron unos 5.000 muertos. En Sevilla afectó a la Giralda y a la Torre del Oro. De la Catedral de Salamanca incluso se pensó en su derribo, aún esta inclinada la cúpula de la Clerecía. Para proteger la torre de la catedral se levantó un muro que aún subsiste, y el cimborrio se desmontó. En Valladolid la torre de la catedral sufrió daños cuantiosos y posteriormente, en 1841, se derrumbó a causa los mismos. Las torres de la Catedral de Jaén se agrietaron, lo que obligó a construir el Sagrario para darle consistencia. El Castillo de Alcaudete se abandonó a causa de los daños. La Catedral de Baeza no pudo resistir y se desplomó así como la cúpula de la Iglesia de San Andrés. 1000 personas murieron en Ayamonte. En Lepe 400, y el 90 % de la flota pesquera fue destruida. Las murallas del puerto de Cádiz fueron destruidas, la ola del maremoto alcanzó unos quince metros de altura. Como consecuencia del seísmo surgió una isla en la costa de Huelva que hoy es Isla Cristina.
La familia real portuguesa se salvo de casualidad pues estaba fuera de la ciudad. El monarca José I nunca olvidó el susto y evitó vivir en un palacio, por lo que hubieron de instalar un complejo de tiendas debido a su claustrofobia, que no le abandonó hasta su muerte. El actual Palacio de Ajuda se construyó después de su muerte donde estaban instaladas las tiendas.
El primer Ministro Marqués de Pombal sobrevivió también y cuando le preguntaron qué hacer, dijo: Cuidar de los vivos y enterrar a los muertos. Inmediatamente comenzó la reconstrucción y en menos de un año ya se veían resultados. Muchos cadáveres fueron echados al mar para evitar problemas de epidemias, en la desembocadura del Tajo. Saqueadores fueron ejecutados en evitación de que los desordenes se ampliaran.
Contrató el Marqués de Pombal a ingenieros y arquitectos extranjeros y los nuevos edificios estuvieron diseñados para tratar de minimizar otro posible terremoto. Se construyeron diseños para hacer pruebas. El urbanismo de la ciudad fue ordenado, calles rectilíneas anchas y grandes manzanas, le preguntaron el porqué de su anchura y el Marqués dijo: Ya se quedarán pequeñas. En menos de un año ya se observaban las nuevas edificaciones.
El marqués de Pombal ordenó hacer detalladas encuestas sobre determinadas características del terremoto. Las parroquias del país rellenaron con los datos que se le pedían, duración, efectos, comportamiento animal, pozos y albercas, todos lo que pudiera significar algo. Con el estudio detallado de esos datos se pudo reconstruir el suceso, ese hecho considera al Marqués de Pombal el precursor de la sismología de nuestros días. Este suceso no se libró de la disquisición posterior de los filósofos que teológicamente los desplazó, un país católico evangelizador que había sufrido la “ira de Dios” ¿Por qué?. Tuvo una gran incidencia en la cultura y filosofía. Kant recogió cuanta información pudo y formuló una teoría sobre causas de terremotos, que aunque errónea fue la primera tentativa para explicar los seísmos como una causa natural antes que sobrenatural.
 Lisboa 1
 Lisboa 2
 Lisboa 3
 Lisboa 4
Relación de daños en la ciudad de Córdoba y provincia

La citada relación sobre los daños, recogen todos cuantos acontecieron en nuestra ciudad por culpa del seísmo en ese primero de noviembre de 1755. También los daños en la provincia y la importancia que no hubiese desgracias personales si la comparamos con Lepe y otras poblaciones de suroeste de Andalucía. Claro está, desde una perspectiva religiosa católica y utilizando lo que pudiese ser utilizado en pro de ese credo.

Siempre que en la infancia entrabamos con nuestros juegos en la Mezquita, era comidilla las enormes grietas de la pared de la Catedral y el desplazamiento del arco de la Puerta de las Palmas o llamado Arco de Bendiciones, pero en ese tiempo no podíamos, por lo menos yo, comprender la magnitud de lo sucedido. Hoy sin haber profundizado en el tema tenemos una visión apocalíptica de lo que pudo ser en ese tiempo esa catástrofe.

Texto firmado por D. Gabriel Vicente Jurado, Secretario, sobre el terremoto de 1775 y publicado por D. Teodomiro Ramírez de Arellano en su libro Paseos por Córdoba.
“Terremoto de 1755,

:Misericordia Dei quia non consumte sumus

Sábado primero de Noviembre de mil setecientos cincuenta y cinco en que la Universal Iglesia celebra la festividad de todos los Santos, habiendo amanecido muy claro, y muy templado, á las diez de la mañana, minuto mas ó menos, repentinamente sentimos todos cuantos vivíamos en esta Ciudad de Córdoba un ruido tan grande, que llamo la atención de todos, aunque se persuadían á ocasionarlo los coches; pero instantaneamente se comenzo á estremecer la tierra, y todos los edificios con tanta violencia y vaybenes que no hubo persona que no se persuadiera que todos quedaríamos sepultados entre las ruinas de las propias habitaciones, durando todo este primer estremecimiento medio cuarto de hora, en cuyo tiempo se vieron flaquear todos los mas fuertes y eminentes edificios, unos abriéndose por sus techumbres, otros bamboleándose de uno á otro lado, como si fueran debiles cañaverales agitados de oleadas del viento; y habiendose suspendido como otro medio cuarto de hora, repitio el mismo ruido y temblor con poca menos violencia que el primero, pero con solo un minuto de duracion: esta repeticion acobardo hasta los mas varoniles animos, saliendose los mas de los que estaban en los templos (á cuya hora los mas estaban en los Divinos oficios) huyendo al despoblado, para escapar con vida, siendo tanta la confusión de todos, los clamores y quejidos que obrando sin libertad y sin consejo unos huian del riesgo, y otros se metían en mayor, sin saber cuales acertaban. No es ponderable ni decible cuanta era la turbacion de todos; porque ni el que pedia confesion acertaba á hacerla, nilos sacerdotes á absolver, consentidos todos en ser este dia el de su juicio particular.


Cesó finalmente este dia, cuyos efectos referiré, dando principio por la Catedral en la que se acababa el sermon al mismo tiempo que comenzó el ruido. Era de misa D. Pedro de Cabrera, Canónigo (Dean que fue tambien, y lo renunció libremente sin reservarse pension en D. Francisco Javier Fernandez de Córdoba) quien luego que sintió y conoció el fuerte terremoto, y que todos desamparaban el coro, abrió el Sagrario, y sacando el copon, donde estaba el SSmo. tomándolo entre sus manos se mantubo inmoble, y los Diáconos de rodillas, hasta que ceso, para proseguir su misa, que concluida, fue con todo el Cabildo en rogativa á la capilla del Sagrario, y lo continuaron por nueve dias; estaba entonces el coro en la capilla y nave de Ntra. Sra. de Villaviciosa (por estar poniendo la nueva sillería en el coro mayor) y se observo que con averse estremecido muchas veces todas las naves y capillas, desprendiendose varios desconchados en toda la dicha capilla y coro, no cayo ni una la mas minima. La Torre mayor de las campanas (que es la mas hermosa de la cristiandad) se maltrato muy mucho cayendose sobre la sala de la Audiencia Eclesiastica un barandal de piedra del segundo cuerpo, quedando este y el tercero condenados enteramente y sin que puedan tocarse las campanas. El resto de la Iglesia padecio tambien, aunque no tanto.

En el Palacio Episcopal quedaron inhabitables los cuartos del Provisor y del Fiscal, y la escalera ordinaria condenada. La mitad de la bobeda de la capilla mayor del convento de San Francisco se cayo, y derribo el tercer cuerpo del retablo. La torre de la parroquia de San Lorenzo quedo condenada á derribarla. La de Santa Marina muy mal tratada. En la Iglesia y bobeda de la Compañía se avrio por varias partes, y cayo una ó dos piedras por el altar de San Javier. En la puerta de Placencia se cayo un pedazo de muralla. Estos fueron los daños mas considerables, y conocidos. Otros muchos mas se esperimentaron en casas particulares, dejandolas inhabitables, por todo el casco de la Ciudad cayendose algunas paredes, y tejados, pero con tanta felicidad, que ninguna persona perecio, ni recibio daño en todo este vecindario, sino solo una muchacha, que estando en la Iglesia del Convento de Sta. Inés, y viendo que la Santa que estaba en el Altar mayor se bamboleaba, juzgando con sencillez, que la llamaba, se cerco al altar, al tiempo que la imagen se cayó, y dandole en parte de la cabeza, la hirio, pero muy presto ha sanado. Los efectos en las almas han sido grandes, porque se han hecho muchas confesiones generales, y concordados muchos animos enemistados. El Cabildo de la Catedral celebro el dia siguiente Domingo, una fiesta solemne en acción de gracias á Nuestra Señora de Villaviciosa, concurriendo la Ciudad.

Despues de esto el dia siete de dicho mes acordo el dicho Cabildo ir en procesion el dia diez, con asistencia del Clero y Ciudad si gustaba, á la Hermita del glorioso Arcángel Sor. San Rafael Custodio de esta Ciudad, (y lo mismo todos los años en el dia siete de Mayo, haciendo voto de ello) llevando á Ntra Sra. de Villaviciosa (los mismos Prebendados) y á San Sebastian (los colegiales de San Pelagio) cantandole alli una Misa solemne con sermon, que predicará el Ldo. D. Antonio Caballero, Canónigo Lectoral; y musica, en acción de gracias, (lo que se practico el dia 15 por haber llovido mucho el 9, y aun el 10; saliendo por la puerta de Sta. Catalina á la calle del Baño, por las muchas obras que habia en Pescadería, calle de la Feria, la del Potro y Compañía, Arco real, Zapatería y Calle de San Pablo hasta Santa Maria de Gracia, y a dicha hermita, volviendo por la misma estacion, que se concluyo á la una menos cuarto, habiendo comenzado la Campana a las 6 1/2). También acordo el Cabildo, que el dia 11 se cantara en la Catedral una fiesta solemne á S. Dionisio Areopajita, y el dia 14 otra á S. Felipe Neri, abogado de los Terremotos, lo que se hizo con asistencia de la Ciudad, y el Gobernador y Provisor mando por un edicto que en los dichos dias 10 y 11 y 14 se manifestara al SSmo. en todas las Parroquias, y de consejo se aunaran los mismos días, y que se predicara, y exortara al pueblo á implorar la misericordia de Dios. Posteriormente determinaron que el dia 24 de dicho mes octavo de los Stos. Patronos, iria el Cabildo al Convento de los Santos Martires (por no haberse podido el dia propio, á causa de llover mucho) y que concluida alli su fiesta, se volverían yendo á la Parroquia de S. Pedro, y tomando la Arca de las Reliquias de los Stos. Martires, y la Imagen del Arcangel San Rafael, se llevarían á la Catedral donde el dia 25 se les hiciera una fiesta Solemne, predicando el Ldo. D. Antonio Caballero (como en la hermita de S. Rafael) y el siguiente que se celebra la invencion de dichas Sagradas Reliquias, y ha de ir el Cabildo á dicha Parroquia en procesión á cumplir su fiesta anual, se volverían en dicha procesion las mismas Reliquias, dando aviso de todo á la Ciudad, y teniendo en dicho dia en la referida Parroquia mientras la fiesta, el SSmo. Sacramento, todo lo cual se egecuto así, asistiendo Clero, Ciudad, y pueblo con gran devocion, y los demas dias del anual octavario se celebraron con mucho concurso, y edificación de todos.

Repitio el temblor muchas veces, aunque con tan leve estrepito, que la mayor parte de las personas no los sintieron, y los que mas se han advertido hasta hoy, que escribo esto, demas de los del primer dia de Noviembre fueron el dia 8 á las 9 1/2 de la mañana; dia 16 á las 8 1/2 de la mañana por dos veces inmediata la una á la otra, este mismo dia á la media noche; y dia 17 de este mes Noviembre á las 4 3/4 de la mañana, durando el que mas de estos, menos un minuto.

El estrago mayor y mas cierto que hasta ahora se ha sabido, fue en la ciudad de Lisboa, la que quedo arruinada mas de tres cuartas partes, pereciendo mas de cincuenta mil personas entre sus ruinas, y el vorac fuego que se prendio en ellas, demas de lo que consumio el mar con sus estrañas furias, y salidas, las que igualmente se esperimentaron en todas las costas del Occeano con correspondientes destrucciones de pueblos y muertes de personas. En Cadiz también hubo muchas desgracias, mas por las salidas del mar que por el terremoto; y á corta diferencia en todos los lugares de la costa, saliendo el mar por partes mas de media legua. En Sevilla quedo la Catedral sin poderse celebrar en ella los oficios Divinos, y lo mismo en otros muchos templos, y la Giralda condenada; y fueron cinco las personas que perecieron. En Madrid fueron solas dos; y en Granada algunas heridas. De Marruecos, Mequinez, y gran parte de la África, refieren relaciones impresas mayores ruinas que las de Portugal; pero ponderan mucho, y mienten mas, pues una de ellas impresa en Cadiz de lo acontecido en esta Ciudad y su Obispado, trae mil mentiras averiguadas de Bujalance, Cañete, Luque y Belacazar; con que no se les puede dar el crédito, que á todo lo que aqui llevo escrito, que es la pura verdad, mandada escribir por los Sres. de este Cabildo de Universidad para memoria y noticia futura; y para que conste lo firmo en dicha Ciudad de Córdoba á diez y seis de Diciembre de mil setecientos cincuenta y cinco años.- Gabriel Vicente Jurado, Secretario.” (sic)

Blibliografía:
Wikipedia
Actas, Puerta de osario
Paseos por Córdoba.

LA PUERTA DE ANDÚJAR Y LA TORRE DE LOS DONCELES.

Vista interior de poniente o desde la plaza de la Magdalena, de la Puerta.


En un texto de José Manuel Escobar sobre el recinto amurallado de Córdoba, y referido a la Puerta que nos ocupa, la llamada de Andújar, dice que:
“A escasa distancia de la puerta de Plasencia la muralla formaba ángulo y se dirigía en sentido NE-SO, paralela a la actual calle María Auxiliadora, a la que llegaba después de formar una serie de ángulos entre la calle anterior y la Plaza de la Magdalena. Entre estas dos puertas existían, según Orti Belmonte, una serie de torres rectangulares de la época almohade y almorávide. La Puerta de Andújar –no reseñada en la descripción de Vaca de Alfaro- se encontraba defendida por dos torres iguales unidas por un arco, estando a su lado una especie de fortaleza que primitivamente eran dos torres, de las que se formó una sola al unirse con un doble lienzo de la muralla (Libro de las Tablas, 1281). Esta torre se conoció como la de los Donceles, juntamente con la Puerta, que se cerró y cambió de sitio en el siglo XVI, se encontraba, según Ramirez de Arellano, muy descuidada desde poco después de la conquista de Córdoba.”
Sobre la Puerta de Andújar dice D. Teodomiro:
Dando comunicación con el campo, hay un portillo, conocido por la Puerta de Andújar, por ser la salida del camino a dicha ciudad, según unos, o porque cuando la conquista de Córdoba entraron por aquel punto los soldados que formaban la legión con que los auxilió Andújar. Sea lo que quiera, aquel sitio, uno de los más nombrados en su día, ha perdido por completo su importancia. A un lado se ve una torre amagada a la ruina, resto de la antigua de los Donceles, una de las fortalezas que defendían la ciudad y sólo podía cederle la primacía a la que llamamos la Calahorra.”
Y continúa diciendo D. Teodomiro Ramírez sobre la Torre de los Donceles.
” Formaba dos torres, completamente iguales, unidas por un arco, dándolas comunicación en la parte alta y teniendo abajo una de las puertas de la ciudad. Era una de las alcaidías de Córdoba y debía su título, a estar guardada por la parte más joven del ejército cristiano y servir después de reclusión a los hijos de los nobles cordobeses que cometían alguna falta. Los nuevos alcaides, prestaban en ella su juramento, estando veinticuatro horas antes en una de las dos pequeñas habitaciones que formaba, sin comunicación con persona alguna; por consiguiente allí estuvo cumpliendo aquella obligación el famoso D. Diego Fernández de Córdoba, que prendió al Rey Chico de Granada. Muy descuidada desde poco después de la conquista, en 8 de marzo de 1557, se hundió una de las torres que estaba en terreno hoy dentro de la plazuela: entonces se reedificó aquella parte de muralla y varió la puerta frente a la calle de los Muñices, donde la hemos conocido, dándole también una forma gótica, cerrándola en 1836, cuando la invasión del cólera y así ha permanecido hasta su demolición. La torre, que tantos recuerdos encierra, desaparecerá también pronto, si alguien no acude a su remedio. Cuando la primera de estas dos reformas, se construirían las casas de la calle del Crucifijo, pues no es probable que la antigua puerta diése a una calleja; además es sabido, que la muralla en todo el recinto de Córdoba, estaba independiente de las casas y demás edificios. Cuando la puerta estaba en uso, la casa número 21 era un peso de harina como el de Martos y el Puente.”
El Semanario Pintoresco Español de junio de 1843, hace una extensa descripción de la torre y de su uso. En los planos de la ciudad de 1811 y 1851 figura el Portillo o Puerta de Andújar perfectamente señalado, así como el puente sobre el arroyo de San Lorenzo, lugar donde se iniciaba el camino de salida de la ciudad, paralelo al Convento del Carmen. Posteriormente se procedió a la urbanización del sector encauzando el arroyo y construyendo la Ronda de Andújar que es la única referencia que nos queda de la Puerta, así como unas columnas símbolo parece ser donde estuvo el Portillo.
La torre tuvo como inquilinos a los asesinos del Marqués del Villar al que dieron muerte en las callejas de Corpus Crhisti (hoy calle Marqués del Villar) por una discusión sobre toros, a los que el Marqués era muy aficionado. La Torre de los Donceles era una especie de cárcel -como cita D. Teodomiro-, o prevención para la nobleza, para que ésta no se mezclase con los delincuentes normales en una cárcel normal. Era una Alcaldía de la ciudad y su nombre, Donceles, era debido a la juventud de sus caballeros que eran los encargados de su defensa.
Un rincón más de la ciudad al que el abandono y la piqueta del siglo XIX, trasladaron a la historia reciente de Córdoba.
Puerta de Andújar