viernes, 4 de mayo de 2018

CALLE IMÁGENES 2018: IMÁGENES CONTRA EL PLÁSTICO

Cartel anunciador

Todos sabemos la barbaridad que significa para nuestra civilización el plástico, los plásticos, las bolsas, las botellas, etc. Este año 2018 el colectivo vecinal de la Calle Imágenes, fiel a su denuncia anual, en el festivo mayo cordobés, los asemeja a monstruos, que en realidad es lo que son, feroces monstruos contra la sociedad. Primero inventaron las grandes superficies pagarlas, cuestión que les ha significado unos notables ingresos (antes no las cobraban), no dan puntadas sin hilo.


  

Los que peinamos canas, nos acordamos como nos la metían floja, el tendero del barrio, al vendernos papel de estraza a precio de jamón, que era el producto más caro, porque en las tiendas de barrio no vendían angulas ni caviar. Era un papel basto, con partículas de todo tipo, que pesaba lo suyo pero que era degradable, servía para liar otra cosa, o sucumbía al fuego sin más.




Luego estaban las compras siempre al por menor, que se efectuaban en canastos de mimbre que servían toda la vida, o de alambre que eran las hueveras. Todo era reciclable. Incluso para el vino a granel, llevábamos nuestra botella de casa. Por lo tanto la contaminación era mínima, además en algunas casas (en la mía no), se aprovechaba el papel de periódico para limpiar zonas, como aquellas donde la espalda pierde su noble nombre, a riesgo de convertirse en columnas de libre expresión del último asesinato de El Caso.   




¿Eran mejores o peores tiempos? Ni mejores ni peores, distintos. Eso sí se aprovechaban más los recursos de la naturaleza, se reparaban los electrodomésticos, el que los tenía, y estos no eran de usar y tirar. A los zapatos se le ponían medias suelas y tacones, y las ropas eran terminadas de usar por el hermano menor, al igual que los libros. Pero el desenfreno actual del gasto, a todas luces inútil, hace cambiar de TV a la primera avería, o de móvil como por moda.




Los recursos son finitos. El otro día reparé un TV a mi vecino, de esos que le gustan al registrador de la propiedad de Santa Pola, pues tenía roto el cable y conector de alimentación. Él de avanzada edad, dijo de comprar un nuevo televisor solo por ello. La reparación consistió en un cable nuevo y el conector hembra con filtro antiparasitario incluido. El costo de los materiales 10 euros. La mano de obra de un jubilado, cero euros. Pero evitamos el que un televisor que aún puede dar bastante juego, pasase al montón de la chatarra que, si la de los plásticos es grave, la de los materiales electrónicos es si cabe igual o peor.




Interesante labor de concienciación para los pequeños vecinos de la calle Imágenes, creadores de esta variedad de monstruos de plástico, que cuelgan de los alambres que se entrecruzan, cosiendo el cielo de la calle Imágenes. A la vez que hacen arte, comprenden lo que no debe ser. Otro año más, y esa es la pena para algunos, lo pronto que llega la critica anual de los vecinos de la calle Imágenes, y ya van catorce años, que se dice muy pronto, desde aquel Imágenes de Flores del 2005.







Fotos y Vídeo del autor

4 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Paco, muy interesantes tus reflexiones sobre la utilización de los recursos y el abuso de los nuevos materiales. Éste que escribe, esta hasta el gorro de que le tomen el pelo. He asistido a multitud de manifestaciones de todo tipo. Una de ellas fue sobre el reciclaje de los plásticos. Les haces el trabajo en casa y llegan seleccionados a los vertederos. Que se consigue con esto, pues nada de nada. Al llegar por separado se quita mano de obra directa, y el crecimiento exponencial del personal defectivo.
Los plásticos igual que los neumáticos se amontonan y, accidentalmente arden. Hay que ver qué mala suerte, tienen los vertederos.
Hay gente de muy buena fe denunciando estas cosas, pero hay otros que…
Un día en Bilbao uno de estos se acerco a una mujer que llevaba un abrigo de piel, y le monto la de Dios es Cristo. Como siempre me meto donde no me llaman, dice la Jefa que cualquier día me van a dar unas hostias, le dije al bronquista: Deja a la señora en paz, y mírate tú, que llevas cinturón y zapatos de cuero.
Como aquí nos conocemos todos vemos a muchos de estos como en los supermercados compran toallitas húmedas, esas de usar y tirar, que terminan en el retrete.
Hace unos meses reventaron las alcantarillas del pueblo, a causa de un tapón ocasionado por las dichosas toallitas.
¡Ah! Lo de los electrodomésticos se las trae. Tienen fecha de caducidad igual que cualquier artículo de consumo. Tenemos mucho para, pero según los productores, habría mucho más si esto no fuese así. Los calificativos me los guardo pero…
Un abrazo, salud y República

Paco Muñoz dijo...

Buenos dáis amigo Patxi, nada que añadir a lo que comentas. A mí me comentaron en cierta ocasión algo sobre las baterías, que están amontonadas en el vertedero, así como así. Y que no se recicla nada más que un porcentaje mínimo. Independientemente de eso que comentas de quitar la mano de obra directa. Luego están las incongruencias que tenemos todos. Lo de las toallitas es tremendo, en mi bloque tenemos un piso habitado por una familia que dicen que las echan al water. Ya tuvimos un atranque en el bloque por ello. Y lo de la obsolescencia programada es tremendo, yo lo he vivido con impresoras y otros aparatos, tienen un chip que mide cuando debe "romperse".

Salud compañero

Anónimo dijo...

Lo de las toallitas es, como otras cosas de la vida, cuestión de civismo, y saber que hay cosas que no se pueden echar en el inodoro. En mi casa se suelen usar (para darle un repaso a ciertos zapatos que son más delicados son ideales) y terminan en la papelera. Y lo de comprar electrodomésticos nuevos porque se ha roto un cable o pieza que costaría diez o quince euros creo que es propio de estos tiempos alocados donde no se le da valor a lo que se tiene; donde hay que tener el televisor de plasma más grande que haya porque cuanto más grande mejor todo. Eso sí, en los estantes de los muebles ningún libro.

Lo de la gente esa que compra un móvil cada tres meses lo dejamos para otro día. Saludos.


Carlos

Paco Muñoz dijo...

Carlos muchas gracias:nada que añadir a lo que comentas que comparto. Y hay mucha tela que cortar. Un fuerte abrazo