jueves, 16 de marzo de 2017

ERMITA DE SAN MATEO, EN LAS ERMITAS DE CÓRDOBA

Fachada sureste de la ermita de San Mateo o principal

Cuando te desvías en la cruz con la hornacina y cráneo de Ricardo Martell y Bernuy, Conde de Torres Cabrera consorte, después de pasar el paseo de los cipreses, te encuentras la Ermita visitable de la Magdalena y antes de llegar a la iglesia, el cementerio. Doce nichos tapados, en un agradable rincón en la que puede pasarse tranquilamente -no podría ser de otra manera-, toda la eternidad. Antes siempre había uno destapado como esperando huésped, después se cerró y dejó de ser cementerio. Una lápidas en el suelo señalan los ocupantes que las usaron.

 Señaléctica

Al mirador

En el lado derecho hay una discreta escalera, que sube a una terraza, para después, por una corta estrecha y empinada senda, ir al paseo que conduce a la ermita y mirador de San Mateo. Otro camino, el lógico, es pasando la Hospedería a la izquierda, subimos la cuesta de la fachada norte y allí nos encontramos la señalización, "San Matías, San Mateo", y en otro lugar cercano, "Mirador de San Mateo". Hay que manifestar que este lugar no es de acceso habitual del público. Como ya hemos subido la cota correspondiente 475 m.s.n.m., desde la explanada de la hospedería hasta el camino que vamos a seguir, que está en la cota 490 m.s.n.m. la senda hasta la Ermita de S. Mateo es llana siguiendo esa curva de nivel.

La escalera a la derecha del cementerio, un atajo

 El atajo arriba despues de la escalera que no subi

En primer lugar casi tocamos el campanario, a la izquierda. Luego el sendero con escaleras citado anteriormente que, ahora baja al cementerio desde aquí. Del paseo de los cipreses sólo vemos sus puntas afiladas, además de otros enormes ejemplares arbóreos. A la derecha roquedales, con la impresión de haber sido talladas algunas rocas para usarlas de maceteros gigantes. Pasamos un lugar de encuentro, con asientos de troncos, una cruz y un mensaje. Un robusto eucaliptus y sigue el paseo entre un sano y viejo olivar.

 
El lugar de encuentro y el sendero

Escasos ciento treinta metros de camino nos llevan a una pared de mampostería con un arco y una pequeña cancela, a su derecha un ventanuco. Tres metros de pared encalada más a la derecha de la puerta, con un madero vertical fijado en ella. Se ha caído el travesaño de la cruz que la configuraba. Por dentro la pequeña casilla que completa la Ermita. 

 Al fondo la ermita entre el olivar

Más cerca la puerta y la cruz sin travesaño

A la izquierda de la cancela el rótulo en madera de la Ermita, "San Mateo". Dedicada al apóstol y evangelista de la tradición cristiana. Según Lucas era Leví, el hijo de Cleofás y Alfeo, que recaudaba impuestos en Cafarnaúm, y fue publicano, oficio despreciable para los judíos antiguos. Sin embargo Marcos ya lo llamó Mateo. Se representa por un hombre alado. Pero doctores tiene la institución y ... lo importante en este caso es el patrimonio.

Talla de "maceteros" en la roca

El rótulo en la pared

Esta Ermita es una de las trece que tiene el recinto, la última que se rehabilitó en 2009, la que hace el número de doce en perfecto estado de conservación, sólo queda pendiente la de San Matías. Todo ello gracias a la labor de rehabilitación de la Asociación de Amigos de las Ermitas. Su fachada principal mira al sureste, con el habitual banco corrido delante y su recoleto jardín o huerto. Debajo a unos cincuenta metros la Portería, y más abajo la ciudad y el valle.

La inscripción en el dintel

El aviso de abrir la puerta

Una ventana enrejada y una puerta con lápida en el dintel, con la siguiente inscripción: “ERMITA DE SAN MATEO. A DEVOCION Y EXPENSAS DE LOS SERENISIMOS SRES. INFANTES DE ESPAÑA DON CARLOS MARÍA ISIDRO DE BORBÓN Y SU ESPOSA DOÑA MARÍA FRANCISCA DE ASIS BRAGANZA Y BORBÓN; AÑO DE 1830”.

El "hall"

La lámina de San Mateo y los cuadros

Hay por ahí unas fotos de su visita a Córdoba y a las Ermitas a mediados del siglo XIX. La ermita desde que los borbones sufragaron su construcción ha durado 179 años. Seis años después, este señor, Carlos María Isidro, inició las guerras carlistas, por la pretensión al trono. Ya se peleaban y asesinaban por ello, con veneno y dagas reglamentarias, las monarquías "electivas" visigodas, por lo que no es nada nuevo. Parece que la relación con este Sr. acarreó a la Comunidad religiosa algún que otro problema posterior. Aunque también tiene doctores la historia, para ello. 

La ventana, abajo la ciudad

El jarrito, la bigornia y la teja

Primero la ermita nos presenta su fachada noreste, con una pequeña ventana que es la del dormitorio. Y la espadaña sin campana. Luego la fachada principal al sureste, una ventana y una puerta con el letrero "Empujar está abierta", nos da acceso a un pequeño hall. Una mesa y una silla delante de la ventana. En la pared del fondo, una alacena sin puertas, dividida en dos partes, la superior tiene una lámpara, una vela y un jarrito, la de abajo una teja decorada con un símbolo. Arriba, en la pared una foto del citado Carlos María Isidro de Borbón, y un texto debajo. Al lado de la puerta de entrada, otra alacena igual a la anterior, con útiles de trabajo, una bigornia y un jarrito con un pincel, debajo otra teja decorada.

El dormitorio

El comedor

Entre la puerta de entrada y la ventana, un cuadro con el reportaje fotográfico de la rehabilitación, el antes y el después. Dos puertas en la pared frontal, una va al dormitorio a la derecha, y otra al comedor a la izquierda. Entre las dos puertas un dibujo de San Mateo, y a los lados sendos pergaminos en una madera con un dibujo. En el dormitorio, un jergón a la izquierda, con una cruz de cabecera, una mesilla de noche de cajón y puerta, con una vela. Encima, en la pared una repisa con una imagen y un rosario. A la derecha una madera con el texto de un salmo, el 60. A la izquierda sobre la cama una tabla con otro texto de San Juan de la Cruz.
Cuadro con la secuencia de la rehabilitación

El huerto o jardín, a la derecha el mirador

Escalera al mirador

La habitación de la izquierda tiene en su lado oeste, una chimenea con una celosía, unas tenazas a la derecha y una paleta a la izquierda. Encima una teja decorada con el texto: "¡Oh llama de amor viva!" Frente, un cesto en el rincón y un asiento de madera, arriba un cuadrito. Todo muy limpio y ordenado. Salgo fuera, el viento de levante mueve vigorosamente los olivos.

Fachada noreste

Fachada principal

A la derecha un coqueto huerto, o jardín. Al fondo la cerca de mampostería del recinto, junto a ella una cruz construida con una torreta triangular de soportar antenas. A la derecha una escalera en la roca sube al Mirador, por donde señala el letrero. El mirador es otra terraza rocosa en la parte oeste, a un par de metros de altura.

El valle desde el mirador

Más horizonte

Desde allí tenemos al alcance el arroyo de Valdegrajas, Piquín casi tocándolo con la mano, y el fértil valle del Guadalquivir abajo del todo. Una losa de mármol nos señala los accidente más importantes, una línea horizontal, tres puntos cardinales y tres flechas; Castillo de la Albaida, Castillo de Almodóvar y Piquín. El pararrayos electrónico también campea por el sector. La cerca del recinto baja buscando la zona rocosa de la ermita de la portería, unos cincuenta metros más abajo. 

La placa orientativa

Texto en la cruz de la torre, de los versos de Grilo

La fachada oeste no tiene ventanas, arriba la chimenea. Arrecia el viento de Levante. El lugar me parece de los más hermosos del Desierto. Es curioso llamar desierto a este vergel, claro el sentido no es el geográfico, que es el primero que se te viene a la mente, es lo opuesto a la algarabía, al ruido, es un lugar de tranquilidad, de sosiego, donde el silencio se puede escuchar y es agradable sinfonía. 
Desde el mirador la ermita

Desde el jardín o huerto

La vuelta por el mismo sitio, siguiendo la curva de nivel, otra vez el lugar de encuentro, el gran depósito de agua y otra vez el cementerio, la trasera de la Iglesia y el campanario. Un amable debate con Julio, sobre toponímicos, que yo consideraba tenía equivocados, que estaba arrimando el ascua a la sardina del Carmelo, retocando textos borrados de carmelitas ilustres, Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Me quiso dar a entender, que no todo allí era lo de los ermitaños. Es lógico pero la historia es la que es, y el recinto hasta el 1957 fue de los ermitaños, con hache o sin hache.

La salida



No nos pusimos de acuerdo en el debate y nos emplazamos a comprobar algunos documentos, los suyos y los míos. Pero no hay duda, lo que llaman Cuesta del Reventón, fue Camino de los Lagares y después de la visita real Carretera de las Ermitas. Antes no existía carretera por allí. La subida siempre se realizaba antes por la trocha o Cuesta del Reventón, a acaballo, como en la de Isabel II en 1862, que continuaba para otros lugares. Está en los planos bastante detallado. 

Aquí puede observarse como el Camino de los Lagares se bifurca en la Cuesta del Reventón que es el que sube a las Ermitas, antes de cruzar Valdegrajas, después es el Camino del Bejarano, y en la fuente gira a la derecha buscando el de las Ermitas

Y ésta es parte de la crónica de 1904:"Como en el camino se rompieron las lanzas de varios carruajes, nuestro director cedió un asiento de su coche al Marqués de Santa María de Silvela y subió a las Ermitas por la trocha corta, llegando antes que todos los carruajes, excepto los dos referidos del Rey y el Gobernador. Como la estancia en las Ermitas se prolongó rato, el Rey indicó al Sr. Suarez Alonso, que procurara llegar a Córdoba pronto, y efectivamente, sólo tardó dicho vehículo 29 minutos desde las Ermitas a la Plaza de Toros."


Fotos y vídeo del autor
Bibliografía del Diario de Córdoba 1904

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. Paco, he esperado a que terminaras para decirte que el trabajo del Desierto es muy bueno. Antes las veía de le lejos. Muy buen trabajo. Un abrazo, salud y República.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias amigo Patxi. Es un paraje excepcional obviando la connotaciones religiosas, que cada uno puede tener las que quiera. Luego está la historia y el patrimonio. Pero hay muchos rincones todavía sin mirar, como en cualquier sitio.
Salud y República.
PD:Patxi ya he entrado en la septima decada, el mismo día que el del final de año. Me persigue el siete: año, 1947, día 17, 7 decadas, año 2017. Como el del chiste, metió todo el dinero que tenía al caballo número siete, y lo perdió, entró el séptimo.