miércoles, 4 de agosto de 2010

LA CALLE DEL CUERNO

Antigua calle del Cuerno (actual Argote)

Con la obtención, no recuerdo como, de una fotografía, que encabeza esta entrada, que en principio no ubicaba, y que después se encendió la bombilla, decidí investigar algo sobre esa calle. La fuente de consulta fue en principio D. Teodomiro, y posterior el excelente libro de Cristina Martín “Córdoba en el siglo XIX, Modernización de una trama histórica”, donde describe con todo detalle una proyectada en varias ocasiones, ampliación y alineación de esa calle.

Desde la Plaza de San Juan, hasta la de San Felipe hay una calle (Argote) que se llamó del Cuerno hasta 1862, por parecer su configuración un cuerno de toro, A mediados de la calle hay una calleja sin salida que le llamaban de la Cruz, parece que por una cruz que tenía a la entrada de la puerta de enfrente. A la salida a la plaza de San Felipe, lo primero que se veía al frente, en altura, era la fachada de la Iglesia Omnium Sanctorum, a la izquierda su campanario, en la calle hoy Tesoro, y que por esa torre sonora se llamó también Campanas y, a la derecha el palacio de los Venegas. En esa plaza, San Felipe, en el número uno vivía un Sr. llamado Federico Ferrando que fue secuestrado y asesinado. Había una farmacia en el mismo edificio llamada de Cañete.

Actual Argote.

En 1859, junto con el proyecto urbanístico de primera categoría de esta ciudad, que fue el Paseo del Gran Capitán, iba la reforma de la calle del Cuerno. El arquitecto provincial consideraba que, las ventajas de la apertura de la Puerta de la Trinidad y del Gran Capitán, no estarían completas sin la ampliación de esa calle, para que fuera la travesía hacia el interior de la ciudad, que completaría el viario.

“Próximo ya el día, en que se dé comienzo a la explanación de la nueva calle de Gran Capitán, que partiendo de la plazuela de este nombre habrá de terminar en su día en el arrecife paralelo a la estación, así como a el arreglo y cerramiento con puerta barrera de la comunicación abierta en la calle de la Trinidad, es llegado el momento si no han de quedar ilusorias las ventajas que dichas dos nuevas entradas puedan ofrecer al tránsito; de que V. S. se sirva excitar el celo de la Corporación municipal a fin de que se explane la única travesía posible al interior desde la plaza de San Felipe que es el centro de concurrencia de ambas puertas. Esta travesía que es hoy la calle del Cuerno, se estudió por el que suscribe al propio tiempo que la calle de Gran Capitán... pues ahora como entonces, era fácil comprender que de poco servirían las nuevas entradas, si no se pone en comunicación directa con el centro de la ciudad...”

Plano alineamiento.

Fue visto el proyecto con muy buenos ojos por la Comisión de Fomento, y ésta instó al Ayuntamiento a acelerar los trámites y que se recurriese a la expropiación siempre que los propietarios estuviesen de acuerdo. Afectaba la reforma a seis propietarios, a dos de ellos en su totalidad, a otros dos de una parte que se les compensaba, y los otros dos restantes sólo de una parte. Todas manifestaron su acuerdo menos uno, el de la casa número cinco, esquina a la plaza de San Juan y que era el marqués de Valdeflores.

Desde Pza. San Juan y casa del marqués.

Este proyecto quedó parado por cuestiones económicas, y se reactivó en 1864, cuando se recibe una Orden del Ministerio de la Gobernación que decía que, la Reina conocido el dictamen de la Junta Consultiva de la Policía Urbana y Edificios Públicos, concedía el permiso para la expropiación. La citada Real Orden señalaba una anchura para la calle de catorce metros, y nuevamente la pobreza de las arcas municipales, dejó afortunadamente en el cajón el proyecto.

Aérea.

El malogrado García Verdugo opinaba que el proyecto era demencial. No obstante años más tarde, en 1879, se intentó retomar éste reduciendo a ocho metros la anchura y considerando que a la par se reduciría el importe de las expropiaciones. Tampoco se llevó a cabo por lo mismo, o sea que lo del Palacio del Sur no es nada nuevo.

Es un rincón de la ciudad que se libró por los pelos de la piqueta y que, gracias a una fotografía antigua he podido conocer un poco más.

Bibliografía: “Córdoba en el siglo XIX, Modernización de una trama histórica”, Cristina Martín.
“Paseos por Córdoba”, T. Ramírez de Arellano
Fotografías: Desconocida. Google y del autor.

16 comentarios :

Laurentino dijo...

Como bien dices Paco, menos mal que no había dinero para semejante proyecto. Al final hubieran hecho una larga Avenida desde la estación hasta la Mezquita, cargándose el encanto de parte las callejas de la Judería, cuyo trazado "arcaico" (e incómodo si me apuras) es lo que "ven" como singular de Córdoba los que nos visitan, no las impersonales avenidas, que hay en todos sitios.

(por cierto, siempre me ha hecho gracia que en pleno centro de Córdoba esté esta calle Argote y muy cerca otra con el nombre de Saravia o Saravias; la delantera del Athletic campeón en los 80...qué dirán los nacionalistas al respecto).

Un abrazo.

Eladio Osuna dijo...

La Casa del Marqués me recuerda una noche, un mes antes de salir Nuevo Diario, que estaba la redacción confeccionando un número de prácticas como todas las noches, cuando para probar a la redacción llegó Vilchez Quesada y nos dijo que la reina Sofía estaba en Córdoba en visita privada, y nos retó a la redacción a confirmarlo. A mi me tocó junto con otro par de redactores y un fotógrafo cubrir precisamente esa Casa, donde podría pernoctar. Ni te cuento las dos o tres horas que pasamos buscando indicios en el lugar. Al final, na de na.
Sobre la historia de los ensanches está ese, está el de San Pablo hasta los Padres de Gracia, está el interruptus de la calle Gondomar, quizás ahora Ollerías que tiene soportales pero ya no son obligatorios... veleidades de los políticos

Paco Muñoz dijo...

Laurentino, efectivamente los criterios de la UNESCO para la declaración de Patrimonio Mundial son esos, el mantenimiento de un trazado determinado de sus calles y eso es el atractivo, junto con la arquitectura tradicional. Eso no lo sabía por ser poco aficionado al fútbol pero es, cuando menos curioso.

Paco Muñoz dijo...

Eladio, esa cuestión de las pernoctaciones en esa casa,la he oído en varias ocasiones. Parece que era la pensión por excelencia para los "destacados", o alguien vino una vez y ya se quedo para todas. Lo mismo que el Palacio de Viana con el "otro".

Anchuras. Tenían un criterio moderno, cochista, de llevar todo el tráfico al centro de la ciudad, y a lo mejor ya estaban agobiados con el aumento del automóvil. Otras veces a lo mejor se ocultaban sucios intereses en nombre de lo que llamaban el progreso, y lo único que progresaba era su cuenta corriente. Las ciudades modernas la mayoría están basadas en él, primando por encima del peatón. Afortunadamente se va invirtiendo la moda.

Debemos de reconocer que la ciudad del XIX variaba muchísimo de la actual. La calle Málaga, después Cruz Conde; la calle Nueva; los distintos ensanches o alineaciones de quitar tacones; Jesús María,, Morería, San Alvaro; la calle Sevilla, que la llamaban de los Siete Rincones; Mármol de Bañuelos, denunciado el derribo de la casa de los Bañuelos por Romero Barros; Las Tendillas; la que hablas de Gondomar. Y muchas más que las tenemos asumidas pero que en cierta gente generaron protesta.

En el libro que cito, que es estupendo, se ven muchas más, algunas de clara especulación.

harazem dijo...

De donde se deduce que en la mayoría de los casos se progresa a golpe de crisis en lugar de a golpe de racionalidad.

En cuanto a lo que dices de que se va inviertiendo la moda sobre lo de peatonismo y cochismo, no creo que sea por causas racionalistas, sino por pura saturación, porque peor es imposible, porque el fomento de las capsulas de transporte individual frente al colectivo y público no se han invertido, sino todo lo contrario.

Paco Muñoz dijo...

Eso de siempre Manuel, nunca pensando siempre a remolque de los acontecimientos, que a su vez desbordan a los gestores.

Y lo de la inversión posiblemente por la presión de determinados grupos de defensa del medio ambiente, que han tenido alguna incidencia, pero por puro convencimiento de políticos no. No se puede generalizar porque caes en el error, pero la mayoria de los políticos son cochistas. Yo me estoy planteandome qué para que me sirve a mi un coche teniéndo en cuenta su costo, para dos veces que lo coges. Desde luego no lo cojo casi nada, por lo tanto contamino lo justo, pero el gasto está ahí.

ben dijo...

La plaza de Ramón y Cajal,es una pe
na el estado en que se encuentra.
Varios contenadores,con basura al
rededor en la acera,coches malapar
cados,aceras muy pequeñas en mal
estado y con postes de madera en
medio de la acera....En fin,un desastre.Este tipo de plaza peque
ña,que ha sido siempre la identidad
de Córdoba,se ven ahora abandona-
das,todo sea por el despiste de
zona peatonal o no peatonal,para
el centro de Córdoba.Y mientras
tanto los sufridores del centro a
aguantar,con pavimentos en mal
estado,aceras imposibles...Esa
plaza se merece una actuación ya,
que elimine los coches aparcados,
se nota en la parte que hay enfren
te del edificio militar,sin coches.
Y sobretodo poner subterraneos los
contenedores de basura y un poquito
más de acera,todo eso no es tan
caro.Si es que Córdoba se merece
estar guapa...."ben"

Paco Muñoz dijo...

Ben, por muy mal que esté ahora que lo está, yo me la he imaginado cuando estaba en ella la Iglesia de Omnium Sanctorum, que llegaba casi a la calle del Cuerno, no había jardín, el jardín circular de delante era el armatoste de la construcción fea de la Iglesia, delante una calle estrecha, como Valladares. El jardín de delante de la casa de los Venegas, el cementerio de la Iglesia. La calle de el Tesoro el campanario de la Iglesia y una tasca de mala muerte en el rincón. Nada de eso rebate lo que dices de que debía estar mejor, y lo del tema de los contenedores, pero si haces un esfuerzo y te la imaginas en ese siglo que te comento, el XVIII, con la salida de caballerías del palacio de los Condes de Hornachuelos, por la esquina de la calle Tesoro y la imaginable suciedad que, si nos fijamos en la que los cuatro coches de caballos dejan en la calle Almonas, dejarían, no sería tan guapa. Ahora a pesar de todas las cosas lo es más.

Eladio Osuna dijo...

En los años setenta se habló de ensanchar San Pablo, Realejo, Santa María de Gracia hasta el Jardín del Alpargate, con ojeto de lograr una vía eficaz en las comunicaciones este-oeste, en aquel tiempo muy limitadas porque la Ribera era Nacional IV, y Ollerías tenía el tapón de la Torre de la Malmuerta -por debajo del arco y con un semáforo regulador-. El mismo Realejo tenía otro semáforo regulador dada su estrechez ( vease foto en
http://www.flickr.com/photos/eosunao/3542743638/in/set-72157601235278499/ )
Entonces no habia ecologistas organizados, ni carril bici, ni plataformas etc y se adujo en su contra que se rompía la estructura urbana del casco viejo.
Bien, solo se reformó un poco la zona del Realejo y modernamente en San Andrés, pues ya saben, la pilona -que ya no funciona por cierto- y los autobuses pasando por una remodelación muy bonita pero muy angosta. Y es que no hay alternativa.
Paco, me pasa como a ti, tengo un coche con 10 años y solo tiene 40,000 kilometgros. Soy mucho de andar y de autobús. Pero lo cierto es que la ciudad está estrangulada porque en el casco no hay vias que vertebren la circulación. Y no es ser cochista, es ser realista (para ambulancias, bomberos, residentes, autobuses, y usuarios que lo precisen). Los radicalismos son todos malos y es en cambio tan bonito el verbo conjugar. Si, conjugar todos los intereses en juego. Quizás sea mi deformación de maestro

Paco Muñoz dijo...

La fotografía del Realejo es un documento magnifico, claro como tenía la doble dirección pues había que compartir.
Yo opino que si no hubiera coches mal aparcados, y otros en otro sitio, la ciudad nunca estaría estrangulada, el viario es el que es y quien lo satura es el exceso.
Las ambulancias y los bomberos acceden a todos sitios si no hubiera coches en las calles. Luego me inclino que el viario no tiene la culpa sino la cantidad de coches "a plazos" que hay. Y cuando un ciudadano de la calle el Toril dice que no tiene aparcamientos en su barrio, es para decirle que proponga derribar donde vive y destinarlo a aparcamiento en altura, siempre dice que a otro. Y la calle el Toril está de antes que el se fuera a vivir allí seguro.
Recuerdo una moda en al que decían algunos que si se bloqueaban las calles particulares para que no entraran ambulancias o bomberos, la responsabilidad era del político de turno. Bueno, pues las ambulancias no suben a séptimas plantas, y los bomberos tienes mangas de más largo.
Aunque comparto lo que dices de la conjugación, los automovilistas son más exigentes que los peatones.

Eladio Osuna dijo...

Me encantaría que lo mismo que hay carriles bici, hubiera rutas peatonales en la ciudad que permitieran andurrearla cómodamente por lugares sin barreras arquitectonicas, con bancos para sentarse, con sombras... con fuentes y sobre todo sin que andar por su estrechas fuera una especie de competiución para sortear coches.
Cuatro o cinco rutas peatonales que unieran los barrios con el centro por ejemplo.
¿Sería mucho pedir?

Paco Muñoz dijo...

Que poco pides Eladio, que poco pides. Sería ideal, simplemente ideal. Yo me apunto.

Un abrazo.

José Manuel Fuerte dijo...

Reconozco que he gastado parte de mi poco tiempo libre en coger un plano de la ciudad y trazar en él con lápiz y regla la línea recta que Laurentino nos recuerda que estaba prevista hasta la Mezquita allá por el siglo XIX. ¡Y se me abren las carnes!

Se habrían cargado la iglesia de San Nicolás, el Oratorio de San Felipe Neri, el Palacio de los Hoces, la Casa de los Guzmanes. Hasta la Calleja de las Flores se habría quedado como un simplón azucaque de dos metros de largo.

Esta calle del Cuerno es el mejor ejemplo de que a veces conviene más no tener dinero para "mejoras", no vaya a ser que esas mejoras empeoren lo que existe. Eso sí: jode que sea el puto marqués el que siempre sea el que decida, y seguro que no tenía ni puta idea de lo que hacía.

Paco Muñoz dijo...

José Manuel

Siempre es así, cuando se quema el monte, es también el monte del marqués el que se quema. En este caso que le den, lo que pasa es que nos dan a todos también por extensión.

Eso siempre es en todas las civilizaciones, quizá en la actual se tengan más en cuenta las protecciones, antes era ordeno y mando. Acuérdate del prenda de Nerón. Sin que sirva de precedente y sin que lo que te voy a decir signifique nada, tengo en común con este personaje que ambos nacimos de nalgas o de pie. Lo que ocurre es que para desgracia de la Loles yo con cinco kilos y medio y en su casa, como era habitual en los cuarenta del siglo XX.

davidmarquez dijo...

Paco, la calle que citas sin salida de la calle Argote estuvo a punto de servir de servidumbre de paso con Valdés Leal a través del edificio actual pero los vecinos tenían en su mano la posibilidad de cerrar ese paso y por cuestión de días ejercieron ese derecho.... de lo contrario hubiera sido una calle en medio de unas tranquilas viviendas. Ésa será edificio se construyó en régimen de cooperativa.

Paco Muñoz dijo...

David muchas gracias, desconocía ese extremo que señalas. Queda expresado y cuando lean esta entrada el lector conocerá más de la calle Argote antes del Cuerno. Un abrazo.