lunes, 10 de enero de 2011

TRES COMENTARIOS SOBRE LA CULTURA EN EL SIGLO X.


He encontrado tres pequeños retazos, de tres distintos textos sobre la cultura en el siglo X. El primero dibuja o vaticina lo que debemos hacer con estos modestos blogs dedicados a nuestra ciudad y a todo lo que la rodea, y no me estoy refiriendo a éste solamente, si no a los muchos que existen, que no enumero pero que conocemos, con mucha más calidad y categoría que el presente, bastante más, pero no con más amor, en eso podemos estar empatados. Desde aquí mi más profundo respeto y admiración a los mismos.




El mecenazgo de Al Hakam II y el fomento de la erudición. Siglo X.

AL JUSANI, Libro de los Jueces de Córdoba, trad. Ribera, pp. 3-4.

“Cuando el príncipe (cuya vida guarde Dios) concibió el hermoso proyecto y maduró su plan (que Dios dirija a buen término) (de fomentar) el aprendizaje de las ciencias y de excitar a que se estudiara la historia; se conociesen las genealogías de las familias; se pusieran por escrito las hazañas de las pasadas generaciones; se publi­casen las excelencias y méritos de los antiguos (sin olvidar las noticias de las virtudes de los modernos); se renovase el recuerdo de lo que ya se iba olvidando (aunque fue­ran narraciones de cosas menudas que se tienen como de poca importancia), espe­cialmente lo que concierne a la capital de Andalucía (tanto respecto a los tiempos antiguos como a los sucesos contemporáneos), cosas todas estas que Dios estableció como alimento para fortalecer la vida de los espíritus y para despertar y aguzar los entendimientos, los hombres (instruidos), excitados por el impulso que para ello reci­bieron del príncipe, comenzaron a recoger las dispersas noticias que estaban expues­tas a perderse y pusieron por escrito todos los conocimientos más esenciales y las materias científicas que hasta entonces se habían descuidado.”




El siguiente texto retrata lo vivido con el “Plan de Desarrollo”. Recuerdo cuando se pasó a vivir en los pisos, se midieron con la “guita” los muebles para el barrio de la Concepción, que nunca se llamó así, y si “de la guita”, hoy Sector Sur. Y a su vez conseguida la vivienda, se incluyó la moda de mueble bar, la librería y el tresillo, a la vez que la motocicleta -ya había pasado el “mosquito”, y como no la bicicleta-, el Biscúter y el posterior Seiscientos. Entonces la gente compraba los libros con la cinta métrica, para decorar la librería. Rara es la casa que no tiene la Enciclopedia ilustrada Monitor, en fascículos, o cualquier otra por el estilo.


El floreciente mercado de libros de Córdoba.

BEN SAID, Magrib, trad. Ribera, «Disertaciones y opúsculos». 1,203.

“Estuve, dice (el bibliófilo Al.-Hadrami), una vez en Córdoba y solía ir con fre­cuencia al mercado de libros por ver si encontraba en venta uno que tenía vehemen­te deseo de adquirir. Un día, por fin, apareció un ejemplar de hermosa letra y elegante encuadernación. Tuve una gran alegría. Comencé a pujar; pero el corredor que los vendía en pública subasta todo era revolverse hacia mí indicando que otro ofrecía mayor precio. Fui pujando hasta llegar a una suma exorbitante, muy por encima del verdadero valor del libro bien pagado. Viendo que lo pujaban más, dije al corredor que me indicase la persona que lo hacía, y me señaló a un hombre de muy elegante porte, bien vestido, con aspecto de persona principal. Acérqueme a él y le dije:

—Dios guarde a su merced. Si el doctor tiene decidido empeño en llevarse el libro, no porfiaré más; hemos ido ya pujando y subiendo demasiado.

A lo cual me contestó:

—Usted dispense, no soy doctor. Para que usted vea, ni siquiera me he ente­rado de qué trata el libro. Pero como uno tiene que acomodarse a las exigencias de la buena sociedad de Córdoba, se ve precisado a formar biblioteca. En los estantes de mi librería tengo un hueco que pide exactamente el tamaño de este libro, y como he visto que tiene bonita letra y bonita encuadernación, me ha placido. Por lo demás, ni siquiera me he fijado en el precio. Gracias a Dios me sobra dinero para esas cosas.

Al oír aquello me indigné, no pude aguantarme, y le dije:

—Sí, ya, perso­nas como usted son las que tienen dinero. Bien es verdad lo que dice el proverbio: Da Dios nueces a quien no tiene dientes. Yo que sé el contenido del libro y deseo aprovecharme de él, por mi pobreza no puedo utilizarlo.”






Y para terminar el puede que molesto texto, Guadalquivir abajo, que demuestra que no hay nada nuevo bajo el sol. Que las competencias provinciales no son de ahora si no de siempre. La cultura en Córdoba y la charanga en Sevilla. Eso en realidad no es así, pero el comentario está referido a la Córdoba Califal.


Un testimonio sobre la afición a los libros en la Córdoba califal.

AL MAQQARI, Kitab Nafh al Tib, trad. Osvaldo A. Machado, en
«Crestomatía».

“Tuvo lugar una polémica ante el rey del Magrib Al-Mansur Yaqub, entre el alfaquí Abu-l-Walid ben Ruxd (Averroes) y el jefe Abu Bakr ben Zuhr. (En el curso de la discusión) dijo Ben Ruxd a Ben Zuhr, respecto de la supremacía de Córdoba:

—No comprendo lo que decís, pero el caso es que si muere un sabio en Sevilla y se quiere vender sus libros, éstos son llevados a Córdoba para ser vendidos en ella; y si muere un músico en Córdoba y se quiere enajenar sus instrumentos, éstos son llevados a Sevilla.

Y agregó:

—Córdoba es, en todo el mundo, la ciudad que más libros tiene.”




Bibliografía la citada del libro Textos  Histórico-Geográficos de Córdoba.
Fotografías de mizar.blogalia y ecodiario.eleconomista y cartel de feria del libro de Bogotá

9 comentarios :

Anónimo dijo...

Tanto tiempo pasó Alhakén II entre
buenos libros,que se le olvidó o
no pudo tener un sucesor,al final
tuvo que ser con la vasca Aurora.Cada
cosa tiene su tiempo.
Saludos.

Diego Cardador dijo...

Me han gustado mucho estos relatos de la época árabe, sobre todo porque son cosas que desconozco y me siguen sorprendiendo día a día.

No me explico como en los institutos apenas se dan unas hojas de Al Andalus (y más en los de nuestra tierra)

Y siguen pasando los siglos y la gente sigue comprando libros solo para adornar, hay gente pa'tó'.

Excelentes textos y mejor introducción! Un saludo Paco.

Paco Muñoz dijo...

Ben

No tenía tiempo y aprovechó con la concubina.

Diego

Hay mucho por ahí, esta mañana he visto una enciclopedia de 1830, muy interesante, veremos si viene algo de tu ducado Diego. Y te lo enviaré.

Gracias a los dos.

J. Eduardo V. G. dijo...

Preciosos textos que nos demuestran lo que aparte decían los cronistas antiguos sobre la Córdoba califal, que era la ciudad más bella del mundo, también la cultura empapaba sus calles.

Un abrazo.

Paco Muñoz dijo...

Gracias José Eduardo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

La tal Aurora,la vasca de ojos azu
les,dicen,dejada por el amor a los
libros de su rey Alhakén se liga
a un tal Almanzor,porque veía que tenía
porvenir.Se fue a una de esas "fincas",de la verde ribera de nuestro río y se amaron tierna
mente.A mi me parece,que era una
lagarta que lo que quería era un fuer
te y hermoso protector para su hijo
Hixen.El final,ya lo sabemos todos.
Saludos

Manuel Estévez dijo...

Amigo Paco


Te felicito por esta entrada, que denota una vez más la pasión que tienes por nuestra tierra.

Efectivamente en los años sesenta
había personas que compraban libros con el metro.

Incluso en algunas casas y despues de comprado EL MUEBLE BAR, seguían los libros de plastico.

Quiero aprovechar este comentario para hacer justicia a los que cogieron como profesión el vender libros, pues graciaa a ellos la lectura entró en muchas casas.

Quiero recordar especialmente a Rafael Baquero Doctor, que fue un auntentico "Lider" en el arte de vender libros.

Y es que Rafael Baquero, era un enamorado de Córdoba y su cultura.

Poco antes de morirse (2010), nos vimos por casualidad en un bonito patio de nuestra Córdoba. Y alli
pudimos sentir verguenza ajena cuando "practicamente tirada" en el suelo UNA LÁPIDA ROMANA DEL SIGLO II ANTES DE CRISTO, con una completa referencia DE LA VIA DE CORDOBA A ALMADEN.

El bueno de Baquero dijo, esto es como si se tiraran MIL LIBROS A LA BASURA.

A punto de cumplirse el año de la muerte de Baquero, la lápida sigue en el mismo suelo.


Saludos

Manuel Estévez dijo...

Amigo Paco


Esta entrada tiene mucho y bueno que comentar.

El Califa Abderraman III, dió un gran explendor a Córdoba, pero el arte de la guerra le ocupó la mayor parte de su largo reinado.

La cultura árabe consiguió unos niveles acorde con el poder que se detentaba.

Pero el Califa de Medina Azahara, era un romántico de su fe.

Al Haken II, siguión con su gran boato y nivel cultural.

Dotó al Califato de una enorme y fabulosa biblioteca.

Pero en aquellos libros había una diversidad y un caracter un tanto liberal para aquella época.

Almanzor fue un militar que llegó al poder con talante distinto a los anteriores.

En su Califato, se dieron grupos religiosos fundamentalistas.

Todos los extremos son nefastos y estos lo fueron para los libros de Al-Haken II, que fueron quemados por su sentido de "liberalidad"
desde el plano religioso.

Desde entonces nos faltan muchos libros en Córdoba.


Saludos

Paco Muñoz dijo...

Bonito y didáctico comentario Manuel, muchas gracias.