domingo, 24 de abril de 2022

LAS PIEDRAS OLVIDADAS DE LA PLAZA DE JERÓNIMO PÁEZ

 
Cuando era la Politécnica

He estado en cuatro colegios, el primero con mi padre que fue quien me enseñó a leer, para poder hacer pinitos públicos leyendo necrológicas del periódico, con tres y cuatro años, a los parroquianos de la taberna; luego en una Amiga en la calle Badanillas, señoritas María y Carmela; en San Eulogio después, cálculo que un año -no recuerdo a los profesores- y San Antonio de Padua que es el que se quedó con el título de “mi colegio”.

Calle Alta de Santa Ana

Plaza, por los modelos de coche años setenta

Su director y maestro D. Enrique Rodríguez Castro, al que se trataba en casa con categoría de familiar por haber estado en el colegio antes mis primos y tener amistad con él. Por eso siempre que hablo de mi colegio me refiero a San Antonio de Padua. Era privado y salvo el rezo de un rosario a la semana, no había allí simbolismos fascistoides como formar a la entrada y cantar los himnos de ritual. Corría el 1954, y estuve en el hasta el 1956 que me puse a trabajar de aprendiz con un orfebre.

El trampantojo de la Casa del Judío

Otra vista de la Plaza (Foto Archivo Municipal)

Mi colegio estaba en la calle Alta de Santa Ana, en la primera planta de un enorme caserón, posiblemente nobiliario, a la que se subía por una señorial escalera de dos tramos. La clase daba por un lado a un patio cuadrangular que era un inmenso naranjal, que al abrir las ventanas, el olor increíble del azahar se mezclaba con el de las gomas de borrar y la tinta china que llenaban los tinteros de cristal embutidos en los pupitres, cuya materia prima se adquiría en la droguería, frente a los futbolines y al Conservatorio. 



Para acceder a él todos los días dos veces, subía la calle Céspedes, Plaza de Benavente, Pedregosa y Ángel de Saavedra para llegar a Alta de Santa Ana. Luego por la tarde volvía por Cuesta de Peramato, Jerónimo Páez, Horno del Cristo, Rey Heredia y Encarnación. El cambio del recorrido a la vuelta es porque siempre nos quedábamos a jugar en Jerónimo Páez. Entonces no existía la Casa del Judío ni el actual Museo Arqueológico, en su lugar había una carpintería y tienda de ultramarinos, y casas encaladas, eso sí la Casa de los Páez tenía su portada majestuosa.



¿Por qué toda esta descripción urbana? Simplemente porque me acuerdo por las fotografías antiguas, que el palacio que había pasado por bastantes propietarios, fue la Politécnica, la Academia Espinar y luego después ya a mediados del siglo XX se rehabilitó para Museo Arqueológico, que es el uso actual que tiene. Pues bien el sábado pasado después de disfrutar con el arte de las "Dibujantas, Pioneras de la Ilustración" en la antigua Casa de Carbonell, actual Vimcorsa



Recordé mis libros desaparecidos de colecciones de Blanco y Negro, y chistes de Xaudaró, el del perrito –volúmenes perdidos al prestárselos a individuos no merecedores de confianza-, pasé después por mi colegio, la Cuesta de Peramato y la antigua Plaza de los Paraísos, para ver en la Casa de los Páez la exposición “Invisibles u Olvidadas”, que me resultó muy interesante. 



Allí en la remodelada plaza estaban las piedras, olvidadas también, en las que jugábamos de niños. Mi amigo tristemente fallecido, Antonio Salcedo, me comentó que una “lumbrera” municipal distribuyó por plazas de la ciudad determinados restos arqueológicos, la mayoría procedentes del templo de Claudio Marcelo, sin haber podido comprobar este extremo documentalmente. Hay restos en la Plaza de las Doblas, en la de Séneca y en ésta de Jerónimo Páez, antes de los Paraísos, que yo recuerde, aunque me parece que hay en más sitios. Al no tener los restos datación de dónde proceden, toman la categoría de piedras antiguas abandonadas en la calle. 




Algunas columnas en posición vertical, otras yacentes, otras así como así, unas sirven de asiento, otras solamente decorativas. En la última remodelación de la plaza las distribuyeron de forma más armónica, pues en su momento estuvieron amontonadas. También se han traslado tumbas o aljibes de su lugar de origen a jardines, como los de Vallellano y Puerta de Sevilla. Podrían perfectamente todas, formar parte de la muestra citada de la exposición en el capítulo de Olvidadas. Desde el punto de vista arqueológico el desplazar un objeto de su lugar de origen no es muy ortodoxo que digamos, salvo que vaya al Museo. Allí en la plaza están las piedras milenarias que no son de allí y los trampantojos de la Casa del Judío.

Fotografías del autor e Internet
Bibliografía del recuerdo

4 comentarios :

Canario dijo...

Buen día Paco, precisamente hoy la Pieza del Mes del Museo Arqueológico iba sobre la fachada del Palacio de los Páez: "Una Tiara de Sillares" y aunque no he tenido tiempo de llegar, creo que cuelgan la disertación en Youtube, por si te interesa. Yo intentaré verla.

En otro orden de cosas, hoy he tenido un encuentro ciclista muy gracioso, porque gracias a tu blog he conocido a Emilio, pues nos cruzamos, alguien de su grupo conocía a José María Gamboa que me acompañaba, y saludando, al oír que Gamboa me llamaba "Canario" me dijo "tu no serás el Canario del Notas Cordobesas, pues yo soy Emilio" así que nos conocemos gracias a tu blog ;-)

Un Saludo!

Paco Muñoz dijo...

Buen día Paco, no sabes cuánto me alegro lo de Emilio. Hemos estado viendo la teatralización, muy graciosa. Antes estuvimos en Vincorsa para que lo viese Conchi. Muchas gracias un abrazo.

J.Hens dijo...

¡Hola!
No he podido reprimirme a escribir algo sobre este artículo ya que menciona la tumba que hay a la izquierda de la puerta de Sevilla.
Según recopilé información acerca de dicha tumba, esta fué recuperada de Ciudad Jardín, en la intersección de la calle Antonio Maura e Infanta Dª María .Estos datos creo que son correctos, lo que no sé es en que solar de que edificio se recuperó. Intuyo que fue el edificio de la calle Antonio Maura nº14, el que tiene una oficina de "Cajasur".No estoy seguro de ello , creo que alguien mejor formado que yo en estos menesteres pueda dar luz a esta incertidumbre.
Por todos es sabido que en la calle Antonio Maura o Camino viejo de Almodovar, se enterraban a los romanos, fueran gladiadores o no, según su estatus. ( siempre a los lados de los caminos a las salidas de la ciudad).
Espero que alguien sabrá más para completar o corregir estas informaciones.

Paco Muñoz dijo...

J.Hens muchas gracias, efectivamente esos datos que señalas son los que circulan como origen de esa construcción y a mi modo de ver es correcta.
Un saludo.