martes, 12 de abril de 2022

REFLEXIONES NOSTÁLGICAS EN TORNO A LA SEMANA SANTA

 
Creo que es de Alcira pero desconozco el autor

Mientras mucha juventud, incluida la mujer, porque hasta esto era “cosa de hombres”  le ha dado la vuelta a tradiciones centenarias, de como celebran estas fechas, la semana grande grande para el catolicismo, y concretamente estoy pensando en ser costaleros debajo de un paso. Cuando yo era pequeño los costaleros "empujadores de las andas con ruedas", eran pagados y eran en su mayoría faeneros de la Lonja. Aquellos que paraban el paso frente a la Taberna de la Mezquita de Rafalito, y en la que entraban en fila a pegarse un “latigazo”, como decía el chascarrillo. 

Ojo es agua (autor desconocido)

Impensable entonces que fuesen mujeres. Y como yo no estoy obligado a respetar (ni denostar desde luego) ningún dogma al no ser creyente, me puedo permitir decir que estimo que el sentido de estas fechas para el catolicismo, no debía ser la exhibición, alarde de riqueza o importancia, especialmente la que acompaña un acto o ceremonia en las calles, que se llama parafernalia. Supongo que la representación cruel de una historia horrible requeriría otro tratamiento. 

Costaleras (autor desconocido)

Un amigo sacerdote católico, cuando tuvo parroquia en una población del sur de la provincia no consintió cofradías en su iglesia, pero cuando salió destinado a otra parroquia se incorporaron a la que dejó en el pueblo, cuatro. Pedro Antonio de Trevilla, obispo, prohibía la Semana Santa, y algunos pueblos se le rebelaron entonces, allá por el primer tercio del siglo XIX. Mi amigo el cura cuando se refería a estas fechas las tachaba de que eran una especie de carnaval y sobre todo una destacada feria de vanidades.

Costaleras debajo (Autor desconocido)

Ver a niños pequeños vestidos de legionarios, y a niñas como viejas achicadas -como decía mi madre-, de mantilla (que no es adoctrinamiento), es como vestirlos de Spiderman, Superman, o el Guerrero del Antifaz. De pequeño participaba de la festividad, porque la primavera, con el aroma de azahar, el estar en la calle a horas no habituales, el salir con otros niños y niñas, el despertar de la testosterona, incluso el andar por medio de la calle, era, justo es decirlo con nostalgia, un tiempo especial. O incluso ayudar en los turnos de tocar la matraca en la torre, en el que el eje del manubrio me pilló un pellizco en la unión del índice y el pulgar que me duró varios días. El rítmico sonido del vareo de las colgaduras religiosas en las galerías del Patio de los Naranjos, para quitarles el polvo de un año, marcaban el paso inexorable del tiempo. 

Llanto por la lluvia (Foto Noticias Antena Tres)

Azahar, matraca, libertad horaria y callejera abajo de las aceras, eran el sinónimo de estas fechas. Incluso el respeto de la prohibición culinaria, que nunca pude entender por qué si pagabas podías tener bula. Normalmente la carne no era un manjar cotidiano en casas como la mía, por lo que no comerla en esos días de prohibición, no era ningún sacrificio, ahora a los ricos, además de serlo, le permitían zafarse de la prohibición, y eso era infumable. Por cosas como esta el fraile alemán creó el luteranismo. Había otra cosa relacionada con otra carne, que era el titulillo que decía mi madre o mi tía alguna que otra vez, y era aquello de que “estaban como las putas en Cuaresma”, referido a no ganar un duro en esas fechas, con el comercio de la carne.

Matraca de Toledo (Autor desconocido)

Cuando pequeño trabajé de aprendiz de orfebre y los clientes principales que eran de cofradías. El cura de un pueblecito del suroeste, había venido a Córdoba, con su “prima” -una parroquiana de buen ver-, a encargar una serie de ajuares religiosos, con cuberterías de plata y otros útiles del mismo metal en una talega, alegando que esa misma plata debía ser la que compusiera el ajuar encargado. A sabiendas de que eso normalmente es imposible porque la plata se compraba laminada en la Sociedad Española de Metales Preciosos y no podría ser el mismo material que contuviera físicamente el trabajo, pero se le decía que sí que iba a formar parte de ello. 

Mantillas (Autor desconocido)

Un poco como aquello de que el oro antiguo tenía más valor que el actual, cuando en este país ha habido siempre mucha picaresca por no hablar de corruptelas que es la realidad, contrastes falsos, leyes más bajas, etc.. Siempre que un cliente te traía unos pendientes de su abuela, pensaba que traía lo mejor, te decía -Que esto es oro antiguo- y a la hora de la verdad, al echarlo al crisol y por una simple operación de aligación, la Ley del metal resultante era mucho más baja de la Ley comercial de 18 quilates o 750 milésimas.

Penitente con gafas (Autor desconocido)

Claro todo en la vida tiene sus contrapartidas y su equilibrio, si no hubiese vanidad en las organizaciones religiosas no habría artesanos que vivieran de eso; bordadores/ras, orfebres, tallistas, doradores, imagineros, que hasta el nombre se refiere a la imaginación (Facultad de las personas para representar sucesos e historias, o imágenes de cosas inexistentes), incluso hasta los cartones que fabricaban en la callejita de la calle Alfonso XIII, los capirotes. Para que luego dijeran los niños: “-este nazareno tiene gafas”, al destacar los cristales y su círculo bajo el cubrecaras. O el nazareno del chiste con un lacito en el capirote para que su hermano no le entregara el bocadillo, equivocadamente, a otro penitente, porque ese es su verdadero nombre penitente. 

Nazareno dame cera (Autor desconocido)

Eufemismos como en todo. Pero… así es la vida, aunque la verdadera penitencia era el “valle de lágrimas” de los nazarenos, al no salir en procesión cuando el agua impedía hacer el recorrido (estación de penitencia). No entendía tampoco que sí San Pedro decían (ya puestos que más da), era el encargado de la pluviosidad además de las llaves, como permitía que lloviera, para que esas criaturas que estaban todo el año pendientes de su procesión, no salieran a la calle por ello. No me cuadraban muchas cosas en este asunto, no había correlación. 

Enorme bola de cera (Autor desconocido)

-Nazareno dame cera. Es una frase que han seguido usando los niños de otras generaciones, y forma parte de los recuerdos de muchos. Una bola de cera que generaba la envidia de los más tímidos. Claro mejor esa cera en las bolas de los niños que en el suelo sin limpiar por los accidentes que puede causar. La realidad es que todo está impregnado de nostalgia por un tiempo que no va a volver. Y porque muchos de los actores no están con nosotros tampoco. Espero no haber "atentado" a los sentimientos religiosos de alguien de piel fina, que quede claro que mi intención no es molestar.

Fotografías de Internet, no conozco la autoría de las mismas, pero si alguien me lo dice la pondré 
Bibliografía del recuerdo.

2 comentarios :

Lisis dijo...

Cuando la semana santa no se había salido de madre. Efectivamente así la recuerdo yo. Y sin darle más significado que la puesta en escena de una tradición y es la fe de nuestros mayores, q diría Serrat, vuelvo a subrayar que se ha desbordado en muchos aspectos que ahora no voy a comentar.

Las dudas que me he planteado, las mismas.

Bueena entrada que da fe de cuanto aconteció en el pasado reciente con estas fiestas.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias por comentar, Lisis la gente sensata tiene las mismas dudas. Los fanáticos no tienen dudas.
Un abrazo.