jueves, 22 de abril de 2021

CELTAS CORTOS UN TABACO PATRIO

Celtas Cortos


No recuerdo exactamente dónde escuché ayer la palabra Celtas Cortos, posiblemente en algún concurso con los que pasamos la tarde, seguro que en PasaPalabra del que somos asiduos desde hace años, y referido a un grupo musical en un apartado que trata de descubrir una canción y su titulo por medio de unas pistas musicales y escritas. Pero este prólogo no va de música, sino de tabaco. Como todos los que tenían muchas ganas de ser mayores, fui tonto a la vez y me creí que fumando como los mayores podría entrar en el club, en ese período de la vida en el que los acontecimientos importantes están tan lejanos entre sí. Amiga, colegio, primera comunión, trabajo, amores y noviazgos, servicio militar, matrimonio, hijos -lo mismo que has pasado, con los hijos-, matrimonio de los hijos, nietos, pérdida de los mayores, jubilación, achaques y despedida, en la que no estarás desgraciadamente vivo.

Matalahúga

Cigarrillos Balsámicos del Dr. Andreu

Siempre he mantenido que desde que tienes uso de razón, y llegaba esa tímida salida de la casa, o mini emancipación, que era el Servicio Militar para muchos o bastantes. La “mili” era una meta que tardaba en llegar y después se alargaba porque costaba salir de allí, estabas deseando la licencia y por eso se hacía larga. Luego el matrimonio y entonces los acontecimientos se sucedían a una velocidad mayor, y después, cuando llega la jubilación, las efemérides son casi a diario, es verdad que cada uno es un mundo, pero en líneas generales es así. Pero centremos el asunto que nos ocupa, el tabaco. Cuando empecé a fumar como un mono de imitación, lo hice con unos cigarrillos, de los que decíamos no eran malos para la salud, porque eran de matalahúga una planta, un tipo de anís que fumábamos. También habían unos cigarrillos que llamábamos de brea, pero sería algo balsámico porque no creo que la brea que era un alquitrán del tabaco, la vendieran aparte.

"Kit de fumador español"

Más tabaco patrio

Recuerdo que los útiles de fumar primigenios, que era poco más o menos lo que es el protocolo de los porros, constaba de una caja de cerillas, pues encendedor era algo más prohibitivo, el cigarrillo de matalahúva y unos caramelos de menta, marca “Pictolín” para evitar que tu madre te oliera al llegar a casa. Ah, y el lugar lo más apartado de tu hábitat para fumar. Nosotros desde la Judería nos íbamos a fumar a la Pérgola de los Jardines del Duque de Rivas, y mira por donde estábamos allí un día fumando y nos vio mi tío abuelo Antonio Carreras, el cojo, que era Capataz de mantenimiento del Hospital de Agudos, tenía una pata de palo y muleta de madera, no viene a cuenta pero dibuja la escena. No dijo nada a mi madre porque la zapatilla, útil de castigo no la empleó ella conmigo, y no era mujer que se callará nada. Luego de la matalahúga, y lo balsámico que el Dr. Andreu lo vendía como remedio para el asma, fumamos mentolados, Rocío o Piper, pero había otra marca que no consigo recordar. 

Una labor para albañiles

Fábrica de Tabacalera de A Coruña

De ahí al Bisonte, que era el cigarrillo rubio parecido al Chesterfield americano, de tamaño, y asequible a los bolsillos de los cincuenta, aunque en los puestecillos los comprábamos sueltos, era una posibilidad ya que un paquete sobrepasaba la economía personal de los jóvenes, y luego estaba el dónde guardarlo, porque en casa no podías. Mi padre fumaba Caldo de Gallina, unos paquetes de picadura nacional, que llevaban hasta el escudo de la dictadura, que él liaba y que siempre tenía la colilla en la comisura de los labios. A pesar de que decía que no se tragaba el humo, pero lo respiraba constantemente y seguro se le mezclaría con la saliva, lo cierto es que la adicción era similar. Había un tipo de picadura venía de contrabando de Cuba, y la traían los ferroviarios desde Algeciras. En cierta ocasión cuando trabajaba en una platería me mandaron un par de veces a llevar una talega con pastas de tabaco variadas, a un bar de la calle de la Plata, dónde trabajaba Pedro, el padre del jefe, de camarero, con la instrucción de que si te paraba el gordo de la brigadilla de la Guardia Civil, o su compañero, soltaras la talega y corrieras todo lo que pudieses. Luego fui cómplice sin cobrar del contrabando de tabaco.


Los otros Celtas; el Largo y con Filtro

Después venía el salto a los cigarrillos americanos, después del Bisonte, el Chesterfield, Malboro, Graven A, y otra marca que tenía un filtro de pequeños granos de carbón, Lark. Me acuerdo que en la mili, verano del año 1968, bajamos con un camión a Córdoba desde el campamento de Cerro Muriano (CIR5), y el teniente de mantenimiento, que era un prenda, pero era amigo de mi padre y por eso bajaba yo en el camión, cuando repartí tabaco con mi flamante paquete de Lark, se lo quedó por la cara. Así era el poder de requisa de la dictadura a nivel de calle. Un teniente chusquero de infantería se quedaba con un paquete de cigarrillos rubios de contrabando de un recluta porque sí. Después de la deriva por los cigarrillos de contrabando americano, volví al tabaco español negro, cuyo sabor era más fuerte. Aunque me gustaban más unos puritos que se llamaban Reig y creo recordar eran canarios o canadienses.

Rubio mentolado

Un rubio moderno

Los albañiles, españoles de casta, fumaban negro español, Peninsulares y los clásicos Celtas cortos, y aquí el punto de partida o el mecanismo de disparo de la memoria relativa al periodo tonto de mi vida en el que fui fumador. Luego afortunadamente allá por los años setenta dije un día, esto es una tontería y se acabó ya no he vuelto a fumar más, salvo el humo que aspiras cuando hay un fumador cerca que, habitualmente y afortunadamente cada vez hay menos. Por lo tanto estimando fue por el 1975 cuando lo dejé, hace 46 años que no soy fumador, y lo fui, calculo que en un nivel “profesional” desde el 1965 durante diez años, que sumados los mencionados escarceos de niño y adolescente, habré sido fumador de una manera u otra quince o veinte años. Y lo curioso es que en el ámbito de mis amistades no fuma casi nadie, solo una amiga. Mis hijos sin embargo los he visto fumar, comedidamente, pero fumar, y la verdad es que no lo entiendo.

Varias marcas de cigarrillos

El conde de Santa Marta de Babío e ingeniero de profesión, José Moreno Torres implantó en Tabacalera Española, de la que fue director gerente en 1956, los orígenes celtas de sus antepasados gallegos. Y en noviembre de 1957, salieron al mercado los Celtas cortos primero sin filtro, cuyas cajetillas tenían estampado un guerrero con un casco alado una espada en la mano derecha y un escudo en la izquierda. El conde era nacido en Madrid dónde ejerció de Alcalde durante un tiempo, unos diez años. Su padre era el primer Conde por título otorgado por Alfonso XIII, se casó en 1926 con una hija del Conde de Guadalhorce, por aquello de sumar títulos nobiliarios. Una boda sonada a la que acudió el Dictador Primo de Rivera entre otros. D. José Moreno continuó su carrera en la siguiente dictadura, con el paréntesis de la II República, dirigió las Regiones Devastadas, la mencionada alcaldía de Madrid, y fue consejero de grandes empresas públicas surgidas del fascismo y la que nos interesa, veinte años director general de Tabacalera Española.

Varias marcas de trabajo

Por otro lado estaban los cigarrillos y marcas americanas e inglesas, Chesterfield, Camel, Lucky Strike o Graven A, que costaban 22 pesetas, de las que la mitad eran para el monopolio y las otras once al impuesto de lujo. Wiston, Malboro o Rothmans, costaban 25 pesetas, cinco duros. Por esa razón para poder fumar esas marcas los españoles debían recurrir al contrabando que venía principalmente de Gibraltar. Los cálculos determinaban que más del 40% del tabaco rubio era de contrabando. En todos los puestecillos y bares siempre había un stock de ese tabaco por detrás del habitual nacional. El Conde José Moreno Torres, impulsor de los Celtas, fumaba como un carretero, dijo que se fumaba 20 o 25 cigarrillos diarios y un puro de sobremesa. Negro porque el rubio le causaba alergia. La campaña contra el tabaco no le causo mella alguna y decía en una entrevista a la prensa que de sus catorce hijos, fumaban doce. El presidia también la Asociación Española de Familias Numerosas, me imagino que sería del Opus también por la procreación, por lo que se ve el tabaquismo no le produjo problema seminal alguno.

Fotografías de Internet
Bibliografía de diversas fuente de Internet.

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