sábado, 25 de julio de 2020

SOBRE EL MUNDO DEL TORO Y RODAJES DE VÍDEO

Hermosos animales en su hábitat natural

Para que pidan más ayudas los miserables que insultan a la Ministra de Trabajo. Son muy valientes en grupo y con una mujer. Por eso hay que leer esto y ver qué negocio tan poco transparente y extraño es el mundo del toro. Estas personas son los que, como algunos boxeadores, han llegado explotados por los vivos que los controlan y allí se han convertido luego en explotadores. Luego hay otros que son herederos –hay muchos; locutores, presentadores, cantantes, cantaoras, y los que nos ocupan, que son “niños/as de”-, que quieren ser toreros como papá que ya lo fue. Normalmente se casan con una cantaora, duquesa o miss, para cerrar el círculo carpetovetónico. Tratan de ser aristocracia, sin ser ni siquiera burguesía, pero eso sí de ultra derecha si lo son la mayoría. El problema son las capas inferiores, como en todo, los “Pacos de los Santos Inocentes” con sus jefes ¿Y quiénes son estos? pues en primer lugar el "mataor", artista, pero de matar, es su profesión, y luego están los grupos empresariales y los ganaderos.

Un "artista"

Hace años yo fui socio en una peña taurina, más por amistad que por afición a este curioso mundo. De cualquier manera me consta que entiendo más de toros, desde el punto de vista histórico y práctico que muchos aficionados, que no han leído, ni saben siquiera que es el Cossío. Había un torero que era el titular de la peña, bueno que quería ser torero, y su padre era quien pagaba todas las facturas. Hasta trataron de emparejarlo con una cantante de copla, de la misma división que el torero, para cerrar el citado círculo carpetovetónico. Todos los gastos de una corrida de toros, todos, desde el último monosabio hasta la luz de la plaza, los pagaba el mecenas del padre del aspirante, el toro a torear era comprado también, pero la carne se la quedaba el que vendía solo la vida del animal a torturar. Las entradas al festejo, como lotería de navidad se las llevaban los socios en tacos, para tratar de venderlas, que no se vendían, al final pagaba el padre del "artista". El traje de luces alquilado, etc. etc... Este hombre no llegó a torero, la peña acabó en peleílla (no sé el porqué), y al no tener titular se quedó en la otra pata del banco, la copla.

Otro

Siguiendo con el número del toro, rodé en Martos, en otra ocasión una novillada en la que el ganadero probaba sus toros y favorecía a la vez a unos aspirantes a toreros. Lo de rodar es porque cuando no había cámaras yo tenía una JVC de cable (todavía la tengo) con su maletín adicional grabador de cintas VHS, y le hacía favores a todo el mundo, bodas, comuniones, actos varios y como no, corridas de toros. Eso sí, para no perder la costumbre, sin cobrar nada,  por afición.

Cartel de la Plaza de Martos

Me llamó la atención que los subalternos que estaban a lo que saliera, no había una cuadrilla plantilla, antes de salir a la plaza ponían la palma de la mano hacia arriba y cobraban hasta la última peseta (eran pesetas pues estamos hablando de más de cuarenta años) si no, no salían a torear (no me cabía la menor duda que era en negro, en B vamos, pues aquello era un págame y al bolsillo, sin intercambio de contratos ni ningún papel). El torero también corría con muchos gastos, y se quejó en un momento que los acompañantes y "capitalistas", como llaman a estos "profesionales", le habían dejado una buena púa en el bar del hotel, que como los subalternos, el hotelero quería cobrar antes de que saliera el aspirante a torero a la plaza, porque podía ocurrir una desgracia y quedarse con la "púa". 

Una carta de bar

La corrida se desarrolló bien, y el ganadero que probaba su material salió contento, fuimos después a tomar una "copa" a un bar y el ganadero, que era quien invitaba dijo al, que desean de tapa del camarero: -Pónganos tres tapas o raciones de cada una de las que tenga en la carta. Y allí estábamos todo el equipo. Aquello me dejó un poco estupefacto, tres de toda la carta, no había mesas suficientes para ponerlas, las amontonaron. Luego cada mochuelo a su olivo. Creo que el único que no cobró fue el cameraman que, como el sastre Campillos puso la aguja y el hilo.

Un tironero desde una moto a una señora mayor

De más rodajes.- Como rodaba todo lo que me pedían, en cierta ocasión fui a rodar un acto de una Asociación de Vecinos. Después del trabajo y haber estado tomando una cerveza y recibir el agradecimiento por la colaboración, me marchaba a por mi coche con la bolsa de la cámara y el vídeo colgados del hombro, en ese momento dos prendas en una moto me dieron un tirón y se llevaron la bolsa con los útiles de vídeo, por estar gordo no me tiraron, se rompió la correa antes. Salí corriendo, cruce por una calle y llegue a la siguiente cuando pasaban los ladrones, pero por estar gordo, que pena, me faltó muy poco para engancharlos. Con un simple empujón les hubiera tirado de la moto –mejor, porque podría haber acabado en la cárcel yo acusado de atentado-. Solo los pude rozar. 

Aquí van dos delincuentes en la moto

Luego la Asociación hizo unas gestiones y recibieron un mensaje de los cacos en el que pedían para devolver el material un rescate de 25000 pesetas. Conocían a los maleantes pero era impensable denunciarlos por los problemas personales que ese tipo de mini camorra podría causar a las familias de los directivos de la Asociación. Eso sí, no devolverían la cinta porque como eran aficionados al carnaval y mi cinta tenía la cabalgata y algunas actuaciones, por eso se lo quedaban. La asociación hizo una rifa juntó el dinero y recuperó la cámara. Yo ya tenía el rescate, mi padre me lo prestó, y se lo di al cura por si podía ayudar a esas familias que desgraciadamente criaban maleantes juveniles. Creo que el sastre Campillos ponía dedal aguja e hilo, y su trabajo, y en este caso hasta dinero de su bolsillo.

Fotografías de Internet de las que desconozco el autor
Bibliografía de la vida misma, y cualquier parecido con la realidad es una coincidencia.

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