“/Dale limosna mujer,/
que no hay en la vida nada, /
como la pena de ser, /
ciego en Granada”/
Creo que estos versos de Francisco de Icaza, poeta mexicano, que yo recuerdo desde la primera vez que visité la Alhambra y subí a la Torre de la Vela, encierran toda la belleza de esta ciudad que embruja siempre. Corría el 1953, nosotros; mis padres, mi hermana y yo vivíamos en Pinos Puente. Antes en 1951 habíamos estado otra vez, pero vivimos en una calle del centro del pueblo, la segunda lo fue en la calle Barrionuevo, junto a la acequia. En una casa similar y al lado de la nuestra vivía un sombrerero, al que veía convertir trozos de fieltro en sombreros hechos y derechos. El calor de las planchas, los moldes, y a pesar de querer colaborar, la “mala follá” del artesano, formaba parte del conjunto.
Calle Barrionuevo Pinos Puente
Al fondo de la calle se veía el cono del Piorno, en Sierra Elvira, donde mi padre me contaba había tirado de niño los aros metálicos de jugar, por las profundas simas del monte, y lo que tardaba en parar de oírse los rebotes en las piedras, que denotaban la profundidad de la sima. Sima Santa se llamaba una. Nunca subí al Piorno pero formaba parte del Sky Line de la calle de la Barrionuevo, donde estaba la tahona de mi abuelo primero y mi tío Antonio después, ahora también de mi padre que iba a intentar colaborar en el resurgimiento de la empresa, si ello fuese posible.
Mari Estrella y quien suscribe, 1951
A mí me pusieron en el colegio que estaba cercano a la calle Real, que regentaba un maestro llamado Don Esteban aficionado al castigo físico, no con una regla plana sino con un listón de madera, y al teatro-cine donde vi la película Ana de la famosa Silvana Mangano, en la que bailaba el bayón:
/Ya viene el negro zumbón/
Bailando alegre el bayón/
Repica la zambomba /
Y llama la mujer/.
/Tengo ganas de bailar/
El nuevo compás “vamo” “vamo”/
Dicen todos cuando me ven pasar/
Chica ¿Dónde vas?/
Me voy p′a bailar/
El bayón/
Había tenido que entrar por la tramoya por donde me coló mi primo Antoñito, algo mayor que yo, hijo de mi tía Gracia, la mayor de las hermanas de mi padre. Y salí por una trampilla al patio de butacas. Mi primo Antoñito fue el único de mis muchos primos, que nunca faltó al sagrado deber de asistir a los entierros de su familia. Y por las paradojas de la vida no pudimos asistir al suyo. Murió lamentablemente joven. Una buena persona a la que trató mal la vida.
Media luna del río
Pero volviendo a los versos de Icaza, recuerdo que cuando subimos a la Torre de la Vela, nos habían visitado mis tías Antonia, hermana de mi madre y Maruja (política) mujer de mi tío Fernando hermano también de mi madre. Luego en mi memoria las sitúo a ambas ese día en Granada, en la Alhambra, con algunos chorros de agua de las fuentes, convertidos en carámbanos, aunque pudiera sobrar alguna de mis tías. La Granada de Agustín Lara, la Alhambra de los cuentos del vecino Washington Irving, de los versos de Icaza, de atardeceres del Nobel Ernest Hemingway, (Clinton no me interesa) y de la Fuente del Avellano que nos contaba mi padre y cantaba Antonio Molina.
Puente de la Virgen Pinos Puente
Son los problemas que nos ocasiona la memoria. El olor a rebaño de cabras, cuando en tu puerta te vendía el cabrero la leche, a temperatura corporal de la cabra. Formaba parte también del conjunto con el Piorno al fondo y las chimeneas de las casas del barrio de la Virgen al otro lado del Cubillas, desagüe del pantano del mismo nombre, porque el segundo río de Pinos estaba más al oeste, el Velillos. Para ir a Granada había que coger el tranvía, que discurría por las laderas de la Sierra Elvira, los polvorines militares con sus respiraderos, y el balneario, donde se fraguó la historia de amor entre la señorita motrileña de bien, Luisa Castanys y el médico del balneario Leandro Fernández, que dio origen a su familia muy apegada a la medicina.
“De mí querido amigo Leandro Jimena (ya fallecido, en su plenitud mental con 95 años)
Mi querido amigo Leandro Jimena me dice lo siguiente: “Mi familia como sabes es ‘granaina’, mi padre era atarfeño, mi madre motrileña y en el Balneario de Sierra Elvira mi abuelo materno Leandro Fernandez Osuna, era el médico del centro y allí conoció a mi abuela Luisa Castanys de la Torre, que había ido a tomar los baños y tomó marido, allá por los años 80 del siglo XIX, mi abuelo era de Palenciana (Córdoba) y el ambulatorio de allí se llama ‘Fernández Osuna’, ya ves que es natural que tu escrito me trajo a la memoria recuerdos imborrables, gracias por ello” Estas cosas son el mejor premio por la publicación en el blog. Mi amigo Leandro excelente endocrinólogo, tiene 92 años.
Estación del tranvia de Pinos Puente
De mi prima Gracia de Pinos.
Y por otro lado mi prima Gracia de Pinos Puente, me dice: “Hola primo espero que te encuentres mejor. Toda esa historia de Sierra Elvira es verdad yo he estado hace muchos años y había grietas que no te podías arrimar de la calor que salía. También allí había unas resculizas que se llaman los caballitos del rey. Un abrazo muy grande para todos” Le pregunté: ¿Qué eran resculizas prima? "–Pues unas piedras grandes que nos servían de toboganes." Haciendo un alarde personal de buscar una etimología de la palabra deduzco “res” de resbalar y “culizas” la parte donde la espalda pierde su noble nombre por la caliza".
Puente de hierro del tranvía río Cubillas
Pero aclararé lo de la “Mala Follá”. Hay muchas versiones que tratan de justificarla, pero mi padre la tenía y mi madre cordobesa, se encargaba casi siempre de recordárselo. Esto es como los de los pegoletes cordobeses, herencia del fracaso profesional de Monsieur Pegaout, por derivación Pegos. Contaban que el declive del reino nazarí era debido a que las armas forjadas, lo estaban mal templadas como consecuencia de que los herreros no fuelleaban bien en las fraguas y no obtenían las temperaturas adecuadas. –!Nene dale al fuelle que fuelleas malamente, vamos que tienes muy mala follá! Le decía el herrero decadente al ayudante, aunque posiblemente el motivo de la cuesta abajo fuese otro. Sin olvidar los engaños reales de la católica Isabel.
Fotografías del archivo del autor
Bibliografía del Blog Notas Cordobesas
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