viernes, 1 de enero de 2021

DIEZ AÑOS DESPUÉS EL CASTILLO DEL VACAR OTRA VEZ

Una tronera de la esquina Suroeste

El 29 de diciembre pasado visitamos el Castillo del Vacar, con un frío que pelaba, en el momento que te salías del resguardo de algún muro la sensación térmica era de película de estepa siberiana. Las botas húmedas por el rocío de la hierba que se acababa de deshelar, acrecentaban la sensación térmica. Dejamos el coche abajo y subimos por un senderillo, hasta alcanzar el camino principal, habíamos pasado por error la entrada de éste en dirección al Vacar. Hacía diez años que estuve la última vez en este castillo, lo visité con Paco Madrigal y lo investigamos bastante, sacando de la visita un abundante material fotográfico.

El paño sureste

La puerta desde dentro

La puerta desde fuera

Lo pronto que pasan diez años. No creo que pasen otros diez para visitarlo nuevamente, las edades son cada vez más limitantes de los deseos. Hasta que la limitación sea del todo. Dentro de la extraña estructura de castillo, que es todo patio de armas, la hierba está alta. Las troneras están en el lado noroeste y alguna por el norte. Da la impresión de que en el interior no hubo construcciones estables. Tiene aprox. 3270 m2 de superficie y un perímetro 227 m. Posee 8 torres aparentemente macizas salvo una que tiene una oquedad interior. La orientación es de las esquinas a los puntos cardinales pero irregular, solo dos paños miden lo mismo 51 m. los otros restantes 60 y 68 luego no fueron muy finos al diseñarlo. Es un trapecio raro. Todas las medidas reitero son aproximadas.

El patio de armas

Otra tronera o ventana del lado Suroeste (Foto C. Carnago)

Un aterido autor (Foto C. Carnago)

En el centro de su patio el instrumento de medida dio las coordenadas: Lat. 38.0853401 y Long. -4.8619415, y una altitud s.n.m. de 622 m. La nota más destacada del lugar es la batalla que le dio el nombre a la Cuesta de la Matanza, y la muerte en él del Conde de Urgel (si se hubiera quedado en su casa hubiera durado más). “Su construcción es de tapial de argamasa, con sectores de unos ochenta centímetros de altura y uno setenta metros de grosor. Tiene cuatro torres cubicas en cada uno de sus ángulos y otras cuatro en el centro de cada uno de sus muros. La puerta, que carece de dintel, está en el lado sur, esquina a la torre sureste. La torre esquina noreste del muro este, en algunos textos la citan como albarrana, y se ve que ha sido reparada en época reciente. La torre suroeste, cercana a la puerta, tiene una oquedad que pudiera haber sido una muy pequeña estancia, y que, como no podía ser de otra manera, está llena de botes de refrescos y suciedad.” De Notas Cordobesas.

Otra tronera del paño Suroeste

Torre sur (Foto C. Carnago)

Paño sureste

Las vistas en dirección noroeste son muy atractivas, el pantano de Puente Nuevo y la Sierra del Castillo de Espiel nos presenta una hermosa perspectiva. En dirección sur el terreno es más uniforme, aunque quienes conocemos lo que está detrás de los montes al suroeste, nos imaginamos el hermoso valle de la finca de la reparación de la TV –cosas mías-, El Álamo. También está cerca la Fuente del Moro, de reminiscencias de los tiempos del califato, aunque no se queda atrás en categoría el cortijo de San Lorenzo. Más al sur, el río Guadiato que busca terrenos de Almodóvar del Río (nosotros no somos la Sra. Montero) para ser fiel a su cauce cuando vierte al Guadalquivir, aunque lo represan después de un largo recorrido antes, en la Breña II. En dirección norte la Cuesta de la Matanza.

Paño suroeste (Foto C. Carnago)

Torre sur (Foto C. Carnago)

“Y el nombre lo tomó de la gran cantidad de personas que murieron en esa batalla que en algunos textos se llama d’Aqbat el-Bakr. En ella murió Armengol I y Tedberga, Conde de Urgel (992/1010), bastante jovencito por lo que se ve, que fue trasladado al Castillo del Vacar donde entregó el alma a su dios. Era también obispo. Sulaiman, el perdedor, fue obligado a dejar Córdoba y el trono, nuevamente subió a él, Muhammad II, que duró muy poco en el mismo. Dos meses después en una revuelta fue asesinado y puesto nuevamente el califa Hisham II, que había abdicado antes por presión de Muhammad. Suleiman, nuestro personaje central, no contento y refugiado en Algeciras, guerreo hasta mayo de 1013 y, tras asesinar a Hisham II, ocupó de nuevo el trono y fue el Califa hasta 1016. Lo sucedió Alí ben Hamud al-Násir, sexto califa y primero de la dinastía Hamudi.” De Notas Cordobesas.

Fotografías del autor y C. Carnago
Bibliografía de Notas Cordobesas

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