miércoles, 13 de junio de 2012

LA TABERNA DE LA FUENSECA


La Taberna de la Fuenseca, Conde de Arenales 7

Una mañana, concretamente hace dos meses -fue el trece de abril-, al pasar por Juan Rufo, me paré a hacer una foto del llamativo refranillo de Emilio Álvarez, en la Taberna de la Fuenseca. Este establecimiento está en la confluencia de las calles: Imágenes, Juan Rufo y Conde de Arenales. Mi primo Paco Gallego tuvo allí una bodeguilla, unas casas más abajo, también la peluquería de su antigua y creo que primera novia, una morena muy vistosa. Un amigo de la niñez de la calle Blanco Belmonte "El Sevi"-que vivió en la bonita casa de la esquina de Céspedes con Conde y Luque-, me conoció, y como me vio en dificultades para hacer la foto me llamó. A partir de ahí todo fueron facilidades. Me presentó a Emilio que amablemente me permitió visitar su artística taberna museo, en la que en todos sus rincones hay arte. 

Emilio Álvarez (Foto de A.J. González)

Fue un día de esos señalados que te dejan un buen sabor de boca, porque no lo esperas. Después de visitar el santuario tabernario, y charlar con los parroquianos y mi amigo de la infancia, empezaron a llegar conocidos; Rafael “el Letro”, platero, habíamos trabajado juntos y no lo veía desde hace más de cuarenta años, y le dimos un repaso a los amigos comunes; Merengue, el guitarrista, de mi barrio de la Judería; y otros amigos más que fueron llegando a la hora del vino. Unas copas y todo fueron facilidades. 

El nieto de Emilio

Emilio al saber que era padre de un guitarrista y nieto de cantaor, me enseño orgulloso la foto de su nieto, guitarrista también. Le pedí pasarme un día por allí, para tranquilo, pues la reunión era ya considerable, hacerle unas fotos y preguntarle cosas de su vida y su taberna, pero un día por otro y no me he pasado, y no será porque parece que le sobra a uno el tiempo en la "situación de suspensión definitiva de las labores cotidianas", por aquello de los eufemismos. Por eso confecciono la entrada de memoria, sentido que ya va fallando también, y en ese también se pueden incluir muchas cosas más.

La puerta

La taberna de la Fuenseca, fue un tiempo la Taberna de Faustino, casi frente a la del Bolillo, donde las reuniones de los Julio Romero, y otros personajes de la época, entre los que incluyo a Rafael Carreras, mi abuelo, se celebraban. Casa Faustino se instaló en los años veinte del siglo pasado y estuvo vigente muchos años. Luego se sucedieron otros propietarios o arrendatarios. 

Detalle de la puerta

Faustino Rubio era buena persona, no era un tabernero “malaje”. Cuidaba a su clientela, era muy amable y considerado con ella. La tuvo como todas las tabernas, variopinta. Siempre quedan en el recuerdo algunos parroquianos “ilustres”, como Venancio, maquinista retirado de Renfe, del que decía Faustino que era un hombre cabal,  o el Marqués del Cucharón, que le llevó las cuentas.

Alfonso López, "Marqués del Cucharón"

La taberna tenía una colección de copas de los clientes, numeradas, y se daba el caso que sin ver el número, el cliente sabía si se la habían cambiado. Su hija fue Purita “la Ciega”, muy religiosa, que vendía cupones por la zona y fue una institución en el Barrio de Santa Marina. El inexorable paso del tiempo hizo que Faustino Rubio dejase la taberna otro propietario, y este a otro y el último fue el que por los años setenta del siglo veinte se la cedió a Emilio, que empezó a regentarla en serio en el año ochenta y ocho del mismo siglo, es decir hace la friolera de veinticuatro años. 

"Me senté al lado de la ventana desde la que se veía el rótulo de Conde de Arenales."

En el mes de noviembre de mil novecientos setenta y siete, celebró allí su despedida de soltero mi amigo Antonio Blanco Cruz. Me senté al lado de la ventana desde la que se veía el rótulo de Conde de Arenales. Fue una triste celebración, a pesar de los cantes de su cuñado Rafalín Moyano, "Martorell", Antonio estaba aquejado de una enfermedad terminal, pero él y Loli Moyano habían decidido casarse. Siempre decíamos que lo mantenía vivo el deseo de unirse a Loli, su novia. Se casaron y mudaron a la avenida de El Cairo. A mediados de octubre de ese año, concretamente el día doce, Loli fue a buscarme para que fuese a su casa, porque Antonio quería despedirse de mí. Antonio me dijo que ese día se moriría, y quería despedirse de mí, como así fue. Falleció el trece de octubre de mil novecientos setenta y cinco. El entierro coincidió con mi aniversario de bodas, el catorce.

Una abigarrada estancia

Para ella aquello fue tremendo, visitaba diariamente el cementerio, el de La Salud, en cuya parcela de la Santa Cruz -como su segundo apellido-, está Antonio, y los amigos veíamos a Loli cada día más cuesta abajo. Pero afortunadamente el tiempo pasó, y el amor la tocó de nuevo, y en marzo del ochenta y tres coincidió con Conchi en el paritorio de la Ciudad Sanitaria. Ella acabó pronto, tuvo una niña, Conchi tuvo problemas de desgarro, hemorragia y un parto de gravedad. Eso no le afectó a Gabriel nuestro hijo menor, hoy profesor de guitarra flamenca del Conservatorio Profesional de Música de Córdoba.

Una reja taurina

Son las relaciones de la vida, una taberna, y muchas cosas alrededor, todo está entrelazado; la bodeguilla que tuvo mi primo Paco unas casas abajo; la presencia de mi abuelo Rafael Carreras, con su cante; la despedida de soltero de Antonio, etc. etc. Parece que en la vida cordobesa todo rueda siempre al lado de una taberna. En nuestra ciudad, lo normal es que cuando te citas con alguien, siempre se diga al lado de la taberna tal. Será por aquello de "..las mil tabernas y una sola librería"

Cada vez menos sitio para los útiles tabernarios

Emilio Álvarez Hans, es el propietario actual de este cultural y polivalente santuario tabernario, la Taberna de la Fuenseca, él es sevillano de nacimiento –ya cordobés por muchas razones, pues no se es de un sitio sólo por nacer en él, el nacimiento es solo un accidente geográfico-, de La Luisiana, esa ciudad entre Córdoba y Sevilla, de la serie de poblaciones de Carlos III. Emilio es tratable, ameno y no es tampoco un tabernero "malaje", porque algunos se las traen.

Pinturas, bajorelieves...

Su padre fue el alguacil del pueblo, carcelero, inspector de la hacienda local, y algunos oficios más. Emilio por aquello del destino se casó con Rosario Gómez, una chica del Campo de la Verdad, aquellas de las que decía la copla: “Si quieres buscar novia de tipo fino, vente a la barriada de fray albino…”. Se casaron y entre el Campo de la Verdad, San Lorenzo y la Fuenseca se desarrolló la vida de ambos.

La frase lapidaria.

La frase de la taberna, la que siempre llama la atención, se la escribió su amigo, Pepe Capdevila, ya fallecido, al que Emilio considera como a su hermano. Con Pepe pudímos estar en desacuerdo políticamente, pero hay que reconocer que fue un artista, también un poco bohemio: "Abro cuando llego, cierro cuando me voy, si llegas y no estoy es que no hemos coincidido". Creo que la frase encierra toda la filosofía del tabernero contemporáneo. 

El patio

El te cuenta que la taberna es donde se dicen las mayores mentiras y las mayores verdades, y el tabernero es como la vestal del santuario, o el confesor del parroquiano, y es verdad, también es dónde más conejos se cazan, o se hace el amor más veces, o dicho en un lenguaje de calle, dónde más follan los tíos. En el mundo de la comunicación, la soledad personal –que hay mucha- se alivia con la conversación con el tabernero de cabecera. Es como en la prostitución, la mayoría de las veces no es solo sexo, es necesidad de comunicación con otra persona, como la confesión de los cristianos, ese gran invento de los católicos.

La galería alta

Comentaba que la casa es sede de una peña taurina y otra flamenca y un centro cultural. Por ella han pasado artistas, pintores, poetas, escritores, conferenciantes… muchísima gente. En una de las fotos que estima era de casa Faustino, está Julio Romero –aficionado al cante y en el que hacía sus pinitos, se dice que incluso estuvo en la Unión cantando-, Inurria, Zapatitos el piconero y el cantaor El Veneno. Emilio dice que no hay vino bueno ni malo, que es según el paladar del momento en el que lo tomas, y que huele a rosas. 

El patio desde la galería

En la Guía del Patrimonio Humano del Ayuntamiento de Córdoba, Rafael Ángel Castejón referido a Rosario y a Emilio, dice: 

“Sus viejos reservados han sido al tiempo Peña, Tertulia, Sala de Arte, Casa Vecinal y Cofradía, donde cantaores como Curro de Utrera y Fosforito y guitarristas como Merengue, Vicente Amigo y Pineda; han coincidido con pintores como Povedano, Amate y Paco Gil o escritores como Pilar Sanabria y Capdevila. Emilio y Rosario le han dado su vida a este lugar, que les ha dado la vida a ellos, por eso taberna y taberneros constituye un patrimonio que esta ciudad merece, y que, como siempre, en silencio reconoce.” 

Otra habitación de arriba

La Taberna de la Fuenseca, es un lugar que merece la pena visitar, antes de que desaparezca, pues como todo no es eterna, hay que recorrerla entera, ya no hay sitio en las paredes para colgar obras, pinturas, fotografías, etc. todo está ocupado. Pero si llegas y no está abierto el santuario, es que no has coincidido con Emilio Álvarez, su sacerdote, pues lo abre cuando llega y lo cierra cuando se va.

Fotografías del autor, de A.J. González y Wikipedia
Bibliografía memoria autor, Guía Patrimonio Humano Ayuntamiento de Córdoba y diario Córdoba.


Aportaciones de los amigos:


Joaquín Revuelto Rueda

Poema-Acróstico, dedicado a  Emilio Alvares Hans hace tres años cuando di un recital poético junto a Enrique Sánchez, Antonio Varo y Manuel Luna en febrero del 2009 (1)

La congoja del Maestro (Acróstico) (2)

En tu casa se dan cita
Mitos del cante, la copla…
Incluso invitado fui (3)
Lo hice junto con mi esposa
Impoluto lo recuerdo
Ocurrió muy bella cosa…

Al final de mi actuación
Lo hice con un villancico
Vivaz y muy entrañable
Alguien lloró al escucharlo
Recuerdo a Capdevila
Entre sollozos clamando
Zalemas al alma mía!!

Hombre!...No fue mi intención
A nadie hacer llorar
No más os di a probar 
Sabor de mi corazón.

Fdo:
Joaquín Revuelto Rueda
(Amanecer del Sábado 14 de Febrero del 2009 ) 



Notas: 
(1).- Don José Capdevila Orozco
(2).- Taberna “La Fuenseca”
(3).- Noche del Jueves 3 de Diciembre de 1998


Concurso de pintura (fotografía del jurado (foto Eladio Osuna))





17 comentarios :

Anónimo dijo...

Vaya,ya sé hacía donde caminar mis
pasos hoy,lo mismo tengo suerte y
está abierta.No has escrito,sobre
los caldos que se pueden tomar en
esta taberna,pienso que no tienes
interés por el vino,es igual ya
los probaré yo.
Saludos."ben"

Paco Muñoz dijo...

Ben, el vino es bueno o menos bueno, por lo menos es mi criterio. No soy muy delicado en cuestión de vinos. Pero es bueno, lo que no se es de dónde es. Lo que creo que no tiene es cocina. Un abrazo.

J. Eduardo V. G. dijo...

Mucho encanto el de esta taberna que debería estar subvencionada por ser además un pequeño museo.

Un abrazo.

J. Eduardo V. G. dijo...

Claro que entonces (lo de la subvención) la impondrían un horario.

Recomenzar dijo...

Tanto tiempo estas perdido Siempre leo tus textos ya que siempre salgo aprendiendo
milesos

Anónimo dijo...

Emílio es un catedrático de la vida, de aquellos que se decía que MÁS ENSEÑA LA NECESIDAD QUE LA UNIVERSIDAD.

Paco Muñoz dijo...

Amigo Eduardo, no es la cultura una cosa que interese mucho al poder. Por eso es mejor ser ácrata que depender de él.

Paco Muñoz dijo...

Mucha,

muchas gracias por tu presencia. Yo tampoco me pierdo los tuyos, cortos pero profundos, nada de superficiales prueba de ello es la enorme concurrencia que tienen.
Saludos.

Paco Muñoz dijo...

Es cierto Anónimo, la cátedra de la vida es mejor que la universidad. Muchos taberneros no necesitan préstamos de Salamanca para nada, se lo da natura.
Saludos.
PD: Como parece que conoces a Emilio, a lo mejor puedes aportar alguna anécdota.

Eladio Osuna dijo...

Llevas tal velocidad, Paco que es dificil seguir tu ritmo. Este post tuyo me recuerda el ¡trienio! que tardé con unos matrimonios amigos aprender a bailar sevillanas -matemáticas- en una academia que había junto a la taberna de Emilio. Todos los miércoles de esos 3 años a las 9,45, nos escapábamos a la taberna a quitarnos los sofocones del aporendizaje con la cerveza, las almendritas, el lomo que nos ponía Emilio junto con una charla amena y un entorno increible y pintoresco. Fruto de aquellas copas fue un libro que le hicimos con cuadros, dibujos, poemas, dedicatorias de tantos artistas como han dejado alli su huella. Tuve el honor de formar parte del jurado de uno de los concursos de pinturas organizado. Ahí te mando el enlace a la foto
http://www.flickr.com/photos/eosunao/1017970392/in/set-72157601235279117/
Realmente es un lugar bastante desconocido y que vale la pena visitar, si uno coincide con el horario de Emilio. Que no es fácil

Anónimo dijo...

Querido Paco, he aparecido como anónimo porque no he sido capaz de darme de alta en tú pagina, soy Ricardo Secilla y te prometo que intentaré darme de alta.
De Emilio te puedo decir que tiene un corazón de oro, durante años organizaba subastas de arte para ayudar a los hermanos de la cruz blanca de una manera total y absolutamente desinteresada, como suele hacerlo el pueblo de Córdoba sin darle tres cuartos al pregonero.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Eladio, como no ibas tu a conocer la materia. He visto la fotografía y con tu permiso la voy a poner en el blog en una especia de adenda de aportaciones de lo amigos, igual que un verso de Joaquín Revuelto Rueda. El otro día estuve con un compañero tuyo en una boda (hablo muy bien de ti y ya se hubiera guardado de hacerlo mal en mi presencia. Es broma), Tomás el “músico”. Ya le pregunté a Gabriel, que me dijo que habías estado en el conservatorio y no lo viste.

Paco Muñoz dijo...

Ricardo muchas gracias. Para suscribirte abajo del todo a la izquierda, pones tu dirección de correo. Lo de salir con tu nombre hay algunos amigos que tienen ese problema, creo que hay que partir de tener alguna dirección en Google, o Blogspot, de todas paneras pones tu nombre al final para saber que eres tú.
Algo de eso que comentas he oído de amigos, y tiene un buen corazón D. Emilio, está contrastado. Te reitero las gracias Ricardo.
Un saludo

Vértice dijo...

Me encantan estas entradas amigo paco y mas de un medio me he tomado en esa taberna
Un saludo.

Paco Muñoz dijo...

¿Hay algún sitio dónde tú no hayas estado amigo Emilio? El otro día comenté tu subida a Sierra Elvira, a la sima del Piorno. Eso me llamó mucho la atención por conocerlo.
Gracias por tus palabras Emilio.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Perdón... con el debido respeto... Creo que hablar de "los años veinte del siglo pasado" no tiene ningún sentido. La aclaración "del siglo pasado" es innecesaria. Si hubiese alguna posibilidad de confusión , sería con unos hipotéticos años veinte de este siglo, años que aun no han existido. ¿No sería más sencillo hablar de "los años veinte"?

Paco Muñoz dijo...

Normalmente no tengo por costumbre atender a comentaristas anónimos que no conozco, pero comprendo que si no se pone un correo electrónico el sistema interpreta como anónimo el comentario.
Claro que también me refiero normalmente a anónimos que se escudan en el anonimato para hacer comentarios insultantes. No es este el caso ni mucho menos, si no todo lo contrario, lo que si echo en falta es un nombre a quien dirigirme.

En cuanto a la observación es aceptable y discutible a la vez, pues podrían ser los años veinte del siglo XIX, lo que estaría justificado, aunque en el fondo es una licencia para reforzar la antigüedad del establecimiento al mencionar el siglo pasado.

Luego está la disculpa de que, quien esto escribe, se deja llevar por la pasión al hablar de nuestra tierra sin ser licenciado de nada, sólo de la mili (es broma).

Muchas gracias y un saludo