La antigua calle de la Pierna es ahora la calle Barroso, es una calle que comienza en Ángel de Saavedra y finaliza en la Plaza de San Juan. Confluyen a Barroso dos calles, Saravia y Leiva Aguilar, y la que actualmente se llama La Pierna, sin salida, que antes se llamaba Pan y Conejo. Bueno ésta última tiene al final una casa de paso que la lleva a un pasaje de Ángel de Saavedra frente al Conservatorio. En el tramo de paso se encuentra una pequeña tienda de Electricidad que se llama Electricidad Santa Ana, y que es propiedad de mi primo Paco, el que ha hecho las veces de mi hermano mayor, así lo considero yo, muchos años.
La calle de La Pierna, actual Barroso, se llamaba así por una pierna de piedra caliza que estaba en un nicho en la fachada de la casa número cuatro. Era un resto de una pieza romana que se encontró en una obra, y el propietario en lugar de tirarla, como podría haber hecho, la colocó como curiosidad en el nicho. Esta es la narración más verosímil el resto son leyendas más o menos creíbles; la del Sr. curioso con entierro incluido, la del Dr. Serrano, la de la bella y cruel dama… El número cuatro citado ahora es un hotel y antes creo recordar fue sede de una emisora de radio local. Esta casa tiene, decorativamente hablando, dos columnas con capitel, pintadas de azul enquistadas en su pared.
En su momento la calle de La Pierna sólo llevó ese nombre hasta el ensanchamiento de la esquina de la casa de los Velascos y la que fue Casa Adriano, un bodegón donde estuvo también la Sociedad de Colombicultura. Ahí desemboca la calle Leiva Aguilar en confluencia con Saravia. La primera se llamó de Jesús Crucificado por estar en ella la iglesia de ese nombre que pertenece a la Residencia de las Hermanitas de los Pobres, de la calle Buen Pastor.
Leiva Aguilar tenía en su rincón, una casa de paso que daba a la calleja Ricardo de Montis, de las muchas casas de paso que existían en nuestra ciudad, y al lado de la citada estaba la casa y consulta particular, con muchos gatos incluidos, de unas de las mejores personas que ejercieron la medicina en esta ciudad y que tuve la suerte de conocer, el Dr. D. Emilio Maya, y además como curiosidad en esa calle también se ubicó la sede del Partido Comunista de España en los albores del despertar de la democracia.
Este ensanchamiento se llamó Plazuela del Hospital de San Jacinto y luego de la Tercia, también de los Velascos por estar en ella la casa solariega de esta familia. Desde aquí y hasta la Plaza de San Juan le llamaron calle de San Juan, por dar a ella una de las puertas de la parroquia. En la casa de los Velascos estuvieron instalados los Maristas en sus primeros tiempos, allá por el año 33 del siglo XX. Esta casa era propiedad entonces de D. Francisco Natera, cuyo hijo fue uno de los primeros alumnos junto con un tal Anguita (No tiene nada que ver con nuestro Julio Anguita, que yo sepa y me permito el nuestro, por la amistad que me une con él).
La mencionada casa de los Velascos data del siglo XV, perteneció a los condes de Fuente el Salce, y en ella vivió el arqueólogo D. Ángel Casas. Tiene un precioso ajimez en una de sus esquinas, que consiste en una ventana dividida por una columna en el centro, que está sellado y posiblemente protegido por la cal, que atribuyen a Hernán Ruiz, pero que están en un deplorable estado sus figuras. Similar al de la Casa de los Luna de San Andrés, o el del Museo Arqueológico, en la esquina con la calle Marques del Villar.
La bodega de Pozo o de San Rafael, fue antaño el Hospital de San Jacinto el Viejo e iglesia, pues aún tiene parte del imafronte encima del balcón. Luego cuando se trasladó el Hospital, se usó para almacén de vinos de los diezmos de la iglesia y se llamo de la Tercia. Fue Casa del Pueblo y ahora vuelve a ser bodega de ricos caldos. El propietario de la bodega que es de la familia de los Pozo, con bodega también de la familia entre las calles Pompeyos y Reloj, era íntimo amigo de mi primo Cándido, por el que siempre me preguntaba cuando iba a reponer mi barril, hoy su propio hijo al preguntarle por él, me comentó que había fallecido, y relativamente joven, con 69 años.
Casa de los Velascos
En la Casa de Adriano, según nos comenta una vecina del barrio, Isabel Burón, vivía D. Pedro Palop en académico: "D. Pedro Palop vivía en la casa de Adriano. Existía una puerta y escalera justo a la vuelta en barroso, que daba acceso a la planta alta de la casa y era donde vivía el profesor. Esa vivienda daba, y da, a Leiva Aguilar donde se ven dos balcones. Además de esta parte alta y todo el bar en la parte central con patio y una escalera grande, etc., esa casa tenia mas partes: una vivienda pequeña de no más de 40 metros a la que se accedía por una puerta a la derecha del bar y que era la casa de la hermana de Rafael Pintado.".Cualquier calle de nuestra Córdoba, a medida que se descarna la cal de cualquier fachada, aunque sea superficialmente, nos da unas posibilidades de historia local inmensas. Nos hemos dejamos una historia del principio de la calle Barroso de una lápida de la guerra civil, que nunca me ha gustado ver ni recordar, y las historias citadas en primer lugar, que nos llevaría mucho espacio relatar.
Casa de la Tercia y antiguo Hospital de San Jacinto, ahora bodega de San Rafael
Luego están la de los amigos que vivían en esa calle, alguno de ellos “andaba” muy bien en bicicleta, o la tienda de Pío Gómez que estaba en la entrada a Barroso desde Ángel de Saavedra, con puerta a las dos calles, dónde compraba mi madre. Ángel de Saavedra antes se llamó de Pedregosa. Fidela, sí la Fidela que todos conocéis, ya jubilada, que tiene que tener un pacto con alguien porque no envejece, encerraba su carromato, de arropías y tebeos, en esa calle. Era una odisea verla arrastrarlo todos los días desde la puerta de Carbonell, hoy Vimcorsa y subir el escalón de la calle La Pierna.
Ajimez de la casa de los Velascos
De la actual calle de la Pierna, antes Pan y Conejo dice D. Teodomiro Ramírez de Arellano:
“Casi al principio de esta calle encontramos otra sin salida titulada desde muy antiguo calleja de Pan y Conejo, tal vez apodo de alguno de sus vecinos, pues no de otro modo se explica tan ridículo nombre. Ésta debió comunicarse antiguamente con la de los Santos en la calle de los Moros, por la dirección que ambas tomaban, no advirtiéndose ahora tanto por haber acortado la última.
“En la casa que hace frente ha reinstalado el señor conde de Gavia el hospital de huérfanas y viudas de San Andrés, fundado por Torreblanca en la calle de La Palma y plazuela del Vizconde de Miranda, de cuyo piadoso asilo es patrono el señor conde, y que sin atender sus justas reclamaciones le vendieron en virtud de las leyes desamortizadoras.
“Dos casas principales existen aún en esta calle. Una la número 9, principal del mayorazgo fundado por Luis Fernández de Valenzuela, después incorporado a la casa de Villaseca. Los caballeros de aquel apellido en Córdoba descendían de don Lope Sánchez, hermano mayor del rey Fernando III, cuando la conquista de Córdoba, en la que le dieron el castillo de Valenzuela que sus descendientes adoptaron como apellido. Dicho don Lope Sánchez se casó con doña Sancha Alfonso de León, sobrina carnal del Santo Rey, y por consiguiente descendían o descienden en línea recta de don Alfonso de León y de doña Aldonza Martínez de Silva, su mujer. De este ilustre linaje hace muchas citas el padre Ruano en su Historia de la Casa de Cabrera en Córdoba, y cuantos autores se ocupan de la nobleza de Andalucía.”
Y sobre los Velascos dice:
“La otra casa digna de mención es la número 10, hoy morada de los señores condes de Fuente el Salce, pero propia de la casa de Guadalcázar. Es la solariega de los Velascos, como ya indicamos en la capilla de la Pastora en San Juan. Tiene algunos restos antiguos dignos de conservarse, y sobre todo un precioso ajimez en esquina, tapiado y embadurnado con mil capas de cal y ocre. Su arquitectura es de fines del siglo XV y será una lástima acaben de destruirse los bustos, escudos y demás adornos que allí lucen.
Los Velascos han figurado en Córdoba desde poco después de la conquista, prestando grandes servicios a la misma y dejando el recuerdo de su apellido en muchas fundaciones de mayorazgos, capellanías y otras memorias, demostración de su riqueza y su piedad.”
Ajimez de la Casa de los Páez (Museo Arqueológico) esquina Marqués del Villar
Fotos y vídeo del autor
Bibliografía de D. Teodomiro Ramírez de Arellano