martes, 8 de septiembre de 2009

La Parra de la calle Fernando Colón.


En las escaleras de Fernando Colon desde Diario de Córdoba, en el edificio de la fotografía ha estado plantada durante muchísimos años una parra, que a mí siempre me llamaba la atención, cuando iba con mi padre a la Corredera o plaza Grande, como la llamábamos.

Una parra como la que he pretendido disimular con mala fortuna por mi parte, pero podemos hacernos una idea. Nunca supe si había sido plantada o salió de casualidad. Lo cierto es que un día cualquiera de un año cualquiera también, dejó de estar la parra en esa pared. Evidentemente los dueños de la casa la tenían dirigida para que llegara hasta el tejado, sola no podría haber subido hasta arriba. No he encontrado tampoco fotos de la misma.



Alo mejor cualquier parroquiano tiene en su poder algún documento gráfico de esta curiosidad urbana, la parra más alta de la ciudad de Córdoba.

(Publicada en www.callejadelasflores.org)

TABERNA CASA DE CHALECO


La Taberna Casa Chaleco es famosa por muchas cuestiones, la primera de ellas era por la nobleza de sus caldos. Mi suegro que fue el tintorero de la calle Mucho Trigo la frecuentaba. Cuando dejó el oficio de tintorero, heredado de su padre, se colocó en la Confederación de Regantes del Pantano de Guadalmellato. Su misión consistía en el mantenimiento del canal y en la apertura y cierre en tiempo de riego, de los pequeños canales capilares de servicio a la zona de regadío. Siempre a la vuelta, y no sé si a la ida “mataba el gusanillo” con el Machaco, caían un par de medios y alguna veces más. La taberna que tenía bodega propia se ubicaba en el Campo de San Antón, entre Puerta Nueva y la Avenida de Barcelona. Que después de la reparación de la NIV, quedó en situación de bajo nivel con respecto a la carretera. Era significativa la Taberna porque no había parroquianos que, después de asistir a un entierro en San Rafael, no pasaran por Casa Chaleco para cumplir con el ritual. /Si vas a un entierro y no bebes vino/ el tuyo viene de camino/. Y claro… 

La carretera entonces era una vía que, a pesar de ser una radial del estado, la Nacional IV, tenía las características de una carretera provinciana. Cuando salías de Puerta Nueva ya estabas en el campo prácticamente, en las afueras de la ciudad. Frente estaba el matadero, edificado en los terrenos del antiguo Convento de San Juan de Dios, a la izquierda el barrio de San Antón, y en la esquina de lo que podría ser la de la Avda. Barcelona actual, estaba la antigua ermita de San Sebastián. Recuerdo nada más pasar la "Taberna de Chaleco" en dirección cementerio, una reja con una especie de capilla de poca profundidad, de las muchas que había por la ciudad, también desaparecida. “Chaleco” se llamaba D. Fernando. La taberna estaba alternada por él y su hijo. Las “clásicas” de aguardiente suyas las llamaba “albañileras”, de módico precio. “Chaleco” tocaba la guitarra, y dicen que bastante bien.

La taberna también era frecuentada por toreros que acudían al matadero para, unos dicen que a entrenarse en el oficio de matar las reses, y otros a tantear las vaquillas que estaban en sus patios esperando su hora. 
El anecdotario es muy amplio, como muestra un botón:

-¡Fernando pon tres medios de blanco y uno de tinto! 
-¿El tinto para quién es? 
-Para mí que estoy de luto, ¿o no venimos de enterrar a mi madre? 

D.Manuel Carreño, ya fallecido, colaborador del diario Córdoba fue conocedor del mundo de las tabernas y escribió alguna que otra sobre la de Chaleco, que se pueden consultar en la hemeroteca. Conocido de mi suegro y vecino también, pues Manuel vivía en la calle Consolación. Además se dio la circunstancia que fallecieron en el mismo año. Decía que frecuentó la Taberna el Pernales y el Niño Gloria, dos bandoleros románticos. A saber si D. Manuel cuando lo dijo estaba en perfecto estado de revista, o en trance. Lo que sí es cierto es que casa Chaleco fue una institución en la ciudad, porque lamentablemente, más tarde o más temprano, había que pasar por allí. El apodo de Chaleco no sé, a lo mejor sería por el uso de esa prenda por el tabernero, pero en el fondo es igual.

El recuerdo más antiguo que tengo de la taberna fue de octubre de mil novecientos sesenta, cuando se producía el traslado de mi abuela al cementerio. Eran en uno de aquellos coches fúnebres acristalados tirados por caballos. Uno de estos animales se encabritó, y frente a la misma puerta casi vuelca el coche, que se quedó con una rueda metida en el arroyuelo del arcén, casi volcado, cuestión que obligó al acompañamiento a arrimar el hombro para restituir a la carretera el vehículo animal. La capa acompañante, sacristán y monaguillo -era entierro de tercera, sólo el de primera acompañaban hasta el cementerio-, ya habían abandonado su recorrido en la Puerta Nueva.


Hoy en día se está realizando una obra en la carretera de introducción de tuberías de gran diámetro, eso ha obligado a excavar una profunda zanja de unos dos metros y pico de profundidad, que ha dejado a la vista el canto rodado que tenía en el pasado esa vía, como se puede ver en la fotografía. El nivel de la carretera era el mismo que tiene ahora la edificación donde estaba Chaleco.

    

Inocentes criaturas de niños, crueles asesinos de adultos.



Desde hace años, sigo un blog de cuando en cuando -ahora desde que tengo el empleo eventual en la Calleja menos, ya que tienes una obligación por la cual te "pagan"-, que con un tinte erótico festivo, publica variados y curiosos reportajes o entradas. Uno de los últimos está referido a unos tiernos infantes, tan tiernos como los Kañero y Kairo de nuestro admirado Manuel Harazen -admirado porque he estado leyendo en Supersticiones, entradas antiguas y me he quedado asombrado de muchas de ellas sobre todo las referidas al norte de áfrica en la zona cartaginense-, digo como esos tiernos y juguetones felinos porque ellos -los conozco bien porque mi madre era una aficionada a los gatos-, tienen en cada pata y manos, con carácter retráctil unos garfios que, a voluntad, pueden sacar y hacerte bastante daño. Por lo pronto siempre sus arañazos se te infestan. Las bolsas donde guardan esas armas son un nido útil para estudiar microbiología. A pesar de su exagerada limpieza habitual y diaria, nunca se llegan al interior de las fundas.

Pues bien una vez expuesta la comparativa de lo juguetones, candorosos, y bonitos que son los felinos, contrastada con su capacidad de matar a todo bicho que se les ponga delante, y al dueño incluso -no matarlo desde luego- pero si darle un susto, por su independencia y defensa de lo que consideran su territorio, vamos a ver que en esas fotografías de hermosos infantes se esconden también asesinos. Asesinos de adultos y de otros niños, con armas que le han causado a la humanidad más daño que los cuatro jinetes del apocalipsis.

Surgió el debate ¿si hubieses podido quitar de la circulación a esos tiernos infantes, en su no menos tierna infancia, lo hubieras hecho? Las contestaciones fueron de lo más variado. Desde la tesis de la problemática de la modificación del futuro, a que podía llevarte al matar al susodicho niño, y que te estuvieras matando tú también porque no nacerías, aunque por el contrario hubieras salvado a mucho millones de personas. Hasta otras basadas en la moral y buenas costumbres.

Lo cierto es que en el fondo, en la infancia, paralela a la indefensión que tienen todos los humanos cuando son niños, hasta que crecen y se hacen políticos, algunos, políticos hijos de puta, en ese momento homicida que planteamos, son verdaderamente niños indefensos. Resulta increíble desde luego que después se conviertan en lo que fueron, y más increíble es que no sintieran ni frio ni calor al apretar el "botón" unos, otros utilizar la pluma, que significaba dejar sin padres a otros niños como habían sido ellos.

Es posible que en sus infancias, su entorno, su familia, e inclusive su adolescencia, forjara en ellos su madurez criminal, por esa suerte de factores que si se conocieran podría utilizarse para poner a elementos de esta especie a buen recaudo. Hubo una novela que se llama "Los niños de Brasil" en la que falló el experimento de clonación por esos factores "ambientales".

De todas formas aquí están estas criaturas para que en la prolongación de este verano que va a empalmar con el del membrillo -que alegría lo del verano- para que juguéis al acertijo de saber quienes son.



(Publicada también en www.callejadelasflores.org)

¿QUÉ CUECE LA JUNTA EN LA PLANTILLA DE PROFESORES DEL CONSERVATORIO SUPERIOR DE MÚSICA DE CÓRDOBA?


Una serie de preguntas sin respuesta.

En el BOJA número 91 se publica una Resolución de 24 de abril de 2009, relacionada con la apertura de un procedimiento para optar con carácter de interinidad a unas cátedras de guitarra flamenca del Conservatorio Superior de Córdoba.

El 23 de junio de 2009, publican una Resolución a la que añaden la lista del baremo definitivo de los aspirantes a la Cobertura Provisional de Cátedras.

El 24 de junio de 2009, publican la adjudicación provisional de la Cobertura Provisional de Cátedras. En la lista adicional figuran siete plazas de profesores de guitarra flamenca. Es decir los nombres, apellidos y puntuación del baremo de siete profesores titulados superiores de Guitarra Flamenca que optaban a las siete plazas. Uno de ellos el sexto por orden estuvo ocupándola el curso anterior 2088/2009.

El 4 de septiembre de 2009, publican las listas definitivas y sólo figuran ahora cinco personas, quedando fuera el sexto que ya trabajó el año pasado en el mismo puesto y el séptimo que era nuevo este año.

Pero lo curioso es que parece ser que han contratado en el lugar de estas dos cátedras suprimidas de un plumazo, a dos personas sin titulación ninguna. Sin desmerecer a éstas, pero lo cierto es que no se pudieron presentar al concurso porque no reúnen los requisitos necesarios. Y sin desmerecer a éstas personas que pueden ser unos virtuosos, no pueden ser docentes porque no tienen realizado el CAP, entonces ¿que enseñan en el Conservatorio?.

¿Cómo se explica esto? ¿No dan más salida a los afectados que el contencioso porque finaliza la vía administrativa? ¿No huele esto raro, muy raro? Todo ello sin ningún tipo de explicación. ¿Qué diferencia hay con los métodos de ministro Barroso y Castillo cuando solicitó una plaza en Veterinaria Rafael Castejón? ¡Ninguna! Seguro que lo habrán adornado, o a lo mejor ni siquiera, la impunidad con la que se hacen las cosas permite todos los juegos de cintura posibles. Evidentemente tengo constancia de que van al contencioso los afectados pero, someten al ciudadano a unos gastos que éste no puede soportar, mientras los servicios jurídicos de la administración están pagados por los propios ciudadanos a los que se les limitan sus derechos.

La verdad es que es lamentable.

LA OFERTA TEATRAL EN CÓRDOBA




Es muy aventurado desde luego, comparar con aquellos tiempos, en los que los conceptos de diversión y cultura diferían de los actuales. La oferta cultural y de entretenimiento en la actualidad es amplia, en ocasiones muy amplia, enorme diría yo. Ya no es sólo la prensa escrita y el teatro como antaño, ahora están: el cine, los soportes informáticos personales, Internet, etc. Se puede elegir lo que uno quiera en el momento que se desee. Antes las limitaciones eran las que eran y paralelo a las carencias, la iniciativa de la ciudadanía era más activa.

Pasó igual con el cine ¿Cuántas salas existían en Córdoba? ¿Cuántas quedan? Es lo mismo que ocurrió con la moda del video, proliferaron por doquier videotecas, con los cambiantes sistemas de reproducción; 2000, Beta, VHS, y ahora el DVD, y dentro de este último diferentes variantes.

Gran Teatro en 1970.

En Córdoba, hemos tenido en las últimas décadas, varios teatros. El Gran Teatro, el Duque de Rivas, el Palacio del Cine, y el Góngora. Luego estaban los pequeños, pero que podían usarse como tales, el Osio, en Cañero, y el Séneca en el Campo de la Verdad, el del Centro Filarmónico y el de Oscus, el Avanti de los Salesianos, el Liceo del Circulo de la Amistad, el Coliseo San Andrés de verano y posiblemente alguno que otro más privado. También cuando cambió la tendencia, tuvimos cines que podían haber sido teatros en potencia, evidentemente sin grandes posibilidades de escenario.

Pero en el siglo XIX teníamos los siguientes:

Teatros:

Principal.- En la casa número nueve de la calle Ambrosio de Morales. Fue el Coliseo Aristocrático de Córdoba y fue destruido por un incendio.

Recreo.- En un edificio de la calle María Cristina que fue derribado para hacer la calle Claudio Marcelo, era el llamado Teatro democrático de Córdoba.

Iberia.- En las antiguas oficinas de la calle García Lovera hoy Endesa.

San Fernando.- En la calle María Cristina (entonces del Arco Real).

Cervantes.- Cerca del anterior.

Moratín.- En la calle Jesús María, frente al Palacio de los Marqueses de Valdeflores.

Gran Teatro.- En Gran Capitán, lo construyó la banca Pedro López Morales.

Teatro de Verano.- En la calle Gondomar, en los patios de lo que fueron después las Escuelas-Asilo de la Infancia.

Variedades.- En el Paseo del Gran Capitán, contiguo al casino republicano.

Teatro-Circo Gran Capitán.- En el Paseo del mismo nombre.

Teatros particulares:

Calle de los Huevos.- Fundado por José Gálvez 1812.

Casa del Bailio.- De la Marquesa de Rosales.

En la calle Alcántara 1824.

Plaza de la Trinidad.- Palacio de los Duques de Hornachuelos.

En la Iglesia de los Mártires, 1836.

En el corral de Bataneros, 1838.

Liceo.- 1843, dio nombre a la calle que luego se llamó Alfonso XIII y posteriormente fue el Circulo de la Amistad.

Casa Núm. 5 de la calle de Fitero.

Plaza del Conde de Priego.- En el Palacio de los Marqueses de Ontiveros.

Gran Teatro en la actualidad.

Por lo tanto en el siglo XIX contamos 10 teatros principales y 9 particulares, es decir la friolera de 19 teatros. Es cierto que a lo largo del siglo XX, tuvimos cincuenta y tantos cines de verano y ahora sólo cinco, y teatros algunos menos que en la actualidad.

Hoy día contamos con: el remozado Teatro Principal de Ambrosio de Morales, el Gran Teatro, el Teatro de la Axerquía, el Liceo del Circulo de la Amistad, el del Colegio Salesiano Avanti. Luego están diferentes salas de actos que podrían considerarse como tales, como la del Conservatorio de Danza, y el Conservatorio de Música. Podría encuadrarse en ellos también el del Palacio de Congresos.

A mí me salen nueve.

Lo llamativo de la comparativa es el número de Teatros que había en ese citado siglo XIX y no se estaba preparando la ciudad para ser la Ciudad Cultural de 2016.

Teatro Duque de Rivas en el año de su cierre.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Pediatría y puericultura cordobesa, en el siglo X (I), La cuarentena.


Óleo de José Cruz Herrera de La Línea (Cádiz)

Nunca valoramos lo suficiente lo que aportó a nuestra sociedad la civilización árabe. Muchas de las cosas cotidianas que nos rodean tienen su origen en esa civilización. La numeración, sin la cual no podríamos calcular cuánto tenemos que pagar de hipoteca, ni los bancos contabilizar sus ganancias. Se imaginan lo difícil que sería hacer cualquier cálculo en números romanos, por poner un ejemplo.

Hace bastantes años, cayó en mis manos un artículo del Sr. Arjona Castro, que trataba sobre la pediatría y la puericultura en la Córdoba del siglo X, basado en el Tratado de Obstetricia y Pediatría, "Kitab jalq al-yanin wa tadbir al-habala wa al-mawludin" del médico árabe cordobés 'Arib ibn Sa'id, Historiador y ministro de Abderraman III y de Alhaken II, que devoré avidamente, y que he releído muchas veces después. Describía los avances en la medicina del siglo X, relativa a la rama señalada, por los doctores del Califato. Dibujaba cuestiones que todavía hoy se tienen en cuenta.

Me viene a la memoria el criterio de un pediatra, que tenía consulta en S. Andrés y que trató a mi hijo mayor cuando bebé, y que se asemejaba al seguido por esos doctores califales. Para ellos la terapéutica estaba concebida de la siguiente forma: primero empleaban la dietética, configurada según cada niño, y si esta fallaba entonces se recurriría a la farmacopea. Ese método seguía siempre el citado pediatra con mi hijo, cuando sufría de cualquier problema habitual de la infancia. Para ello siempre tenía la dieta adecuada, o el remedio natural. Pero en cierta ocasión nos desplazamos a Madrid, y tuvimos la mala suerte de que el niño tuvo una diarrea y el doctor de allí, que seguro desconocía los criterios médicos ancestrales del sur, le recetó una dosis de antibióticos, que hicieron que el color rosado de sus mejillas se quebrara y quedara como color ch... de mona.

En aquellos tiempos, todas las plantas que se usaban en la medicina, estaban recogidas en el Calendario de Córdoba (almanaque de agricultura, hipología y medicina), dónde se señalaban los lugares y el momento de recolección de las plantas conocidas. En la novela "Los Cipreses de Córdoba", se hace una detallada descripción de las virtudes de otra planta muy actual, novedosa en la Córdoba de esa época, que es el Áloe.

Volvamos a lo principal que nos ocupa y que son, los métodos empleados con los pequeños hace once siglos, es decir más de mil años, que se dice muy pronto.

La cuarentena

En ese tiempo la asistencia a los partos normalmente se ejercía por los familiares cercanos, o una experta que ejercía de partera o comadrona. Ésta, en el momento del alumbramiento, procedía a cortar el cordón umbilical, y debía retrasar el corte del mismo hasta que el niño empezase a llorar. En la actualidad se hace lo mismo pues se considera que esa pequeña transfusión extra que recibe de la madre, es fundamental para sus defensas.

El cordón umbilical se debe cortar a cuatro traveses de dedo -el través de dedo es una medida médica que equivale a 5 ó 6 centímetros-, del abdomen. Ligando primero fuertemente para evitar hemorragias. Se cortaba con un cristal o palo afilado, nunca con hierro por considerarlo de mala suerte.

Después se procedía al lavado del nacido en agua, salada con sal, costo, zumaque alholva y cebada, todo menos ojos, nariz, y boca. Después debía de frotarse con agua y un cocimiento de arrayán, para quitar cualquier resto que le quedara. En otras ocasiones se usaba para lavar agua con ceniza. Había que hacer hincapié en el secado, para evitar lo que llamaban perjuicio de la humedad. Importante también la cuna, que debía tener colchón ni duro ni blando, para que no se le deformara la columna y sobre todo que se le aflojaran las carnes. La cabeza debería estar siempre algo más elevada que el cuerpo.

La alimentación.

La primera alimentación debía ser miel mezclada con agua o untada en un dedo. Después le daría una nodriza el pecho cuatro días, evitando recibir el de la madre en este tiempo. Suponemos que sería para evitar que recibiera los calostros. Eso hoy en día está superado por los beneficios que se estima tiene esa primera leche materna sobre todo en materia de anticuerpos.

La alimentación primaria en ese tiempo no tenía más alternativa que la lactancia natural. Si la madre no podía darle el pecho no había más remedio que buscar una nodriza.

Es muy curioso y significativo el retrato que se hacía de la nodriza, como debía ser: primero joven, entre la segunda o tercera década de la vida, de piel blanca o pelirroja, con tiempo de haber parido, multípara, que ya hubiera criado a varios y que no estuviese embarazada. Existía la creencia de que el embarazo corrompía la leche. Sin embargo Mahoma, decía por otra parte que, el había visto a muchas mujeres persas o bizantinas criar estándolo y no perjudicaba a sus hijos. La cantidad de recién paridas que perdían a sus hijos por la gran mortalidad infantil, permitía que hubiera muchas nodrizas o posibles amas de cría libres. Debía tener el ama de cría -continuamos con la descripción estándar de ésta- buen color, y también su carácter. Los pezones de mediano tamaño, para evitar dificultades al lactante. Su leche debía ser blanca, dulce, con aroma, ni fluida ni espesa, sin mucha nata. El método de comprobarlo poner una gota sobre una uña. Su régimen alimentito debía estar controlado, no comer picantes, salado o ácido, evitar los puerros, el apio, la cebolla y el ajo. Me atrevo a pensar que todas estas prácticas estaban más dirigidas amas de crías y a niños de familias de un nivel elevado.

Decían que, durante la menstruación no debía coitar para que la leche no se corrompiera. El mejor alimento eran ubres de cabra o cordero y mucha leche. El vino mezclado con agradables especias -la prohibición del alcohol no sería aún efectiva-. Debía frotarse lo pechos a diario con aceite de alholva. La duración de la lactancia debía ser de al menos dos años o treinta meses. Así se protegería al niño de una serie de enfermedades infecciosas.

El destete debería ser progresivo, para que el niño se fuera acostumbrando a ingerir sólidos. Los primeros sólidos consistían en unas bellotas de harina de sémola, azúcar y leche para chupar, e ir acostumbrándolo a masticar y deglutir. Después se le podía dar carne de pollo o de perdiz tierna, para ir pasándolo paulatinamente a otros alimentos. Tras varios periodos se suspendía definitivamente el pecho.

Enfermedades habituales de la cuarentena.

Ulceras o aftas.- A estas se las llamaba al-jurr, traducido alhorre o costras. Había tres formas principales: blancas, rojas y negras. Para las rojas se espolvoreaban éstas con un compuesto de pétalos de rosa, azafrán, creta, azúcar y mirra -en un anuncio de TV en que le regalaban un móvil a S. José, éste pregunto ¿Y esto para qué? Y le contestaron ¿Y la mirra, para qué? Pues ya lo sabemos-. Las negras con toques de zumaque, arrope de frutas verdes y piedra azul (sulfato de cobre).

Vómitos o tos.- Se creía entonces que la tos era causada por el aire frío que le penetró a los pulmones después de salir del vientre de la madre. Ésta se trataba con ajo -daba calor- mezclado con leche, hinojo hervido y colado. También se le administraba un eluctario o mejunje; goma arábiga, tragacanto, regaliz y alfeñique. En el siglo XV se empleaba idéntica formula, recogida en un tratado editado en Zaragoza. Para la tos se bañaba al niño con agua caliente, se le frotaba la cabeza con miel y se le provocaba el vómito, apretándole la base de la lengua con el dedo para que echase las flemas, que se suponía producían también la tos. Hasta hace poco se le daba jarabe de ipepacuana.

El insomnio.- Para esta afección se usaba el jarabe de adormideras (jashjash) que también quitaba la tos. Este remedio fue introducido por los árabes pero está datado de bastante antes. En el Papiro de Ebers se le recomienda para ello. Hay que tener en cuenta que de la papaver sonniferum se extrae el opio, y de lo que estamos hablando es posiblemente de una infusión de pétalos, o semillas, cuyo poder es infinitamente menor. Hasta hace poco se ha utilizado como remedio casero.

Otras patologías.- Había otras patologías del periodo que estamos señalando, como la inflamación del ombligo, el dolor y la supuración de oídos, las costras y pústulas en la cabeza o cara, llamadas sa'fa o ribba , que hoy se llama impétigo. Para lo primero era la opinión del doctor rapar la cabeza, con una pasta depilatoria y un ungüento a base de almártaga (o litargirio= protoxido de plomo), albayalde, ceniza de cepa de vid, aceite de rosas y cera blanca, todo ello disuelto en yemas de huevo, También describe en este capítulo la llamada enfermedad de la cabeza gorda, que posiblemente englobaría las hidrocefalias o el céfalohematoma del recién nacido.

Hasta aquí, de forma lo más escueta posible, lo referido por nuestro paisano 'Arib ibn Sa'id, al primer periodo de la vida del niño. Continúa detallando el segundo periodo, que va desde la cuarentena hasta la erupción dentaria del séptimo u octavo mes. El tercero lo señala, desde el octavo mes hasta los 6 ó 7 años, terminando con la aparición de la pubertad.



(Publicado en www.callejadelasflores.org) (Fotografía del óleo del pintor de la Línea (Cádiz, D. José Cruz Herrera)

sábado, 5 de septiembre de 2009

UN APRETÓN DE VIENTRE QUE PUDO COSTAR UNA GABARDINA

Urinarios de caballeros de la Tendillas, por los años setenta

El chaval caminaba por la calle Jesús María a la altura del cine Góngora, en dirección a las Tendillas. Estrenaba una gabardina de dos tallas más, por aquello de que estaba en la edad del crecimiento, y debía de servir unos años, no era normal tener una gabardina y mucho menos tener una todos los años. Por esa razón tenía dos vueltas en las mangas, por lo del "estirazón". Se paró en la puerta del cine Góngora.

El cine Góngora era un cine muy moderno para su tiempo. Hasta hace poco lo ha sido. Se construyó sobre el antiguo convento de Jesús María, entre el 1929 y 1932, por un joven arquitecto madrileño, que terminó la carrera en 1923 llamado Luis Gutiérrez Soto, al que sus compañeros le apodaban Pichichi por su afición y posiblemente habilidades futbolísticas. Hacia unos días había estado viendo en él, con sus padres, Gigante, de Rock Hudson, la bellísima Liz Taylor y el malogrado James Dean, en uno de los palcos cubiertos del final del anfiteatro. La película era larga, y la comida iba en una fiambrera para poder soportar el metraje.

Calle Jesús Maria y cine Góngora una vez quitado el tacón.

Siguió mirando el cartel, y pensó en la habilidad y el arte de los pintores de las carteleras. Alguna vez los había visto trabajar y el modelo era el programa de mano. Este era un elemento habitual de publicidad, en la fachadas de los cines, independientemente de los programas de mano, deseo de los coleccionistas a posteriori. Mi primo tenía una gran colección de ellos, que seguro tiró, pero que serían ahora unos documentos apreciables. Otros coleccionaban los emblemas de Auxilio Social, ese impuesto voluntario-obligatorio que se pagaba con la entrada.

El olor de la cerveza y a berberechos del bar Correo, impregnaba la entrada a la Plaza de José Antonio Primo de Rivera -aún no se llamaba nuevamente de las Tendillas, aunque el pueblo no lo había olvidado-. Nunca supo el chaval, si bien por la asistencia a la boda de Luis, el de Juana la Jeringuera, el del bigotito, amigo de su primo Cándido, y que se celebró el día anterior en la terraza de la Sociedad de Plateros de la calle María Auxiliadora, o bien por culpa de cualquier otra comida, le sonaron insistentemente las tripas. La inminencia que se presentaba era complicada. Era una urgencia intestinal en toda regla. El esfínter estaba haciendo un trabajo extra. No sabía cuánto tiempo podría soportar la presión.

Cartel de Gigante

¿Qué hacer? ¡Ir a los retretes públicos de la Plaza! esos que asemejaban a las entradas de metro de las capitales importantes. Eran subterráneos. Tenían un solo tramo de escaleras. Había uno a cada lado de la plaza, el de la acera de Telefónica de señoras, y el de la acera de Pañerías Modernas, de caballeros. La luz además de la artificial, la recibían por un techo acristalado. La entrada estaba rodeada de una baranda de hierro. Luego, muchos años después, a cada baranda se adosó un puesto de palomitas de maíz. Allí se dirigió, bajó las escaleras apresurado y, todos los servicios estaban ocupados, además había gente esperando, ¿pero... uno, que suerte! estaba abierto y vacío. ¿Por qué no lo usaban los que esperaban? No se preguntó nada más. La urgencia era mayor a cada momento y sin pensarlo entro en el retrete abierto. Se quitó la gabardina y la colgó de una percha. La satisfacción después de los apuros intestinales, es inenarrable. Qué bien funciona la naturaleza, te pone en ascuas, te genera una emergencia y luego una vez superada te premia con ese sosiego posterior.

Urinarios de las Tendillas (Caballeros), Pañerías Modernas, La Malagueña y el puesto de las Palomitas

Una vez cumplido el ritual, se prestó a salir, pero cuál sería su sorpresa que el señor que ejercía las funciones de guarda de los servicios públicos, le exigió el pago de 0,50 céntimos de peseta.

- ¡Oye tú. Que tienes que pagar dos reales! -dijo el guarda a voces.

Como todas las cosas en la vida tienen su explicación, esta era la de la espera de los clientes a que se desocuparan los otros retretes, y este estaba vacío porque era de pago. Cosa curiosa que nunca comprendió el niño después. Pero ¿Cómo iba a pagarle lo que le exigía el guarda si no tenía nada, en el bolsillo? ¡Cincuenta céntimos! Era el importe de la entrada de cine en las gradas de la Plaza de Toros de Los Tejares. ¡Qué barbaridad!

Calle Jesús y María, a la derecha Merceria Lubi, enfrente Almacenes Encarnita.

-No tengo ese dinero señor. -le dijo en un tono un poco lastimero. -Yo no sabía que este retrete era de pago. -continuó.

-A mí eso no me importa, de aquí no te vas hasta que no me pagues. -dijo cogiéndolo del brazo.

-Déjeme que vaya a mi casa y ahora vuelvo con el dinero. -le replicó.

-Sí, que tú te crees que soy tonto. Si te vas ya no vuelves. -dijo apretándole aún más el brazo hasta conseguir hacerle daño.

Urinarios del Campo de la Merced (Señoras).

Al guarda, de momento se conoce que le vino una idea a la cabeza, que vislumbró sin saberlo, lo que en el argot bancario es una hipoteca con prenda, o un empeño, en este caso forzado y, en un rápido movimiento le quitó la gabardina, diciéndole:

-¡Ea!, ahora si puedes irte. Me quedo con la gabardina y hasta que no me traigas los dos reales no te la doy. -dijo con cara de satisfacción por la idea.

Al niño se le quedó una extraña cara de impotencia. La primera cosa que pensó fue pegarle un tirón de la gabardina y correr escaleras arriba, pero ya la había puesto a buen recaudo, y aunque era un hombre pequeño, era un adulto y él era un niño.

- ¡Pero oiga señor...! -trató de hacerle comprender.

-¡Nada de nada, que aquí estoy hasta las dos de la tarde, y si no vienes tendría que ser mañana! -sentenció.

Urinarios del Campo de la Merced (caballeros)

El niño con cara de haba, pues no se le puede poner a uno otra. Subió las escaleras pensando en volver a su casa a conseguir los dos reales y poder recuperar su prenda. Al salir sin gabardina se notaba el frio de la calle. Volvió sobre sus pasos y, nuevamente el olor a berberechos y cerveza, la pequeña pasamanería de Lubi, el cine Góngora, Almacenes Encarnita, el antiguo edificio de Correos, el que tenía el león de buzón. Ahora ni miró siquiera la cartelera, ensimismado en su gran problema. El Bar Guerrero. En el Bar Guerrero en ese tiempo, ocurrió un caso que fue llamativo. Parece ser que la mujer del tabernero tenía un amante, y en cierta ocasión cuando estaba con él, entró el tabernero a la casa, forcejeó éste con quien le había quitado la honra, y en la pelea el ultrajador le mordió en la oreja cortándole un trozo. Desde entonces el mote, "media oreja". Ese bar se trasladó después al Gran Capitán. Más abajo del bar, el estanco y el fotógrafo.

Aunque se había acordado el niño del episodio brevemente, el problema seguía. Pero..., cuando llegó casi a la esquina de Santa Marta, que estaba en el tacón con la calle Rodríguez Sánchez, y que años después desapareció, mira por donde apareció su tía Antonia, como caída del cielo, bueno es un decir. Los besos de rigor y la cara de circunstancias.

Urinarios del Campo de la Merced (caballeros)

-¿Qué te pasa sobrino? -le preguntó al ver la cara compungida que tenía.

-Tita que me entro dolor de tripas y entré en los retretes de la Plaza y... -le explicó detalladamente lo ocurrido.

-Bueno voy contigo a ver qué pasa con ese tío.

-No tita no es necesario, sólo me hacen falta dos reales para recuperar la gabardina.

Sabía que su tía, que triplicaba en peso el del guarda, sí triplicaba, y que siempre era tranquila, las gastaba mal cuando se cabreaba. Por fin consiguió que sacara el monedero y le diera los dos reales, la clásica moneda de cincuenta céntimos con el agujero central, que algunos "quíes" la cosían a la correa. También había otra con agujero de a real, 025 céntimos de peseta.

-Gracias tita, un beso. -le dijo, cambiándole la cara y dejándola continuar su camino volviendo él nuevamente hacia la plaza corriendo a pagarle al individuo.

-¿Qué pronto has vuelto, eso sería que tenías el dinero y lo que no querías es pagarme?. -dijo el mal encarado individuo.

-Deme mi gabardina señor y tomé sus dos reales. -le contestó sin hacer caso a la observación, pero pensando para su interior, -Esté tío es un hijo de puta.

Cogió la gabardina se la puso y salió nuevamente a la calle. En la puerta de David Rico se encontró nuevamente a su tía Antonia. Había sido todo muy rápido y su tía caminaba lento.

-Tita ya está todo resuelto, me voy para mi casa. Un beso.

-Adiós. Que tengas cuidado con los coches. -dijo Antonia después de besar al niño. Los coches, si pasaba uno de vez en cuando.

Urinarios del Campo de la Merced (caballeros)

El niño siguió su camino Jesús María abajo, pensando en el episodio más de Frank Kafka que de esta ciudad -bueno el niño no pensó lo de Kafka desde luego, pero es lo que pega-. Él siguió calle abajo, tuvo que remangarse nuevamente una manga, a la que con el ajetreo se le había quitado los dos dobleces y se le perdía la mano en ella, como si estuviera manco. El Conservatorio a la izquierda. Los Futbolines, a la derecha, La droguería y Genaro el relojero enfrente. Las Oficinas de la Casa de Carbonell, y el busto en su patio del fundador de la empresa, esculpido por Mateo Inurria -lo de Mateo Inurria tampoco lo sabía-. Fidela delante a la izquierda. Pío Gómez a la derecha. En la esquina de Barroso, la lápida conmemorativa del único caído del bando faccioso en esta capital. Seguro que su muerte fue una casualidad, estar donde no debiera en el momento que no debiera también. Blanco Belmonte, Ricardo de Montis y su casa de paso, y la torre de la Mezquita al fondo.

Ya había pasado todo, hay que ver la de acontecimientos que se suceden en la vida por un simple apretón de vientre. Y los riesgos que se pueden correr.

Un simple apretón de vientre te puede costar una gabardina.

Fotografías: de Werrybee  del autor y del AMC
Bibliografía del recuerdo.

LOS ANUNCIOS



La publicidad. Los anuncios. Ahora se llaman spot. Son unos elementos que siempre ha formado parte de nuestras vidas, bien para obligarnos a adquirir un determinado producto o artilugio, o para educarnos el cerebro en una determinada dirección…

Siempre han estado ahí. Primero en papel, luego sonoros en la radio -en este medio era muy importante la música o la sintonía-, después en la televisión, que embobaba a los peques de la casa, sintiéndose orgullosos los padres cuando el niño decía el anuncio de turno. En mi caso aprendí pronto a leer y, tanto mis padres como después los maestros, se preocuparon de una cosa que hoy no parece importar mucho, y es que tuviera una correcta, o lo más aproximada, pronunciación. Habían conseguido que el niño diferenciara las “bes” de las “uves”, cargara la pronunciación en la “uvedoble”, las “ces” de las “eses” y “zetas”, etc. etc. Luego el prenda ha hecho lo que ha querido, el acento cordobés, es el acento cordobés.

Pues bien, como con poco más tres años yo ya leía en el periódico, claro, eso te hacía sentirte una atracción de feria, por muy orgulloso que se sintiera tu padre. Te llevaban a la taberna de al lado y tenías que leer cualquier cosa, que casi siempre era la necrológica. Lagarto, lagarto. Otras veces, te decían que tenías que repetir ese anuncio que te sabías tan bien, pronunciando las eses correctamente “Para la toss Tosiletass”. Se oía el murmullo de los mayores, y algún que otro ¡joder! o ¡Coño! Como la actuación se había acabado, preguntabas si te podías ir. Eso era muy habitual, rara era la semana que no actuaba un par de veces. El niño desde luego estaba hasta los coj… , en fin, de aquello que dijimos.


Escuchando la cantinela del anuncio, la sintonía, esa música pegadiza, ya visualizabas el anuncio y el producto. Si oías “Si ves aquel negrito, del áfrica tropical…”; Cola Cao, no tenía pérdida. O la novela de las ocho; “Ama rosa”, “Lo que nunca muere”, “Diego Valor”... Si lo que oías era el himno de la Infantería de Marina USA; Minutos deportivos, nunca comprendí el porqué. Un himno militar para un programa deportivo de EAJ24, Radio Córdoba. La mejor emisora de radio de Córdoba. No había otra, pero era buena, y su personal mejor, pioneros de la radio en esta ciudad. “Radio Chupete”, “Discos Dedicados” con la jota de Ricardo Solanas al comienzo, “Paseos por Córdoba” y tantos, y tantos programas. Y así sucesivamente, y seguro que cada uno tiene almacenados sonidos asociados a imágenes.

Luego la televisión ya acabó de atontarnos del todo. “Está como nunca, está como nunca…”; el muñequito y Fundador, el coñac. “Yo creía que mi ropa estaba blanca, hasta que no he visto la tuya”; Omo, Ese, Tutú, etc. Seguro que todos del Camps ese, no, el de Valencia es otro. Todo el afán era dejar la ropa a cual más blanca. Eso acabó con el lavadero de madera o de loza en la pila. Con echarle el azulillo al agua de enjuagar. En mi casa que tenía tres plantas y la pila estaba en la más alta, cuando lavaba mi madre, sonaba en toda ella, pienso que, aunque de muros de metro y medio vibraba también, cuando restregaba el jabón casero en la ropa. Eso significó unas rudimentarias lavadoras, que sólo daban vueltas a lo que llamaban la “colada”, ya no era lavar la ropa, y a mí me sonaba a algo erótico. Eso significó la modificación del Ph de nuestra piel.

Tosías por el catarro; te “endiñaban” un vaso de leche con un chorreón de coñac y una pastilla de Okal. Ácido acetilsalicilico puro, corteza del sauce sintetizada. Pero luego, “Se frota y basta”; Vick Vaporub, producto USA, que acabó con las friegas del alcohol, el pintar las ventanas en los costados de tintura de yodo, y algo antes las cataplasmas. O, “Ya todo ha pasado con Calmante Vitaminado”; posiblemente el abuelo de Harazen fumase porros, pero mi abuela estaba enganchada al Calmante Vitaminado, y la Magdalena la tía de Conchi también. A saber, el acido acetilsalicico (tiene tela el nombre), daba un cierto sopor, y para contrarrestarlo le metían a la formula cafeína pura –ahí estaba el enganche-, porque la vitamina, de la serie B para los músculos no creo. Eso sin hablar del Optalidón, que hasta venía gente de fuera para comprarlo, o la Analgilasa.

Si escuchabas la sintonía de Bonanza, tantararan tantan tantantan; un mapa ardiendo por el centro. ¡Ya quemaron mapas del rancho! sí. Pues, cosa curiosa, los nenes de la Mezquita nos acordábamos del párroco del Sagrario, que era un chicarrón del norte de la provincia, idéntico a Jos Cartwright –Dan Blocker- que se llamaba Miguel Castillejo. Pues sí, a este señor nos recordaba la sintonía y era el mote que le habíamos puesto, Jos de Bonanza. Entonces era un humilde sacerdote, luego fue algo más importante, ahora es un jubilado, con un buen retiro -no como el que me tocará a mí, a la vista de lo que percibo “c o m o f u n c i o n a r i o”-, pero jubilado, ya sin mando en plaza.

Chocolate Suchard, Matías López, Gaseosa “La Casera”, ésta se llevó la palma, decían está fabricada con el agua de Madrid, que tenía fama de buena. Tomaron todos los refrescos carbónicos, el nombre de casera. En Córdoba había otras gaseosas: Pijuán, La Fama Cordobesa, La revoltosa, La Constancia. Y alguna más. Con una enorme cantidad de carbónico que, cuando la tomabas te salía por los orificios de la nariz. Eso de adquirir el nombre del primer artilugio era muy normal. Todavía se dice olla laster, por olla a presión. La primera fue de la marca Laster y todas las demás igual, aunque fueran de otra marca. O la Turmix a todas las batidoras. En los cines se pregonaba, y en el fútbol, refrescos de “oranch”, limón y menta. El “oranch” era la pronunciación de orange –naranja-. Vale. Todos los colchones de muelles, eran Flex. Acabaron con los colchones de lana. Es verdad que hacer una cama con esos colchones era un drama, pero la diferencia era notable.

No quiero hablar de la Coca Cola, a la que todos los niños estaban enganchados, menos uno que no la probó nunca. Es verdad, no la ha probado nunca. Sus motivos tendría, a lo mejor porque era el modelo de lo que nos vendían los del otro lado del charco. Sí, una cosa parecida que se llamaba zarzaparrilla, que era como el jarabe si la tomó, ¡Ah! Y la casera cola, pero de la americana ni hablar. Tiene el niño a orgullo, no haber cantado nunca el Cara al Sol en el colegio –eso sí, el “Ardor guerrero” en la mili sí, por haber sido de infantería-, y no haber probado el refresco. De pocas cosas más puede presumir, por mucho que intente acordarse de algo.

No eras suficiente hombre si no te rociaban unas gotas, o un chorreón, de Varón Dandy, faltaría más. Tengo una amiga que dice que a lo único que le ha sido fiel en la vida ha sido a “Maderas de Oriente” de la casa Myrurgia. Ese era también el perfume que usaba mi madre, inconfundible. El Chanel N5 para Marylin. Casa Hoyo en la calle Nueva, no necesitaba anuncios, pasar por la acera, nada más pasado el Instituto Góngora, era recibir una mezcla de olores, que hacía circular un chiste que decía que, a la caída de la tarde los dependientes salían pidiendo a gritos:

-¡Una mierda, una mierda, por favor!

No podían aguantar más. Lo vendían a granel y lo dispensaban con unos embudos finísimos para que entrara en el estrecho orificio del bote, que normalmente era aprovechado del primitivo que había sido un regalo, o una compra especial, la que pudiera.

Bueno el repertorio es más amplio. Ahora cada uno que aporte el suyo, su recuerdo o la comedura de coco de su anuncio preferido. No quiero terminar sin decir que hoy en día hay “spot publicitarios” que, en tan sólo veinte segundos, nos ofertan maravillosas historias, es decir verdaderas obras de arte cinematográficas.


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Dedicado a Lisistrata.

Bibliografía de la red

jueves, 3 de septiembre de 2009

LOS "ALBERGUES PROVISIONALES", PARA TODA LA VIDA, DE LAS BARRIADAS DE LAS MORERAS Y LAS PALMERAS.

Los albergues ya próximos a su desaparición

Las Moreras y Las Palmeras.

Las Moreras cercana a las Margaritas. A esta barriada de las Margaritas la conozco desde hace mucho tiempo. En ella estaba la Fábrica del Chimeneón, aceites jabones, orujo, etc. Mi tío José María era capataz de la misma y vivía en una enorme casa de vecinos frente a la entrada de la fábrica, a la izquierda de la parroquia. Esa parroquia tiene la peculiaridad que fue la primera que se construyó después de la maldita guerra. El nombre del barrio por la multitud de huertas que había y la gran cantidad de esas flores.

Una tontería. Cuando escuchaba la canción "Camino verde", ese clásico de Jorge Sepúlveda, que en su letra decía "... desde que tú te fuiste lloran de pena las margaritas...", yo siempre lo asociaba a esa barriada, donde vivía mi tía Antonia. No tiene nada que ver, es una estupidez posiblemente, pero me ha apetecido decirlo. Son muchas las veces que he estado en ese barrio, es verdad que mucho antes de que se construyeran Las Moreras. Para rematar, otra estupidez. Mi tía me decía:

-Siéntate en la silla que ahora van a salir unos caballitos por el chimeneón de la fábrica.

Yo me preguntaba, ¿mi tía debe pensar que soy tonto? o a lo mejor quiere decir que el humo puede generar distintas formas. Me sentaba, le decía que había visto unos cuantos, y ya me dejaba tranquilo. Aunque volvamos a lo verdaderamente importante y dejemos los "pegoletes" aparcados, o saliendo por el chimeneón.

Las Moreras (Margaritas), al fondo el chimeneón( foto AMC)

A raíz de unas grandes inundaciones por el principio de los sesenta, posiblemente el sesenta y tres, que arrasaron materialmente muchas humildes viviendas de la zona del Campo de la Verdad, Cañero, el Arcángel y Miraflores, facilitaron a los vecinos sin casa, ubicación en unas naves frente a la entrada actual de las Moreras. Hay que recordar que esa zona fue una zona muy industrial con grandes empresas. Allí alojaron a muchas familias de momento, en improvisadas viviendas, separadas unas de otras con mantas haciendo las veces de tabiques.

El Instituto Nacional de la Vivienda (INV), ante el problema, decidió construir una serie de "Albergues provisionales" -ese era su nombre y como casi todo lo que en este país se hace provisionalmente, se trasforma en eterno-. La empresa constructora fue la del régimen, Agroman. Decidieron su construcción en el Pago de los Aguijones, y las otras en la carretera de Palma del Río. La cifra alrededor de 2076. Las casas estaban prefabricadas de tableros prensados de viruta, de unos cuatro cm. de grosor, con una mezcla de cemento. Los tejados eran de planchas de uralita. Entonces no pasaba nada con la uralita, o de eso no se ha hablado nada después. La superficie era de unos 45 m2. Se pensaron para dieciocho meses y me parece que han durado más de treinta años.

Tres habitaciones, una cocina, saloncito, un servicio y un patio de casi tres metros cuadrados constituían la vivienda. Para algunos de sus habitantes aquello era un palacio, comparado con algunos de los chozos de los que venían. Cuando la sensibilidad de las inquilinas empezó a llenar de flores las calles, fachadas y patios, aquello se fue convirtiendo en algo más habitable. El alquiler era de cien pesetas agua incluida. En el comienzo de la democracia se sube el alquiler a quinientas pesetas. Los vecinos no pagan y se intentan desahucios. Ante los disturbios que se generan se desiste. En aquel tiempo no había problemas de droga, ni de delincuencia. Sus habitantes eran humildes trabajadores, pero honrados. Existían también tres colegios prefabricados y creo que guarderías.

En las Palmeras se construyen 856 viviendas. La construcción la misma. A los habitantes de esta barriada de la carretera de Palma del Río, se les propone el traslado a pisos en el Polígono del Guadalquivir y la A. VV. rechaza la propuesta. Un año después la administración de la barriada pasa al INV. Este organismo propone la construcción de viviendas fijas en número similar a los albergues existentes.

Una vista de los albergues y su deterioro posterior

En el 64 ó 65 se otorga la administración al Ayuntamiento. A partir de la década de los setenta comienzan las reivindicaciones vecinales, y surgen dos asociaciones, La Voz y Trassierra en Moreras y otra en Palmeras. Por el año 1978 se empezaron a construir las primeras 110 viviendas. Se destruyen las que se desocupan y se trata de impedir la ocupación de las desalojadas. En el año 1982 surgió un grave problema con el agua, se daba la paradoja que algunas casas consumían hasta 400 m3 de agua en un mes. El ayuntamiento reclamaba facturas de agua por importe de diecinueve millones de pesetas. En 1991 se contabilizan 1280 nuevas viviendas y en el 92 se totalizan 1785. En ese mismo año sólo quedaban 250 "Albergues provisionales". En el padrón municipal de 1990 estaban censadas unas 6.300 personas, aunque había bastantes más. También se denunció tráfico de viviendas.

Con motivo de mi trabajo, frecuentaba diariamente el barrio de las Palmeras. En 1970 prestaba mis servicios en la empresa de Autobuses urbanos y, una de sus líneas comenzaba en las Tendillas y acababa en una placita del barrio de Las Palmeras. La conflictividad era la normal de cualquier barrio, nunca tuvimos problemas con los vecinos. Sí es cierto que en años posteriores ha habido bastantes, cuando la marginalidad provocada por ciertos factores aumentó. Había mucho paro. Pero la gente era humilde y digna. Algunos compañeros de la empresa vivían en la barriada y algunos días cuando terminábamos la jornada, a altas horas de la noche, los trasladaba a su casa de paso para la mía, y nunca tuvimos ningún tropiezo.

Unos de los conductores de esa línea era un personaje muy peculiar, simpático, dicharachero y con don de gentes. Era una institución entre los vecinos del barrio. Se apodaba D. Gregorio, Vizconde de las Palmeras y Marqués de Cantarranas -el arroyo que delimitaba al oeste la barriada-. Para dibujar el sentir de esas personas, voy a exponer un simple ejemplo: Cierto día salimos de la barriada, en un viaje punta, con el autobús casi lleno, y al llegar a la carretera se paró el motor. D. Gregorio se dirige al pasaje y les dice:

-El autobús se ha parado y no tengo batería así que bajaros y a empujar.

Como de una película impresionista italiana, se bajan todos lo que estaban en edad de empujar, empujan y arranca el motor. Frena el conductor, y los que habían empujado nuevamente se suben. D. Gregorio les da las gracias, aplauden y todo el mundo contento a su destino. Este ejemplo puede dibujar el espíritu de solidaridad de aquella gente.

La mayor parte de la población de las Palmeras era del Campo de la Verdad (Villa Cachonda) y del Veredón de los Frailes, así como también de otras zonas periféricas de la ciudad.

Luego la marginalidad. Más paro. La droga. Otros grupos de ciudadanos que entraron a formar parte de la barriada. Otros tiempos. Los errores de la administración, etc. cambiaron la fisonomía primitiva del carácter y personalidad del barrio. Y no era cuestión de etnias, que si gitanos que si no gitanos. Yo trataba con personas de esa etnia y nunca tuve ningún problema con ellos, es más, la mayoría eran muy de fiar.

Miles de personas en casitas de 45 m2, con los tejados de uralita, que cuando llegaba el verano bombeaban por la temperatura, que las figuritas de adorno crujian y se rajaban por la temperatura. Y hoy se pone el grito en el cielo cuando desde el Estado se propone construir apartamentos de 50 m2. Algunos tenemos memoria de pez.

Aclaración final.

Puntualizar que, los datos no son para una tesis doctoral, que puede y seguro que habrá, muchas carencias y errores. Que como siempre, forman parte de la memoria personal y de alguna ayuda documental extra, y eso no es una ciencia exacta, por lo que ruego las oportunas disculpas o correciones que procedan.

Panorámica de Las Moreras (Margaritas)

Panorámica de las Moreras 1963-1964 gentileza de Werrybee

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA LUNA Y JÚPITER MUY CERCA VIRTUALMENTE


La noche de hoy, día tres de septiembre, a las veintiuna horas estará Júpiter, el planeta gigante de nuestro sistema solar, a 2º 11 de separación de la Luna, que está ya en menguante, esa será aproximadamente la distancia más corta, para ir separándose hasta las cinco de la madrugada que desaparecerán por el oeste, pero ya a una distancia de 4º 29.

Neptuno los acompañara, pero invisible, para poder verlo hace falta una óptica considerable. Su separación del satélite será de aprox. 3º la menor.

A esa misma hora las cinco, ya estará saliendo por el este el tercer cuerpo más brillante de nuestro cielo, en esta época con el sobrenombre de estrella matutina o estrella de la mañana, Venus.


La cercanía de Júpiter a la Luna en menguante, es un espectáculo que merece la pena verlo y si se dispone de una buena cámara fotografiarlo. Yo lo intenté anoche con la mía que se parece más a la del fotógrafo de los jardines y me salió un churro.


Fotografías:
Cabecera. La Luna y Júpiter, fotografía de mala calidad con el detalle añadido de la posición de cada uno de los planetas y el satélite.
Segunda. Otra fotografía de la Luna y Júpiter a las 04,00 h. en dirección oeste.
Tercera. Detalle del Atlas del programa astronómico Sky Map donde se ve la posición de los dos planetas y el satélite de la Tierra.


Día 3 de septiembre 2009
Día 3 de septiembre, 04,00 h. , ha merecido la pena, por lo menos para los que trabajamos de noche, a lo mejor levantarse para eso exclusivamente no lo merece.
Una vista del acercamiento, madrugada del día 03-09-09.
(Publicado en www.callejadelasflores.org)