viernes, 3 de junio de 2016

LA CALLE DEL TORNILLO

Calle Tornillo desde Candelaria

Pretendo simplemente escribir una reseña sobre la Calle del Tornillo, pero a medida que trato de escarbar información sobre esta estrecha vía, me sale por medio la historia, la increíble historia de esta ciudad. Toda la fachada de los impares, es materialmente el Colegio de la Piedad. En la esquina de la calle Armas, la Ermita de la Consolación. En el número dos, la preciosa casa del Ciprés, que está en venta. Al final en la otra esquina con la calle Candelaria, la Ermita de la Candelaria. 

Dibujo de Wyngaerde 1567


Plano catastral

Tornillo empieza con Ermita y acaba con Ermita en los pares, y la Piedad en los impares. Y debajo de la calle posiblemente la gran cloaca romana que recogía las aguas de la muralla, que bajaban por Maese Luis -el posible pariente de Miguel de Cervantes-, para después cruzar la desaparecida Posada de Vencesguerra y seguir por el Caño del mismo nombre, unas veces al aire, y otras fosilizado en callejas interiores, cruzar Lineros y Badanas para pasar por debajo de San Nicolás de la Axerquía y salir al Guadalquivir debajo de la actual muralla. Este Caño de Vicente Guerra o Vencesguerra, lo cita Cervantes y sirvió parece para la invasión de la ciudad.

 Ermita de la Consolación en Armas 1.

Interior de la Ermita (Foto M.Cruz)

Dibujo de Wyngaerde salida del Caño y San Nicolás de la Axerquía

Sin embargo Wingaerde ya pintó la orilla sin murallón en 1567, y dejó ver el desagüe de Vencesguerra. Este dibujante es la mejor máquina del tiempo que tenemos. Dice: D. Teodomiro de la Ermita de la Consolación y Casa de Expósitos: "Aún se ve el sitio de una reja al coro bajo desde el cual oían misa las nodrizas, y la calle inmediata se llama del Tornillo por haber estado en ella el torno en que eran expuestos aquellos desgraciados." El que antes era Hospital de la Consolación, después fue Casa de Expósitos. El obispo Pacheco la implantó, y allí estuvieron hasta 1599. 

 

Casa del Ciprés, Tornillo 2.

Luego otro obispo Fray Domingo Pimentel, los volvió a traer y de allí salieron en el año 1820 para lo que ahora es el Palacio de Exposiciones y Congresos de  la calle Torrijos. Este edificio era el antiguo Hospital de San Sebastián, también se llamó Hospital de San Jacinto -que se había trasladado desde la actual calle Magistral González Francés-, donde acabó sus días el erudito loco, Ambrosio de Morales. Loco por la mutilación testicular que se causó por las tentaciones, cuando era fraile en Los Jerónimos.

 
Ermita de la Candelaria

Los nombres de las calles siempre son llamativos, ya hemos visto lo que dice D. Teodomiro. Lo recibe del diminutivo del Torno, Tornillo, donde dejaban a los niños abandonados para la inclusa, ya desaparecido. Similar al que hubo en la fachada del Palacio de Exposiciones y Congresos, de la calle Torrijos, cuyo mecanismo está en un patio interior, quedando aún fuera, en la pared, el hueco del torno. Quien suscribe, cuando niño, un poco más que ahora, más de una vez le ha dado vueltas. 

 Artesonado de la Ermita de la Candelaria

Puerta falsa de la Ermita de la Candelaria

Parece que  la casa a continuación de la Ermita de la Consolación, tenía comunicación con el espacio cultural "ArmasNueve", de la calle Armas, como parece deducirse del plano catastral. Y la Casa del Ciprés funcionó a primeros de este siglo como Dirección Provincial del Instituto Andaluz de la Juventud, y espacio cultural. Cuantos siglos de historia local encierra una simple y estrecha calleja de la Axerquía cordobesa, mucha más historia que, por poner un ejemplo, los Estados Unidos de América.

Fotografías del autor y la red
Bibliografía Paseos por Córdoba

4 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Paco, te superas día a día. El relato de hoy me rae a la memoria una historia que sobre niños abandonados nos contaba un Maestro: Decía: “la iglesia cuidaba, por si acaso de los niños, ya que la inmensa mayoría de ellos eran hijos de nobles y pudiente que abusaban de las sirvientas, siempre niñas” Esta historia empezó con motivo de algo, no me acuerdo del suceso, que, había pasado en el Postigo de la Leche. Total, que estos tipejos siempre han estado abusando del pueblo. Un abrazo, salud y República.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Patxi. Yo tengo un tío hermano de mi madre, que se lo dio la iglesia a mi abuelo, hijo de una niña de una familia pudiente de Priego de Córdoba. En una palabra que el desliz de la niña lo cubrieron con un viaje y a la vuelta soltó el niño en San Jacinto. El canónigo en cuestión al que arreglaba mi abuelo (era barbero), amañó el asunto para que mi abuela fuese la madre. Esas cosas eran muy fáciles con que firmara la matrona que había parido mi abuela era suficiente. Así fue. Todos los actores de este episodio están muertos ya. Yo luego después me interesé por el asunto e incluso llegué a aproximarme a la familia en cuestión. En estos días una prueba de ADN hubiera resuelto la paternidad, en Galicia se ha dado mucho con sirvientas que después sus hijos han sido herederos de fortunas. Y el postigo de la leche estaba enfrente de mi casa y era el que normalmente usábamos para entrar en los patios de la Mezquita.
Salud compañero.

Carlos Marín dijo...

Me permito copiar en tu blog el comentario que hice esta mañana en Facebook agradeciéndote tu celo por las noticias de nuestra ciudad.

Los que ya tenemos algunos años, estamos ávidos de información y se nos escapa el tiempo para abarcarlo todo en profundidad agradecemos estos resúmenes. Estoy seguro que comprimir e ilustrarlo en poco espacio no es fácil. Mi deambular callejero discurría por la zona junto con los chavales de mi barrio con nuestras cabezas semi-rapadas salpicadas de “escalabrauras” y coronadas con un manojo de boquerones en la frente. Añado a tu erudito trabajo la impronta que me dejó el olor que levantaban los “regaores” cuando arrinconaban los desperdicios a fuerza de manguerazos en la plaza de las cañas. Muchas gracias.

Paco Muñoz dijo...

Estimado Carlos, en primer lugar muchas gracias y el mejor premio es llegar a los demás con cosas de nuestra ciudad y sobre todo fomentar la memoria de los paisanos.
Llevas razón, disponer de mucha documentación y elegir lo justo para decir lo que se pretende sin agobiar al lector, y sin aparentar ser un erudito que no lo soy, empleando un lenguaje cercano, reconozco es difícil y lleva algunas horas.
Claro eso que a la gente le falta a algunos nos sobra, y no tanto después de la jubilación todo corre mucho y están más cerca cosas que parecían muy lejanas.
Sabes que reflejas muy bien un momento de esa plaza, olores, sonidos de esas personas que afortunadamente hoy son trabajadores más dignos, no como aquellos que recogían en espuertas la porquería manchándoles las boinas.
Nuevamente muchas gracias