miércoles, 24 de abril de 2024

PABELLÓN DE NAVEGACIÓN DE LA ANTIGUA EXPO 92

 
Pabellón y Torre de la Navegación a la orilla de la dársena

Segundo día. Directamente al Pabellón de la Navegación para disfrutar de su interesante espacio expositivo, no sin antes desayunar en una cafetería de la calle Canalejas, andar un tramo de  Marqués de Paradas, Plaza de la Legión y moderno Puente de la Expiración construido al lado del antiguo tapón de Chapina y su estadio deportivo: Todo ello hoy forma parte de la dársena, y está sumergido en ella, el nuevo tapón está ahora pasada la pasarela de San Jerónimo. En pocos años se ha transformado la ciudad camino de ser una gran urbe, afortunadamente sin perder su encanto y su “color especial”. Con la entrada a la Exposición de Van Gogh de ayer, nos hacían un descuento en la entrada al Pabellón de la Navegación. Hoy no estaba cerrado al público con los señores de las alarmas del día anterior. 


Vistas de la Torre de Navegación

Desde arriba

Leí la descripción de este Pabellón de la Navegación, creo recordar fue en el BOJA 3 de 07/01/2009, inscripción de los Bienes en el Catalogo. “El Pabellón de la Navegación, dedicado durante la Expo’92 a las expediciones científicas, a los descubrimientos y avances en la técnica naval, se sitúa al borde del río Guadalquivir, en el sector sur del recinto, junto al pantalán que acota el puerto fluvial, entre los Puentes de Chapina y de la Cartuja, un lugar privilegiado, mirando hacia el centro histórico. La parcela tiene forma básicamente rectangular, que quiebra su lado norte por el trazado del camino de los Descubrimientos, de topografía irregular con los bordes oeste y sur a la cota +7.50, altura a la que se encuentra la plaza definida por este Pabellón y el de los Descubrimientos, mientras que los límites norte y este se asientan sobre la cota +2.30, la del muelle del llamado Puerto de la Navegación.” “Lo construye Guillermo Vázquez Consuegra, uno de los máximos representantes de la arquitectura española de final del siglo XX. Su obra además de ser numerosa, ofrece aspectos de una gran elegancia, novedad y belleza. Por el Pabellón de la Navegación obtuvo: el premio de Arquitectura del C.O.A.A.A. de 1992.” 



Más vistas arriba de la torre

Primer punto del recorrido era la subida al mirador de la Torre Shindler –sigo con la descripción oficial del BOJA: “La Torre de la Navegación, de 50 metros de altura, está construida al final del pantalán, adentrándose en el río y se concibe como contrapunto a la gran superficie horizontal del Pabellón. Se compone de dos piezas, una con geometría de prisma recto de base triangular y la otra con forma de quilla. La primera pieza está resuelta con estructura metálica y aloja en su interior dos ascensores panorámicos y una escalera de doble tramo de chapa metálica plegada galvanizada. Un entramado de vigas en celosía arriostra la estructura, y se resuelve con perfiles tubulares. La segunda de hormigón blanco, construida con encofrados deslizantes, tiene forma de proa que se orienta hacia el curso del río. 

Pasarela a la otra torre

La Isla de la Cartuja

Esquema de las dos torres

Se concibió maciza y cerrada, hundiendo sus cimientos en el río, conectando con el pantalán por un puente de madera. El interior aloja un sistema de rampas paralelas a los lados curvos, con pavimento de madera de haya sobre estructura metálica de perfiles, con un ascensor panorámico hacia el interior de la torre. Todo ello libera el espacio central de la edificación, en el que se busca una cierta penumbra al iluminarse por una serie de pequeñas aberturas que dibujan en el hormigón la inclinación de las rampas. Presenta dos plataformas mirador conectadas a la torre metálica a través de un puente resuelto en tres niveles, revestido de chapa metálica de latón y cobre, estando protegida la segunda por marquesina metálica.”


Vista interior de la torre

Pabellon desde el río

50 metros sobre la dársena del Guadalquivir que te dan una panorámica extensa de 360º sobre esa zona de la ciudad, aunque al suroeste está la otra torre, la Torre Sevilla que compite con el Sky line clásico de la ciudad, seguramente para quedarse, que triplica en altura a esta. Un amable empleado del pabellón nos abre la torre y nos factura en amplio ascensor que nos sube en un momento a una plataforma, luego por escaleras subimos a la enrejada cubierta superior. Una pasarela une –no se puede acceder- esta torre con la metálica. Con el natural vértigo por la altura, disfrutamos de las vistas en un apacible día, apacible como las aguas de la dársena el río que es un espejo, desde la enrejada azotea o cubierta de la torre. En el centro la claraboya circular con reja que da luz al interior de la “proa” de la torre. La Isla de la Cartuja con lo que queda de la Expo 92 mirando al norte, y debajo el Pabellón de la Navegación, el Aljarafe y sus pueblos al oeste, la ciudad del noreste al sur. La otra torre con dos ascensores y escaleras metálicas, inaccesible de momento, nos mira. 

Navegando en el mar de luces

Un astronauta y el Sputnik I

Los tesoros transportados

Nos recomendaron que si queríamos bajar por la rampa de la torre era una experiencia especial, y lo será desde luego, pero cuatrocientos cincuenta metros de rampa, con escaso desnivel aunque sea bajando, es un esfuerzo muscular excesivo, por lo que optamos por hacerlo en el ascensor, no sin antes fotografiar el interior de la torre que ofrece una perspectiva inusual. Una vez abajo vuelta a subir al Pabellón de la Navegación desde la dársena, y entrada al mismo. Impresiona estar debajo de un enorme casco de un barco, como si fuese una nueva Aventura del Poseidón cinematográfico. Fuertes cuadernas marineras en un amplio escenario de altos techos. Un mar de led en unas varillas, se encienden y apagan simulando las olas del mar. Una sensación de vértigo de caminar por el borde de ese simulado mar, se siente por el fondo de espejo y las luces variables.



Otros espacios

La exposición permanente está dividida en cuatro grandes espacios: Los navegantes. La navegación. La vida a bordo. Y Visiones históricas de Sevilla. El dedicado a los navegantes, no habla de los grandes nombres, si no de los anónimos, de pequeñas historias a la que puedes acceder pulsando en el botón correspondiente. Flotando en el mar de lámparas están las pequeñas pero grandes historias de la gente de abajo. Muchos no llegarían a su destino, otros seguirían con su penosa vida allende los mares, en un mundo nuevo. La Ciencia y la tecnología de la Navegación, se recoge en el segundo espacio, evolución de la ciencia adaptada a la navegación por un mar desconocido entonces. Construcción, materiales, técnicas, sistemas de propulsión, etc. Hay seis modelos navales que representan esa historia. 



Vistas de los diferentes espacios

Trabajos y oficios de la mar ocupa el tercer espacio expositivos. Hay que experimentar lo que es una travesía en barco. Una travesía virtual, pero al timón, izando velas, achicando con la bomba, utilizando en suma los diversos elementos en unos virtuales momentos: “la llegada a puerto, la navegación en una tormenta y el ataque de los corsarios.” Y el cuarto espacio “Visiones históricas de Sevilla, Un pequeño viaje a través de la historia de Sevilla y sus vínculos con el mar, con la navegación". Sevilla era una ciudad tierra adentro, subiendo el Betis, y por eso más difícil de conquistar. Su Casa de Contratación, Universidad de mareantes creada en el siglo XVI y desaparecida en el XVIII, el Consulado de Comercio que hizo que la ciudad floreciera al lado del mar que allí era río.



Otras vistas

No es una exposición para un rato, pues no da tiempo a digerir toda la información que atesora y entrega al visitante, hay que tomárselo con calma y dedicarle por lo menos una mañana, dentro de casco invertido sujeto por las cuadernas arquitectónicas. Hay que procesar la información recordar a los anónimos personajes de las historias y considerar cuando menos, que era una verdadera aventura en la que se exponía mucho, sobre todo la vida en esas travesías sin billete de vuelta hacía mundos distintos, peligrosos y desconocidos. Merece la pena la visita. 

Fotografías del autor y CCC
Bibliografía del BOJA y Web del Pabellón.

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