jueves, 28 de noviembre de 2019

SEMICIRCULAR TRAICIÓN ERMITAS CON BUENOS AMIGOS

Recorrido

Pepe, Paco, Agustín, Alfonso y quien suscribe, han recorrido la circular Traición, Ermitas, y nuevamente Traición. El último tramo desde la Cuesta del Condón hasta el depósito de Emacsa de Antas en coche. En total andando han sido 9,260 Km. El resto en vehículo de motor no lo tendremos en cuenta. Unas temperaturas anormales para esta época del año, 18º centígradas en ocasiones al final del paseo. La ropa de abrigo preparada sobraba en los primeros metros de la subida.

Las ondulitas

Mucho disfrute por la Cuesta de la Traición admirando su mundo vegetal y su mundo geológico, y pisando un suelo aún húmedo gracias a las recientes lluvias que parecían no iban a llegar nunca. Los zumaques tienen el color otoñal en su hojas, el resto verdes llamativos. Las madreselvas, la cornicabra, jaras de distintos tipos, pinares e incluso una colonia de acantos, sin olvidarnos de los exquisitos madroños. Me dejo muchas especies en el tintero digital, nada más que las observadas del mundo micológico eran muy abundantes.
Los cuatro amigos, Paco, Agustín Pepe y Alfonso

Siempre disfruto de las millonarias, en el tiempo, ondulitas o ripple-marks que son sedimentos de fondos de playa petrificadas, en plegamientos inclinados, simétricas por la acción del oleaje de hace millones de años. Llama la atención o abruma pensar que ese suelo marino arenoso fue arena y pisado, no sabemos por quién hace muchos años. Siempre es de dudosa comprensión pensar que esa era la vereda del Pretorio y que fue muy transitada, hace muchos años, que tengamos noticias desde la época romana cuando menos.

El muro del Arroyo del Moro

Inevitable también observar la gran obra de fábrica efectuada, de una enorme potencia para proteger el modificado en su cauce muchas veces, arroyo del Moro, estimando que los constructores no repararon en gastos. Unas veces está a la izquierda y otras a la derecha, protegido en su cruce al otro lado por un canal tapado de grandes y pesadas losas de granito. No se repara en lamentos cuando vemos la fuente pública de la Raja, seca, sucia y abandonada, que dio agua muchas veces al sediento, sospechando el pinchado del acuífero que la sustenta como causa de su sequía. Sin olvidarnos de sus puentes de madera.

Lo poco que queda de calzada

Un grajo protestó, no sabemos por qué y ese fue el único lamento o alegría sonora que nos ofreció la naturaleza. Cada vez hay menos vida animal que nos sorprenda. Bien es verdad que las “escarbauras” de los jabalíes abundan por doquier, posiblemente bajando al arroyo cuando este ha contenido algunos charcos de agua. Pero ese es un rastro originado en la oscuridad de la noche. Animales diurnos que por su acoso han cambiado el hábito por nocturnos.

Paco y Pepe en los plegamientos (foto Agustín)

Mañana de permuta de agradables y didácticos comentarios. Cada uno de los componentes ha ofrecido a los demás sus conocimientos en las distintas materias, y han sido intercambiados. Lo curioso es que siempre aprendes cosas nuevas que desconoces y te llaman la atención. Eso evidencia, por lo menos en mí, grandes carencias de toda índole. Los cinco estamos próximos o en la senectud, siendo dos mayores de setenta y tres y tres rondando esa edad.

 Quien suscribe, Alfonso, Agustín y Paco (Foto Pepe)

Llegando a la carretera

Luego el Lagar de la Cruz, camino de la casilla de pastores en el Lagar, cuyo camino dejamos a la izquierda. Después a la derecha el camino del Negrete, antes solitario hoy lleno de parcelaciones, el Campamento de Radio Córdoba, EAJ84, desde tiempo inmemorial de los Algarra y hoy en manos de una multinacional. Con las anécdotas de la radio de por medio. La alambrada de Pino Gordo lo que fue durante muchos años horizonte visual desde la ciudad, hoy se llama Sky Line o línea del cielo. Ya no está como tantas cosas que se añoran. El camino del Pardo (no es aquella residencia cruel), Lo Pardo, Leopardo, llamado así en distintos planos. Camino también de Torrebermeja, por arriba, hoy del cinturón verde de la ciudad.


No son la misma, en una Agustín y en otra Alfonso

Luego el cruce de las Ermitas, y su tramo arreglado, y las facilidades dadas a los vehículos de motor para aparcar en los bordes, con la eliminación de la cuneta y las consecuencias que ya se ven con un poco agua caída. El día que día que diga a llover será camino de paso a la calzada de todas las piedras y barro de la ladera. Cuando se modifica algo las consecuencias son peores normalmente.  Las Ermitas, siempre ahí, a lo largo de los siglos, las “casitas blancas como palomas” de Grilo, se decía de él que fue favorito de Isabelita II.

No es Pedro Antonio de Trevilla es Agustín (Foto Pepe)

El sillón de mi obispo favorito, Pedro Antonio de Trevilla, dónde Agustín emuló su porte. La foto de grupo en el camino. Piquín y el Rodadero de los Lobos al fondo, cada vez ganando más masa vegetal y abandonando su pasado pétreo de trozos de caliza micrítica tirando por el barranco. El valle y sus barbaridades desde aquellos lares altos, la parcelación masiva y las naves de Colecor una mancha no aclarada de según qué determinados políticos. Abajo el abrigo que llaman de los Pobres.

Paisaje (foto Agustín)

La bajada por el Camino de los Lagares o Carretera de las Ermitas, que no Cuesta del Reventón que ahora llaman de los Pobres pero siempre ha sido la Trocha corta, o camino del Bejarano. Corría tímidamente el Venero de la Zarza, que se ha cargado con estas aguas su acuífero temporal. La casilla de Peones Camineros, del Peón Caminero que mantuvo la carretera de las Ermitas, sus cinco kilómetros o legua de responsabilidad. Antes el esqueleto eterno del 600 despeñado.

Curva de la Fuente de las Ermitas

Loma Larga camino de Santa Ana, y la línea otoñal abajo del camino al cortijo de eventos. Los colores del otoño son muy bellos. Porquería y condones, que levantaban envidias malsanas, en el Patriarca. Las barandas de madera tiradas por cuatro desalmados, que se foguean destrozando posiblemente bajo los efluvios de la ginebra de garrafón que toman. En fin, lo de siempre. Lo mejor la compañía de Pepe, Paco, Alfonso y Agustina los que agradezco me hayan forzado a salir a costa de frenar el ímpetu de Pepe.

Fotografías del autor, Pepe, Agustín.

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