sábado, 12 de enero de 2019

TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA

Éxtasis de Santa Teresa, por Gian Lorenzo Bernini, (Barroco Italiano), capilla Cornaro, Iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma, Italia, 1644—1652

Ordenando el archivo me he encontrado este texto y fotografías que por lo curioso y sugestivo transcribo. Estimo que la literalidad no es manifiesta completamente, pero más o menos fue así. Santa Teresa dejó escrito: 

"Vi a mi lado a un ángel que se hallaba a mi izquierda, en forma humana. Confieso que no estoy acostumbrada a ver tales cosas, excepto en muy raras ocasiones. Aunque con frecuencia me acontece ver a los ángeles, se trata de visiones intelectuales, como las que he referido más arriba... El ángel era de corta estatura y muy hermoso; su rostro estaba encendido como si fuese uno de los ángeles más altos que son todo fuego. 



Detalles del éxtasis según Bernini 

Debía ser uno de los que llamamos querubines... Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella"

La expresión del querubín

A saber, una espada dorada cuya punta era colorada, le hundía la "espada" y le traspasaba las entrañas, y cuando se  la sacaba se le iban las entrañas con ella y era más grande el ardor. El dolor le hacía gemir, pero la dulcedumbre de aquella situación era tan excesiva que no deseaba que acabara nunca. 

Alguien dijo, creo que fue Ansón: “Admiró a San Juan de la Cruz, 27 años más joven que ella... Y no me extraña que, conversando con el poeta de Llama de amor viva, Teresa de Jesús entrara en éxtasis. Gian Lorenzo Bernini condensó el arrobamiento teresiano en una bellísima escultura.”

Así que cada uno/a piense lo que quiera; de la espada; de los gemidos; de la dulcedumbre y de todo. Y nada de lo que se piense desmerecerá la categoría de esta mujer muy adelantada a su tiempo, al contrario la enaltece.

Fotografías de Internet autor desconocido
Bibliografía citada

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