miércoles, 19 de agosto de 2015

EL CASTRO "ÍBERICO" O CONSTRUCCIÓN, EN EL PAGO DEL CASTILLEJO.

Muro norte enlucido

Hace tiempo Bartolomé Olivares nos habló a un amigo y a mí, de pasada entre otras cuestiones, de la existencia de un castro ibérico en las inmediaciones del Lagar del Soldado (a lo mejor el toponímico es de lo mismo, de casta le viene al galgo), pero no nos dijo su ubicación exacta, por lo que tuvimos que buscar, con una cierta lógica, pero buscar, lo que ocurre es que así es mucho más satisfactorio encontrar, tiene un viso de aventura mayor.

Topográfico de 1872 caminos de la zona

El lugar, además de estar en una de las alturas del los alrededores del actual Lagar del Soldado, lo que supone un esfuerzo considerable para determinados números de DNI, está prácticamente salvaje, lo que conlleva que la población de zarzas la toma contigo por todos lados, y la de aulagas se encarga de los medios para abajo. En una palabra, es como si hubieras tenido un encuentro con unos cuantos de gatos cabreados. 

Vuelo de 1956, señalado en rojo el rectángulo del castro

En principio pensábamos entrar por arriba, precisamente al final de la calle Aulaga, y siguiendo los caminos existentes, pero consenso previo lo hicimos por abajo, donde nos señaló Francisco Castejón -descendiente de Rafael Castejón y Martínez de Arizala, anterior propietario-, días atrás. La realidad es que el desnivel no era mucho, entre Pinto y Valdemoro marcaba el instrumental 127 m. acumulados, sí en cambio, como he manifestado, la sequedad del terreno y su espesura eran considerables.

Vuelo de 1977, a la derecha parte del Lagar

Ramírez, mi compañero dio enseguida con el muro de la construcción, que se dejaba ver entre el matorral, pero sin tijeras era imposible llegar a él. Decidimos rodear la cima buscando un lugar más accesible. Así lo hicimos y a trancas y barrancas pudimos acceder a la loma que estaba igual de espesa que el acceso. Llegamos hasta el lado occidental, que era más escarpado. Allí el muro dejaba ver un enlucido, y configuraba un habitáculo rectangular.

Cartografía raster, cerro y track

Imposible andar por allí, por lo que optamos por volver, y señalar una abertura en el muro en el lado oriental, por la que bajamos. Desde ésta se veían alineados los cortijos del Soldado y la Torrecilla. El proyecto volver con las correspondientes tijeras y desbrozar el matorral, para poner en valor visual el recinto. Ya en la cota de los cuatrocientos noventa, a la vera del camino, a la vuelta, dejamos un montón de piedras que señalaba el acceso.

Aérea de Apple de la mancha del castro

La cima del cerro, siguiendo la cota de los 510 m.s.n.m., tiene forma de lágrima o almendra, con su vértice hacia el sur, y tiene una superficie de 0,60 Ha. Ese lugar es, por el que es más accesible el sitio, lo que supondría, en el caso de que fuese un castro íbero (no es por llevarle la contraria al Prof. Castejón -ya me guardaría yo-, si no porque nadie, me parece, ha investigado el sitio formalmente) sería la zona de muros más potentes por la facilidad natural del terreno. 

Primer muro visto

Una segunda almendra, por la cota inferior de los 510 m.s.n.m., arroja una superficie de 1,65 Ha. Alrededor del cerro hay, en las zonas bajas, mucha piedra suelta, que pudiera proceder del recinto, construcción, o castro. Al lado del camino, en su lado norte, existen restos de lo que parece otro muro de piedra, lo que pudiera ser que hubiese dos o más líneas de murallas. Este lado norte es una mancha espesa de árboles y matorral casi inaccesible. Por el lado del cortijo Los Pradillos y hasta su cerca está desmontado y limpio el perímetro.

Abertura del muro a la salida del castro por el lado oriental

La bajada con el tobillo lesionado me resultó complicada, pero en fin bajé. Luego en casa a buscar documentación. He encontrado un documento publicado en el Boletín de la Real Academia de Córdoba, por Rafael Castejón, en 1979, titulado "Moneda Ibérica de Cárbula en la Sierra de Córdoba", referido a una moneda encontrada en el Castillejo, del que publico la parte referida al Castillejo, dejando la de la moneda para quien quiera ampliar conocimientos numismáticos. 

Muro derruido

Y luego una serie de referencias a contratos con los Jerónimos, dueños de toda la sierra de Córdoba (puede parecer una exageración pero no lo es) referidos también a viñas del pago, en el libro de Soledad Gómez Navarro; "Mirando al cielo sin dejar el suelo: Los jerónimos cordobeses de Valparaíso en el Antiguo Régimen". Este último recomiendo leer si se quieren ampliar conocimientos en materia de propiedades de suelo. El título lo dice todo y es acorde con la ambición de los Jerónimos cordobeses. 

Un habitante del lugar (Argiope lobata, según el botánico Rafael Tamajón)

La referencia de Rafael Castejón propietario que fue del lugar:

"En el lagar llamado de El Soldado, sito en la Sierra de Córdoba, a unos doce kilómetros de la capital, existe en la cima de una colina, a poniente del caserío de la finca, una ruina de grandes bloques de piedra, que a mi juicio es de un castro ibérico. El nombre que los campesinos dan a esta ruina es «el Castillejo», nombre que en Andalucía se aplica precisamente a los castros ibéricos, y este lugar debió tener en siglos pasados cierta importancia porque dio nombre al «pago» y en las viejas escrituras de estas fincas, generalmente pequeñas en otros tiempos, para determinar su emplazamiento se dice que están en el «Pago de El Castillejo».

Muro

La finca de El Soldado fue de mi abuelo con una extensión de algo más de cuarenta fanegas, pero un propietario intermedio fue comprando en la primera mitad de este siglo varias colindantes de análogo tipo, cuyos nombres eran Melgarejo, El Carrascoso, La Torrecilla y otras hazas pequeñas, reuniendo todas bajo el nombre de San Victoriano, con más de cuatrocientas fanegas, equivalentes a unas doscientas cincuenta hectáreas. Interesa señalar este hecho, muy importante en la economía agraria de esta zona de la Sierra de Córdoba, por cuanto algunos nombres de esas fincas pequeñas pueden irse perdiendo, a pesar de su persistencia en las mentes campesinas, y desorientar a quienes busquen su emplazamiento.

Parte norte enlucida

Volvamos a mis supuestas ruinas de un castro ibérico el en Castillejo de El Soldado. Por ellas pasan viejas calzadas romanas y árabes de las que en algunos trozos se conserva el empedrado. Subían por el antiguo camino de Las Ermitas (monte Sancti pauli de los mozárabes) y de la Albaida (Los Campis Albis mozárabes) lugares de intensa tradición indígena, a cuyo pié se ubica el Palacio de Rodrigo, último rey godo de España, cuyo palacio construyó su padre el Duque Teodomiro, y donde acaso nació el desgraciado rey que había de morir en la batalla de Guadalete. Estos recuerdos, algo inconexos, me sirven para relacionarlos con una densa población indígena que ocupó esos lugares, fundó palacios y monasterios y dejó por doquier restos de sus culturas.

Muro norte

Precisamente en esa finca de propiedad familiar son varios los cerros o colinas que conservan restos de otros castros ibéricos, todos ellos sin explorar científicamente, muy alterados en todos los tiempos y hasta nuestros días, ya que sus fuertes sillares arranques de muros han sido utilizados en todo tiempo para hacer cabrerizas, chozas de pastores y rancheros y otros menesteres de las actividades campesinas. En este «Castillejo» de la finca El Soldado, en fin, fue hallada hace pocos arios por el pastor de ovejas una moneda con la clara inscripción de Cárbulas, la cual, antes de donarla al Museo arqueológico provincial, la mostré al erudito abogado y académico Don Luis Mapelli, presidente de la Sociedad Numismática de Córdoba, quien amablemente me trasmitió las siguientes líneas, bien merecedoras de publicidad."

Rincón habitaculo norte

La referencia del libro de Dª Soledad Gómez Navarro: 

"Otra escritura hecha en Córdoba a 24 de mayo de 1576 ante Juan García cíe Castillejo. escribano público, por la que consta que Andrés Arias e Inés de Ángulo. su mujer como poseedores de una heredad de lagar en la limitación de Trassierra al pago de Castillejo que solía ser de este dicho real monasterio con sus pedazos de viña a ellos anejos, otorgaron reconocimiento de un censo de quinientos ducados de principal que a favor de este dicho real monasterio estaba impuesto sobre todo ello.

Borde del muro

Otra escritura escrita en pergamino, su fecha en la villa de santa María de Trassierra a 20 de julio de 1484 ante Alfón Fernández y Diego Correa, escribanos públicos, por la que consta que este dicho real monasterio dio en cambio a Francisco Ruiz del Águila dos pedazos de viña  en la limitación de dicha villa de Trassierra, el uno, en el pago de los Corrales del Pozo, y, el otro, en el pago de Valdesantamaría, por otros dos pedazos de viña que eran propios del referido Francisco Ruiz del Águila en dicha limitación de santa María de Trassierra, el uno al pago de Valdesanmartín, linde viñas de Antón de Budía, y, viñas de este dicho real monasterio, y con el camino real que va a la peña del Águila; y, el otro pedazo en el pago de Castillejo, linde viñas de dicho Antón de Budía, y viñas de Martín Alonso Vizcayno y con viñas de este dicho real monasterio. En cuyo cambio quedaron convenidos haciéndose recíproca donación del exceso que pudiera haber de parte a parte, con cuyo motivo por la de este dicho real monasterio se tomó posesión de los dos pedazos de viña que recibió en el dicho cambio.

Muro entre la vegetación

Otra escritura, su fecha en Córdoba a 3 de octubre de 1480 ante Diego López, escribano público, por la que consta que Alfón de Baena, hijo de Alfón López de Baena, vendió a los devotos y honestos religiosos de este dicho real monasterio, y a fray Antón de Fornachuelos, su procurador en su nombre, un pedazo de viñas en la limitación de la aldea de Santa María de Trassierra al pago del Castillejo, con la fuente de agua, rosal y mimbral que en dicho pedazo de viñas había  linde viñas de la mujer de Juan Perayle, viñas de Pedro de la Fuente, por libre de todo censo, y gravamen, y en precio de doce mil maravedís que se pagaron efectivamente. (1) Subrayado del original; y al margen: Fuente de Agua.

Más sección de muro

Otra escritura, su fecha en dicha aldea de Santa María de Trassierra a 20 de mayo de 1485 ante Alfón Fernández y Diego de Córdova, por la que consta que la parte de este dicho real monasterio dio en cambio a Antón de Budía y a Marina Fernández, su mujer, un pedazo de viñas y árboles en la limitación de dicha aldea de Trassierra por dos pedazos de viñas que los susodichos tenían en la misma limitación, el luí pedazo al pago de Castillejo, linde viñas de Martín Alonso Vizcaíno. y viñas de este dicho real monasterio; y el otro pedazo en el pago de san Martín, linde viñas de Juan Romero el Moro. y viñas de este dicho real monasterio, haciéndose gracia y donación recíproca del exceso que pudiera haber de parte a parte.= 

Lo que pudiera ser hormigón, aunque en la zona (según R.Tamajón) hay un tipo de roca que se llama de conglomerado. 

Por la de este dicho real monasterio se tomó posesión de los referidos dos pedazos de viña. E inmediatamente se halla una escritura de concordia con fecha de 18 de enero de 1485 ante Alfón Fernández, escribano público, por la que consta haberse convenido la parte de este dicho real monasterio y Juan Rodríguez de Buenrostro en que aquél diese a éste tres pies de cauz (2) al través por donde fuese el agua que viniese por la madre vieja que iba por las viñas, la cual había de entrar por el dicho cauz, y por entre las huertas cíe este dicho real monasterio, Y del referido Buenrostro, según se había señalado por el alcalde e hincadas mas estacas, y que el pedazo de tierra y árboles que dicho Buenrostro había tomado, sobre que habían tenido pleito, quedase para este dicho real monasterio, el cual pedazo de tierra estaba en el pago llamado de las Huertas, término de dicha aldea de Trassierra."  (2) Conducto de agua

Muro inferior del lado norte abajo del camino 

Otro trozo del muro inferior, lado norte

Queda en cartera una segunda visita más pausada, con voluntad de despejar el lugar y poder documentarlo mejor, y a ser posible con especialistas que puedan determinar detalles sobre el mismo, que no sean aficionados como yo.  Una curiosidad, si se pone Castro de Castillejo en San Google, lo que más sale es Castillejo, sí ese, que no era jerónimo pero como si lo fuera.

Fotografía del autor, vuelos y planimetría raster
Bibliografía: Moneda Ibérica de Cárbula en la Sierra de Córdoba, por Rafael Castejón y Martínez de Arizala y referencias a escrituras en "Mirando al cielo sin dejar el suelo: Los jerónimos cordobeses de Valparaíso en el Antiguo Régimen" de Soledad Gómez Navarro

2 comentarios:

  1. No tenía noticias de ningún castro ibérico en la Sierra de Córdoba. Recuerdo a principios de los 90 haber visitado junto a mi amigo Rafa Pulido el denominado "Castillo de Vioque" en el valle del Guadalmez, también un supuesto castro ibérico.
    En cuanto al supuesto "hormigón", no lo descartaría, pero supongo que conoces que hay un tipo de roca que se llama conglomerado, y que por ejemplo puedes encontrar algunos afloramientos importantes en la zona del Patriarca, al pie de las Ermitas. Quizás JOse Manuel Recio te puede dar más detalles acerca de las rocas "hormigonadas" o "cementadas" naturales.
    POr último, la foto del habitante del lugar, una araña con parte de su tela circular, es una araña prima hermana de la araña tigre, su nombre científico es Argiope lobata. Una chulada.
    Imagino que es imposible ya encontrar monedas, la zona tiene que haber sido muy prospectada con detectores de metales por parte de expoliadores profesionales del patrimonio histórico.
    Buen trabajo.

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  2. Admirado amigo Rafael. Yo tampoco por eso pongo en "duda" razonable, la opinión de Castejón. El Prof. era un erudito, eso sí, pero no se le discutía nada. Y ya no basta con discutir, es que no hay estudios de profesionales que yo sepa.
    En cuanto a las rocas si he leído algo, ya tendré oportunidad de preguntarle al profesor Recio sobre ello. Y en cierta ocasión me hablaste de ese tipo de araña, es espectacular así como su tela, impresionante, entre dos matorrales con una gran superficie.
    Y respecto a las monedas, no sé si los expoliadores habrán metido sus artilugios eléctricos allí, lo dudo, el lugar ha estado siempre accesible ahora es cuando la naturaleza está reclamando sus derechos.
    Muchas gracias y un abrazo.

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