viernes, 18 de abril de 2014

LA CASA DEL CORONEL (AL QUE NO PODEMOS ESCRIBIR)

Desde dentro de lo que fue la casa

No hay que dudar la fascinación que han vuelto a levantar en mi los paisajes de la zona de Trassierra. Me quedaban en la cartera, entre otras, una serie de fotografías de un lugar, la llamada Casa del Coronel, Zahurda del Coronel, en algunos planos. Un escueto panel informativo, semiborrado, cuarteado o arañado, da una somera información sobre el lugar.

El panel informativo

" Casa del Coronel
Esta casa en ruinas estuvo destinada a la fábrica de paño. En su origen, sin embargo, fue un eremitorio y su entorno constituyó un lugar de retiro y oración para anacoretas. Aquí nace el arroyo del Coronel cuyo curso vinculado a la pluviosidad, desciende en paralelo al arroyo Bejarano hasta desembocar muy próximos al río Guadiato. Junto al arroyo es posible identificar restos del acueducto de Valdepuentes."

Paneles señaléticos 

Y el mencionado libro, de Bartolomé Olivares -el poeta del Bejarano-, "Andar por la Sierra de Córdoba", es más escueto aún si cabe, teniendo en cuenta además que el texto del panel está entresacado de aquí:

"Aquí podemos observar una amplia y hermosa panorámica de Los Riscos y del Pico de Pedro López. Siguiendo un poco el curso del arroyo que nace junto a la casa, y que recibe también el nombre de Coronel, encontramos más restos del Acueducto de Valdepuentes."

Las ruinas desde el suroeste

La realidad es que es poca la información, una fábrica de paño, en la época que en cualquier sitio había una. El paño que es un tejido de algodón tupido, normalmente grueso, y que habitualmente se usaba para prendas de abrigo. La cercanía tenía la materia prima el ganado lanar, la industrialización no había llegado y las máquinas de vapor primero y eléctricas después estaban sustituidas por la manualidad. Por lo tanto un simple telar era una fábrica de paño.

¿Ventana, puerta tapiada, hornacina?

El paño naturalmente está muy ligado a nuestro lenguaje habitual. Cuando se conoce un asunto se dice "conocer el paño". Cuando se está en ropa interior "Estar en paños menores". Cuando tenemos mucho trabajo del que ocuparnos "Hay mucho paño que cortar". Cuando escuchamos a los demás y consolamos "Somos un paño de lágrimas". Y si pretendemos suavizar algo "Damos paños calientes". "El buen paño en el arca se vende", ante la necesidad de no publicitar lo bueno, lo que es dudable porque no se sabría entonces. Por lo que se deduce que había mucho paño que cortar.

Un muro interior

Pascual Madoz sin embargo no cita ninguna industria del ramo en su diccionario, por lo que debemos deducir lo insinuado, que era una industria muy artesanal y localizada. Primero porque no había fuerza motriz barata, y agua suficiente para el teñido y lavados correspondientes. Esto es posible que sea como lo del eremitorio, u hospitales de antaño, un eremitorio no tenía por qué tener una plantilla determinada, lo mismo que el hospital podía serlo con tres camas y un específico fin.

Habitación interior

Como lo que nos interesa es la Casa del Coronel, he de decir que he buscado trabajos sobre la misma y casi todo nos dirige al mismo texto apuntado, fábrica de Paño y antiguo eremitorio, es decir unas habilidades y retiros que podían realizarse en cualquier sitio. Pero ¿quién era el Coronel? no he encontrado nada, a pesar de haber remirado los boletines de la Real Academia -esa que fundaron los napoleónicos a su paso por esta, en 1810-, y otros lugares donde mirar, aunque seguiremos buscando. La zona es muy usada a pesar de su poca población desde los romanos. Evidentemente la graduación militar no puede venir de ellos ni del califato, por lo que tenemos que irnos a los siglos XVIII o XIX.

La construcción mayor en pie

También fue zona de lagares, los toponímicos lo atestiguan, y rosales, para fabricar los aromas del Califato ¿pero, lagares islámicos? seguro que fueron posteriores por aquello del vino, aunque el califato fue distinto en muchas cosas. La casa del Coronel, no sabemos de qué regimiento, está en los baldíos, terreno improductivo o comunal como apuntó Manuel Trujillo, en un pequeño raso. Llano libre de árboles. Rodeado de los resistentes alcornoques, que superaron todos los fuegos gracias a su fuerte cubierta protectora.

Una esquina

Allí continúan las ruinas, con actuaciones definidas de épocas recientes, con abrazos vegetales embarazados en sus muros, difíciles de desembarazar sin destruirlos. No sabemos cuánto tiempo duraran esos restos de muros en pie. Se me olvidaba, desde allí se ve el Pico de Pedro López, inconfundible con su mesa de granito arriba, pero lo curioso es que el nombre del banquero da un nombre a una montaña, el Banco o Banca del robo del butrón desde la Corredera, el de la calle  antes Carreteras, el mecenas del Gran Teatro, el padre de la pía señora apodada "la del amor que huye", esposa del apuesto Conde de Cañete de la Torres, D. Antonio Velasco, que de su segundo matrimonio, el amor de  su vida, María Borza, dejó un nieto en Trassierra, mi amigo Jerónimo. 

Más ruinas

Y en la Ordenanza de Caminos también es citada, unas veces como Casilla, otra como Zahúrda.

"Camino n° 29.
"El que partiendo de la casa del lagar del Bejarano, atravesando por el raso de la Casilla del Coronel y Huerta del Caño, se incorpora a la carretera municipal de Córdoba a Trassierra en terrenos del lagar del Rosal."

Aérea de la zona

El camino descrito con el n°29 en las OM-1884 se encuentra recogido completamente por la cartografía catastral de 1899, con el nombre de Camino de Alhondiguilla al Bejarano, transcurriendo entre la Casa del Bejarano y el acceso a la carretera de Córdoba a Trassierra a la altura del descrito anteriormente para el camino n° 25. pasando junto a la Zahúrda del Coronel y la casa de Valderrama."

El abrazo vegetal

El Coronel de nuestro malogrado García Márquez, hoy fallecido (El comandante Fidel se está quedando sin amigos por la edad) no tenía quien le escribiera, pero por lo menos sabíamos quien era, en este caso no le podemos escribir a éste porque no sabemos ni siquiera quién es. Ni si era tan valeroso ante su mujer como el de la novela que al final cuando le pregunta su mujer: 

-Dime ¿qué comemos? -él se arma de valor y le contesta: 

-¡Mierda! 

Ya es echarle valor.

Más restos

Fotografías del autor
Bibliografía Andar por la Sierra de Córdoba, Ordenanza de Caminos.

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