martes, 11 de junio de 2013

VEREDA DE TRASSIERRA

Descansadero de la Gitana

El diez de junio ha tocado la subida hasta el cruce de Trasssierra, por la vereda del mismo nombre, desde el descansadero de la Huerta de la Gitana.  Antes he dejado atrás la Casilla del Aire. A la derecha arriba, en la sierra, vemos la atalaya de la torre de la Siete Esquinas. La Huerta de las Ventanas o Peñamelaria. No quiero olvidar el Rodadero de los Lobos, ahora que sabe uno la composición de la gran mancha de su despeñadero y el lugar de las canteras.

Primeras rampas de la vereda

Pasado el descansadero de la Huerta de la Gitana, lugar que me trae el recuerdo de la finca de los padres de mi madrina, Mari Rosa, D. Francisco, del que llevo el nombre y Casimira, su esposa. El sendero se empina. A la izquierda hay un enorme eucaliptal, regado por el arroyo de la Gitana, que no deja de amenizar el recorrido con el agradable sonido de su aguas, ya que el de los Nogales lo dejé al principio con su bonito puente de madera. En esto de los arroyos hay que tener cuidado, en la cabecera se llaman de una forma, luego cuando tributan en otros cambian nuevamente su nombre y después son fieles a su cauce, que es cuando desembocan, en este caso con el Guadalquivir.

A la izquierda el arroyo y eucaliptal

Las primeras rampas son pronunciadas. Mi sistema circulatorio, a pesar de que la temperatura es agradable en las primeras horas de la mañana, se altera. Como uno se escucha algo, pienso relajar la subida e incluso pararme. Hecho de menos el pulsómetro, pero el recuerdo de ese punto muerto que suponía la famosas pájaras ciclistas, me dicen que lo mejor es continuar dosificando pero no rendirse a las primeras de cambio. La sensatez de todas formas, me hace ver que no está uno para hazañas y que éstas, a determinadas edades, pasan factura.

Vista de la calzada

Continúo. Se regulariza el sistema circulatorio y a la vez se suaviza el desnivel, pero la realidad es que hay que subir hasta el Cruce, que es el límite de hoy. Como dijimos anteriormente en todo momento el arroyo de la Gitana ameniza el recorrido, la espesura de sus zarzas impiden verlo, pero sé que está ahí. Llega un momento que el sendero de corta, un poste de conducción de electricidad está emplazado en ese lugar. Trato de bajar por el arroyo, demasiado empinado y mucha espesura. Esto está muy cambiado. Ya no lo recuerdo de cuando subí la última vez hace muchos años, bastantes.

Otra vista de la calzada

Trato incluso de buscar otra ruta, que me obliga a agacharme buscando la salida. Pero no, el tráfico que tiene este sendero no puede tener esta difícil salida que le estoy buscando yo. Vuelvo unos pasos y compruebo que un arroyo permite el paso por su cauce. La vegetación lo cubre en galería. Este es el camino. Si fue antes el sendero estos pasados aguaceros, lo han convertido ahora en arroyo. La piedra suelta y al agua molesta la subida. Escarbaduras de los jabalíes a cada momento, e incluso el olor a estos en el ambiente, y al final nuevamente el sendero.

Fuente de los perros

En todo momento nos deja ver el camino su empedrado, posiblemente romano en su principio, luego árabe y después cristiano, como todas las cosas en esta ciudad. No creo que el empedrado sea romano porque no es la técnica de las vías romanas ese tipo de empedrado, pero sí posiblemente de la herencia posterior.  En algunos sitios está visible ampliamente, en otros la colmatación de la tierra posiblemente con las aguas, ha dejado a la luz trozos amplios de empedrado. Ameniza el recorrido algún panel informativo de las especies.

Abrevadero

Arriba se que está lo que llamamos el Balcón del Mundo, con su fuente seca, alivio cuando subía en bicicleta, y el convento, creo que la casa de San José. Intuyo que de este lugar es la salida de aguas que bajan buscando el arroyo de la Gitana. Luego el abrevadero, la Fuente de los Perros y la carretera. El ruido de los automóviles rompe el encanto del sonido del agua.

Desde arriba se abre el valle

Me preocupa la sequedad del campo en cuanto los cuarenta grados sean la constante diaria, se convertirá en yesca. Luego la vuelta más cómoda según se mire, porque hay que bajar sujetando los casi cien kilos y la piedra está suelta en muchos lugares, sobre todo en el trozo de galería en el que está mezclada con el agua del pequeño cauce. Una torcedura de un tobillo daría al traste con la "expedición".

Alcancil

Adelfa

Un trozo de la Vereda de Trassierra precioso, "camino milenario", quizás el más abrupto, por el desnivel, que te hace pensar lo que sería en su momento con los carruajes de la época. La vegetación observada variada: jara, acebuches, lentisco, algarrobos, eucaliptus, arrayán, adelfa, mirto y zarzamora. Podemos los cordobeses estar contentos con nuestra serranía y los lugares que atesora, a poca distancia de la ciudad tenemos una verdadera maravilla.


Pedir perdón finalmente a todos esos esforzados compañeros senderistas, cuasi "profesionales", de las muchas asociaciones que tenemos en Córdoba, a los que admiro, por su preocupación por el mantenimiento de los caminos pecuarios, por las posibles imprecisiones de esta entrada.

La carretera y al fondo el cruce






Fotografías y vídeos del autor
Bibliografía relacionada.

9 comentarios:

  1. El tramo de camino perdido en arroyo..., que razón tenía don Antonio: Se hace camino al andar.

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  2. O arroyo al llover querido amigo Lansky. He dejado una fotografía de flores sin nombre esperando que tú me aclararas que es, porque he sido incapaz de averiguarlo, no se si pudiera ser durillo.
    Un abrazo.

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  3. Las compuestas, o sea, las margaritas tipo ‘Aster son muy jodidas de clasificar con una sola foto. Durillo, si te refieres al Viburnum desde luego que no. Parece un Tragopogon o quizás

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  4. ...Senecio (SE cortó el coemntario, no sé qué paso.

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  5. Gracias, me inclino por el Senecio, pero son muchas especies la del tragopogon. Como siempre es un placer y muchas gracias.
    Un abrazo.

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  6. Preciosas fotos, amigo Paco, y un hermoso paseo por esta Sierra de Córdoba que tenemos, que es espectacular. No quiero ni pensar cómo será este camino en el principio de la primavera, o incluso en invierno u otoño. Ahora, toda esa vegetación, como bien dices, es yesca, y hay que tener mucho cuidado, porque todo se puede ir al traste.

    Cuídate de esos jamacucos y no fuerces la máquina. Recuerda, todo con la dosis adecuada.

    Un abrazo.

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  7. Si te dijera que todos los días he estado pasando por tu barrio. Un día subimos al arroyo del Barranco de los Lobos, lo que vimos desde la cantera del Rodadero, un valle precioso, con levantamiento de jabalí y susto de película. Luego alcubilla y Fuente de la Tinajita, un poco más allá de tu casa. Ayer en la finca de Somonte acarreando bolsas de productos con un amigo y su furgoneta. Hoy ha sido espectacular, primero subí solo por el arroyo de los Nogales, buscando una alcubilla, luego con los otros dos compañeros Pancho y Ángel con el encargado de la finca, y han entrado a una mina de agua, la cabecera del manantial. Yo no he entrado por aquello de que uno es "sensato" (miedoso). Y luego han extraído muestras de aguas para su análisis y buscar coincidencias con otras aguas. Una verdadera maravilla lo de hoy y lo que uno aprende. No fuerzo es que cada día pesa más todo. Saludos

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  8. Pues cuando pases por mi casa, aquí tienes lo que necesites, eso sí, si estamos, porque nosotros no estamos jubilados todavía.

    Sigue disfrutando de tu jubilación merecida y que te quiten lo bailao.

    Ya he visto alguna foto de La Colina en Facebook, y son espectaculares.

    Un abrazo.

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  9. Muchas gracias José Manuel. Y efectivamente las fotos son espectaculares, pero las de Ángel, otro amigo y experto lo mismo que Pancho, no se quedan atrás.
    Saludos.

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