domingo, 13 de enero de 2013

LAS INICIALES DE LA CRUZ CONMEMORATIVA DEL MONASTERIO DE PEÑA MELARIA

Las iniciales C.T.N. al final del texto

Ayer sábado 12 de enero, de un año que se presenta más horroroso que el pasado 2012, hicimos un grupo de amigos una excursión, que confirmó el conocimiento de que tenemos una suerte enorme de contar con esta sierra a dos pasos de la ciudad. El handicap las alambradas, el sentido acusado de la propiedad y, posiblemente a lo peor, parte de la culpa la tengamos los que utilizamos los caminos y veredas, por el mal uso que algunos le damos.

El grupo completo (foto Madrigal): Gabriel Muñoz, Paco Muñoz,
Paco Madrigal, Rafael Jiménez, Emilio López y José Manuel Fuerte.

Ayer tocó visitar la posible ubicación del Monasterio de Peña Melaria, la gruta, y sobre todo las Canteras del Rodadero de los Lobos. Un paseo de unos seis o siete kilómetros, ida y vuelta, desde donde dejamos el vehículo, la carretera del Mirador de las Niñas. Un camino, en principio aterrazado, con una vista de la ciudad preciosa, que empezó en la Torre de las Siete Esquinas, y terminó en el cerro de Valdegrajas, casi en su cima. Campos blanqueados de narcisos, con su olor característico, molesto si cabe. Y un gran desnivel para subir a las Canteras.

Primera hornacina excavada en la roca

Pero las canteras requerirán una entrada exclusiva, pues hay que recopilar escritos y datos concretos sobre las mismas, y hay mucha bibliografía al respecto. Por otro lado teníamos prevista una visita a la Huerta de Peña Melaria, o de las Ventanas, porque uno de los hijos de los propietarios, José Mª Penco Valenzuela, me había invitado a visitarla. José María se había puesto en contacto conmigo, por medio de un comentario en este Blog, relativo a una anterior entrada, cuando visité el entorno buscando la gruta de la Peña. Luego una llamada telefónica nos confirmó que subiría a la misma.

La segunda hornacina

En esta ocasión, nos juntamos, como he dicho anteriormente, un grupo de amigos: Emilio López, Rafael Jiménez, José Manuel Fuerte, Paco Madrigal, Gabriel Muñoz (mi hijo menor) y quien suscribe. Emilio gran conocedor del patrimonio de la ciudad y provincia, y excelente fotógrafo como lo pueden atestiguar todos sus álbumes en Flick, donde con el seudónimo Vértice pública, fue quien nos dirigió.

La huerta desde arriba

Subimos primero a la cruz conmemorativa de la ubicación del Monasterio desaparecido, en el lugar donde seguramente estimaron estaba. La citada cruz, gracias a las fotografías que me cedió en su día Emilio López, me permitió hacer una entrada en septiembre relativa al cenobio. Delante de ella fue donde nos hicimos la fotografía de rigor, ésta tiene en su frontal oeste una inscripción que dice:

“Remembran a la gloriosa memoria del monasterio de San Salvador Peña Melaria. 31 de marzo de 1915 C.T.N.”

Restos de construcción arriba en la explanada de la cruz, posiblemente para el pastoreo

Lo que nos llamó la atención fueron las iniciales C.T.N.. Las más variadas definiciones salieron de la conversación entre nosotros, pero ninguna nos satisfizo. Después visitamos otras ruinas que nos recomendó Emilio, de una construcción de muros de piedra, con dos habitaciones, que pudo ser una casa para el pastoreo. Subida a las canteras y bajada a la gruta debajo de la Peña Melaria. Después de un accidentado descenso, por lo difícil, libramos el cortado del torrente hasta el nivel de la gruta y nos dirigimos a ella en la base de la peña. Allí pudimos ver dos hornacinas talladas en la pared que, posiblemente fueran de algunas imágenes que las ocuparan antaño. Emilio nos dijo haber tratado de hacer una vía de escalada hace tiempo y quedaba una chapa en la pared que lo atestiguaba, que descubrió Gabriel.

La fachada sur de la huerta

Después de volver a pisotear el campo sembrado de tréboles, hinojos y malvas -como nos aclaró Rafael-, esa herbácea, de flores rosa o púrpura con fruto en forma de pan redondo que nos comíamos de pequeños, y les llamábamos panecillos, bajamos a la Huerta de las Ventanas, no sin antes saludar a los arrendatarios de los terrenos que saneaban olivos.

Fachada norte y oeste

Al poco rato llegó José María y su familia, su esposa, dos preciosas niñas y su señora madre. Entonces los mastines blancos, que son jóvenes, nos lamían las manos jugando, claro ahora estaban los dueños presentes, aunque antes uno de ellos nos había avisado con su fuerte vozarrón que no se podía pasar, y en mi anterior visita por poco me comen los dos. Saludos de rigor, mucha amabilidad, y comentarios.

Uno de los dos mastines pero tranquilo

José María nos enseñó una garra metálica, que posiblemente fuese una pata de un mueble, cuya datación no fue posible, aunque algún experto considera romana y un pequeño platillo también metálico. La pena de la hermosa y para mí mágica huerta, son las palmeras. El abuelo de José María que las plantó, decía que no acabaría con ellas nadie, y es cierto tienen muchos años, pero el maldito picudo rojo se ha cargado tres, y a saber qué pasará con las decenas que viven por los alrededores.

Camino de entrada a la huerta

Durante la conversación con Dª Teresa Valenzuela, madre de José María y Fernando Penco, nos aclaró que la cruz había sido instalada por deseo de su abuela paterna, Doña María Inmaculada de la Concepción Terroba, en 1915, fecha que figura en el texto. Ésta que falleció en 1935, concretamente un 27 de noviembre, fue la viuda de D. Luis Valenzuela Castillo desde 1920 año del fallecimiento de éste. D. Luis fue Director de la Real Academia, Presidente de la Comisión de Monumentos, concejal y diputado provincial, así como Decano del Colegio de Abogados entre otros cargos. El ayuntamiento rotuló una calle de la ciudad con su nombre.

D. Juan Felipe Conde y Luque

Mirar en los árboles genealógicos de estas familias es perderse en la burguesía cordobesa del siglo XIX. D. Juan Felipe Conde y Luque, se casó con Doña Librada Giménez, estos eran los bisabuelos de Dª María de la Yglesia Garay, que emparenta con la rama Valenzuela, casándose con D. José María Valenzuela Terroba. Peña Melaria o las Ventanas era propiedad de los Yglesia y otras fincas como la Huerta, La Torre de las Siete Esquinas, la Soledad y el Lagar de Sancho Miranda las adquiere Juan María Conde en la mitad del siglo XIX.

Doña Librada Giménez

Pero lo que nos interesa en esta entrada, es desvelar las iniciales al pie del texto de la cruz, y que fue lo que Doña Teresa Valenzuela nos aclaró. C.T.N. son las iniciales de la abuela paterna de Dª Teresa, y bisabuela de José María y Fernando Penco,  Dª Concepción Terroba Naval. Que a modo de los evergetas romanos dejó su nombre allí esculpido para la posteridad, y que dentro de dos años lleva cien.

Acueducto que surte la alberca de la Huerta

Y he aquí como queda desvelado el significado de las iniciales que cierran el texto de la cruz que señala el posible emplazamiento del Monasterio de Peña Melaria, y que nos llamó la atención su significado. Tenemos prevista una entrada al acueducto que riega la huerta, que como puede verse en la fotografía, consta de un canal con un giro a la izquierda, donde nos dijo José María que había una pequeña balsa interior, pero eso será por los expertos y en otra ocasión. Agradecer, para terminar, todas las facilidades y la amabilidad de la familia Penco Valenzuela.

Fotografías del autor, una de P.Madrigal y del AMC
Bibliografía del árbol genealógico y de la familia.

18 comentarios:

  1. Buenísimo, Paco. No podría haber nadie que fuera capaz de compendiar como lo has hecho tú la ruta que hicimos este sábado. Citas, investigación, fantásticas fotos, descripción perfecta,...

    CTN. Sí, esa fue la incógnita por todos asumida. Dudas y dudas de las que nos sacó la abuela con un simple: "son las iniciales de mi abuela, que fue la que puso la cruz allí". Tan sencillo que nos abrumó.

    Gran entrada la tuya, como siempre. Un abrazo.

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  2. José Manuel muchas gracias. Es que son las cosas muy curiosas, inexplicables hasta que te dan una explicación y además simple. Doña Teresa lo solucionó todo en un plis plas. Tengo preparado el material para la cantera, pero hay que mirar en muchos sitios. Un saludo y nuevamente gracias.

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  3. Muy buena la crónica,Paco, como tu dices este rincón tiene material para varias entradas, es una pena que no se pongan en valor la gran cantidad de lugares de nuestra Sierra con historia y restos arqueológicos, pero en fín, estamos en Córdoba, esta ciudad no ha cambiado un ápice desde que Pío Baroja escribiese la Feria de Los Discretos.

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  4. Me ha encantado la entrada Paco, hoy ya se algo más. Un saludo.

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  5. Estas entrada de investigaciòn, bien merecen un gran reconocimiento a personas que como tù bebéis de ese manantial inagotable, que es la historia . Enhorabuena maestro.

    un abrazo


    paco

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  6. Amigo Paco Madrigal, gracias. Claro, lo que dices es verdad, muchas cosas para ponerlas en valor, pero parece que todavía el Crispin de la novela se pasea por la Córdoba del Sr. Baroja. No ha cambiando en mucho. Un abrazo.

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  7. Carlos, muchas gracias. Y nosotros también, la mayoría de las cosas se saben por casualidades, lo que tenemos es que estimular la memoria del que las sabe para conocer más. Saludos

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  8. Es aprovechar el momento Fus. Un paseo y escarbar donde se puede. Estos lugares se ven desde la ciudad, la sierra de Córdoba (que la tenemos como ustedes los montes) está a un tiro de piedra, bajita pues la cota más alta son 660 mts. aproximadamente en Torreárboles, camino de Cerro Muriano, pero la media son de trescientos a quinientos mts. Pero toda cercada. Estos lugares son un balcón al valle del Guadalquivir, mágicos, y utilizados desde el principio de todo. Las terrazas inferiores de calcarenita, material sedimentario de un lecho marino, con toda clase de fósiles incrustados, y cuando ves una cantera de treinta metros de profundidad, y abajo del todo ves los fósiles te preguntas cuantos millones de años han pasado para que se queden ahí en el poso. Estos lugares estuvieron ocupados por ermitaños en tiempos visigodos, y antes posiblemente por los primeros cristianos. La cantera que requiere más tiempo y datos se ve desde Córdoba y es de una piedra que se llama de mina, y que la mayoría de las gradillas de las puertas de la ciudad salieron de ahí. Son muchas pequeñas cosas. Y luego la simpleza que Doña Teresa conocía, claro porque era su abuela, pero para nosotros fue un enigma hasta que nos lo dijo. En fin el disfrute es para nosotros, una reunión de amigos, con parecidas inquietudes, buen gente, hacer ejercicio y aprender. Viva Torremolinos y gracias.

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  9. Estupendo trabajo Paco, me ha hecho
    gracia tu recuerdo a los "paneci
    llos",que los chicos de nuestra
    generación comíamos para entretener
    nos. Trato de enseñarle a mis
    nietos, ese saber en cuanto a pro
    ductos comestibles que se pueden en
    contrar en las sierras,en este caso
    en la de Collserola(Tibidabo).madro
    ños,algarrobas,hinojos,esparragos,
    piñones,"panecillos"....
    Saludos.
    "ben"

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  10. Muchas gracias Carlos, las malvas estaban entre las piedras de la Mezquita, de allí los cogíamos. Y algarrobas, almesas, alcauciles, madroños por octubre, castañas, y como dices piñas. Luego había más que los mayores cogían como sucedáneos, pero por ese camino va la sociedad, volver a que sirva todo, después de pasar la mala racha de tirarlo todo. Saludos.

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  11. Como disfruto con estas entradas, llenas de historia y sabiduría.
    Un Saludo.

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  12. Emilio no te puedes olvidar de la sapiencia del guía, porque sin ella a lo mejor no hubiera salido la cosa bien. Un saludo

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  13. Como nos tienes acostumbrados, una exhaustiva, fiel y didáctica entrada, Paco. Fue una suerte el encontrarnos con José M. Penco y su familia, pues gracias a su madre quedó aclarado el significado de la siglas y el origen de la cruz. Saludos.

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  14. Muchas gracias Rafael, pero la suerte es que estuviera allí Doña Teresa, ya que la visita a la finca estaba prevista de hacía semanas. Pero donde menos te esperas salta la liebre y hay tantas incógnitas curiosas que están en la memoria de las personas, y solo hace falta activarla, para comunicárselas a los demás.
    Un abrazo

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  15. Uno de tus comentaristas sin duda con buenísima intención y empleando esa horrenda expresión galicista de 'poner en valor' se lamenta de los desconocidos rincones de esas sierras vuestras. Yo, por el contrario, me alegro mucho que sigan existiendo así de ignotos casi, a salvo de las huestes de apresurados turistas, de las hordas de vándalos y de los ¡ponedores en valor' como los concejales de cultura, y preservando ese sabor de misterio que tienen todavóa los hallazgos que se realizan mereciéndolos, es decir, con esfuerzo.

    Enhorabuena y Feliz Año Nuevo, Paco

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  16. Es una forma de expresar la desidia de los dirigentes por muchas cosas, Lansky. Estos parajes no se pondrán "nunca en valor" porque está, primero dentro de fincas particulares, y después porque son casi inaccesibles, y a esos sitios no van los turistas domingueros que son mucho más cómodos. Por ese lado tranquilo querido amigo, seguirán así. Feliz, si es posible, año Ya que los mayas no han acabado con nosotros se encargarán de hacerlo otros. Un abrazo.

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  17. Me ha encantado encontrarme a mí bisabuela. Concepción Terroba.

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  18. Me alegro. Pues a nosotros nos lo comentó su nieta, Doña Teresa Valenzuela, que además nos causó una muy buena impresión como persona, y su hijo José María.
    Un saludo.

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