miércoles, 15 de junio de 2011

MURALLAS ROMANAS DE RONDA DE LOS TEJARES 13

Lienzo de muralla en dirección oeste

Hace dos sábados, tocó en el programa “Arqueología Somos Todos”, la ruta dedicada a Santos Gener, de la mano de la Dra. Ana Ruiz Osuna, arqueóloga de la GMU y entre uno de los puntos de la misma hicimos una visita al sótano de Ronda de los Tejares 13, antes de visitar el Baptisterio del Convento de la  Merced. Ana Ruiz nos explicó bastantes de los puntos que a continuación trataré de ampliar. 


No existe problema en la visita, porque en ocasiones la puerta está abierta, no obstante tampoco ponen pegas a la misma, a pesar de que se baja al aparcamiento. Tampoco se visitan todos los restos que contiene el sótano, pues como se puede ver en la planimetría que acompaña a un trabajo que citaré, realizado por P. Secilla, existen restos de una casa, mosaicos y cloacas, como puede comprobarse en el plano.

Lienzo de muralla dirección noreste

Un interesante trabajo de D. Juan A. Molina y Doña Ana Valdivieso, titulado “Aportaciones sobre la evolución de las murallas de la Córdoba romana a partir de los datos arqueológicos”, contiene una referencia al trozo de muralla que contienen los sótanos de la finca nº 13 de la Avenida Ronda de los Tejares, que citamos.

Unión del lienzo con la torre
Dice que: 

“Las murallas de Córdoba se configuran mediante un sistema de muro terraplén contenido por otro muro interior de menor tamaño que hace las funciones de contención del agger, siguiendo el esquema defensivo configurado por los Muros Servianos de Roma levantados en el año 278 a.C. posiblemente inspirados en las murallas de la ciudad etrusca de Veyes, que datan del siglo V a.C. Este sistema constructivo se ha podido observar en diferentes excavaciones realizadas en el solar cordobés, por ejemplo en Ronda de los Tejares 13 en el paseo de la Victoria 41 y 49 o en el Templo de la calle Claudio Marcelo En estas intervenciones se ha documentado un doble paramento de sillares de caliza, tanto en alzado como en cimentación que se encuentra separado en sí unos 6 metros y presenta las siguientes características.


Parte del lienzo

El paramento exterior tiene un grosor variable que oscila entre 1 y 2,70 metros. Está realizado con sillares de caliza, ligeramente almohadillados, trabados en seco  alla manera romana, si bien en niveles de cimentación se han documentado hiladas que alternan la soga con el tizón. El segundo muro es de menor envergadura, tiene una anchura que ronda los 0,60 metros de espesor y está realizado  al igual que el paramento externo en sillares de caliza. El espacio entre estos muros lo ocupa un terraplén compuesto de capas alternas de arcillas compactas y estratos de caliza originados como consecuencia del retalle de los sillares a pie de obra antes de su colocación definitiva en la muralla, de este modo se evitará el uso de maquinaria de elevación de los bloques de piedra. Este agger realizaría las funciones de camino de ronda.”

Vista de la muralla desde arriba

La enciclopedia Wikipedia define el Agger de la siguiente manera: 

“Agger es también el nombre que recibe una zona concreta de las Murallas Servianas de Roma, que protegía la ciudad en su lado más vulnerable, el Campo Esquilino, y consistía en un doble parapeto custodiado por poderosos bastiones.

La técnica del agger también fue empleada como arma de asedio: cuando una ciudad o fortaleza enemiga era sitiada, solía erigirse un agger para salvar las murallas de la ciudad y permitir a la infantería tomar la plaza por asalto. Uno de los ejemplos de agger más notables y mejor conservados de la época romana lo constituye la rampa de acceso a la fortaleza de Masada.”


Torre parte superior

Otro punto más de la ciudad, cercano, por estar ahí, pero lejano en el tiempo ya que está datado aproximadamente por el siglo II a C. Contiene una torre cuadrangular y los restos de la casa que se ha citado al principio.

Puerta de la finca

Fotografía del autor y plano de P. Cecilla
Bibliografía: “Aportaciones sobre la evolución de las murallas de la Córdoba romana a partir de los datos arqueológicos”, de D. Juan A. Molina y Doña Ana Valdivieso y Wikipedia.

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