jueves, 17 de diciembre de 2009

TENGO UN "GOVAL" EN CASA.



La pandemia.


Hoy he recibido con el correo un regalo de un artista. Los artistas regalan siempre arte, unas veces físicamente como ésta, y otras como regalo para la vista. Y si este arte es denuncia de injusticias en mucho más valioso.

Las interpretaciones de la obra a gusto del consumidor, pero siempre dentro de unas líneas paralelas acusatorias de esta sociedad que nos ha tocado vivir, consumista, de competitividad, de usar y tirar, y finita de recursos, que no les importa esquilmar a los que tienen el rábano por las hojas, con tal de aumentar su cuenta de resultados. Y si no ganan lo suficiente proponen una reforma laboral, ¿a quién sino echar la culpa de su fracaso que a los trabajadores, a los más débiles?

Hoy decidí dejar de escuchar el informativo de Radio Nacional de la mañana, siempre tratan de crear opinión en lugar de informar que debía ser su profesión, y estos no son Intereconomía ni Tele Madrid. La campaña contra el presidente Chaves (Venezuela) es miserable por lo grotesca. Se apuntan a la moda, como a la de linchar a un inocente acusado por una madre despechada, y avalada la acusación por un mediocre diagnóstico médico. No es Chaves un personaje de mi admiración plena, desde luego, por su populismo, aunque reconozco que habla para una sociedad distinta, pero por el mero hecho de hacerle frente al poderío capitalista tiene todo mi respeto. Y a veces dice verdades como puños. Separando la verborrea fácil y su discurso habitual, ha dicho en Copenhague sobre el cambio climático:

“―Si en lugar del cambio climático, fuese un banco el que estuviera en peligro, verían que pronto estaba salvado.”

Los bancos han sido los culpables de lo ocurrido, junto con una ambición desmedida de todos, nadie les ha hecho un reproche, nadie los ha abroncado, me estoy refiriendo a quienes puede hacerlo, se proclamen de las ideas que se proclamen. Les han ayudado, estos han maquillado su cuenta de resultados, y a otra cosa mariposa, otros se fueron a Miami a darse un chapuzón y a repartirse dividendos, y otros se lo han repartido sin salir de casa, en forma de planes de pensiones, bonos y otros inventos. De dinero que nunca volverá donde no debía haber salido. Dicen:

―Éste año hemos perdido un veinte por ciento sobre el anterior. En el que ganamos un trescientos por cien.

Todavía les queda un doscientos ochenta.
Fusiones que salvan la cara de gestores granujas y... ¿quiénes pierden? los de siempre, aunque muchos de estos fueran en peregrinaje al “besahuevos” de uno de sus ejecutores. Entonces los socialistas le iban a quitar a los cordobeses su dinero, los que le regalaron la entidad bancaria pública cordobesa, a esos mismos que la han dilapidado, y ahora... ¿dónde está ese dinero?
En fin eso es lo que tenemos, bueno yo tengo algo más…

¡¡Tengo un GOVAL en casa!!


2 comentarios:

  1. El amigo Goval siempre con sus objetos curiosos y de gran significado.


    Saludos

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  2. Efectivamente Paco, Goval es un excelente artista como tiene que ser los artistas, comprometidos.

    Saludos.

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