Vista aérea desde el suroeste (Foto Apple)
El otro día con motivo de la entrada de la Niña del Milagro nos movimos por la calle Alfonso XII, que en la fecha que estamos ahora de la máquina del tiempo se llamaba de la Puerta Nueva. En ella frente a la Plazuela del Conde de Gavia había un Hospital e iglesia llamado de San Bartolomé y Santa María Magdalena, y a su izquierda la estrecha calleja del Tomillar, que comunicaba la de la Puerta Nueva con la de Isabel II actual.
Plano de 1811, Isabel II se llamaba Don Carlos. San Bartolomé y
de la Puerta Nueva los otros tramos
En fechas en las que era Obispo de la Ciudad Leopoldo de Austria (1551-1557). Éste prelado era hijo del Emperador Maximiliano y hermano de padre de Felipe el Hermoso, tío por tanto de Carlos I. Tuvo un hijo ilegitimo, Maximiliano de Austria que fue obispo de Cádiz Segovia y Santiago. No se privaban de nada desde luego los prelados. Era austriaco pero se adaptó bastante bien... a las cordobesas.
Plano 1851, aun no está derribado el hospital
El gremio de los tejedores de paños se quisieron asociar, y Juan de Ávila les recomendó fundaran un hospital para el socorro de los enfermos, como no podía ser de otra manera. El sistema de la sanidad en ese tiempo estaba supeditada normalmente a la caridad de gremios y familias pudientes, a los que seguro les recomendaban las fundaciones para que el tránsito celestial fuese más garantizado. Fundaron por tanto el Hospital de San Bartolomé y Santa María Magdalena, detrás de la parroquia de igual nombre.
Plano de 1884, ya está la plaza
La financiación consistió en dar una real por pieza de paño tejido, ello les dio para conseguir los terrenos de la iglesia y del hospital que construyeron en la calle de Alcolea entonces. Se les unió Pedro Fernández de Valenzuela, fundador. Fueron patronos también los Sres. Montesinos a los que había de regalársele un cubierto de plata anualmente. La primera misa se dio en el año 1557, y se dedicaron a la curación del venéreo que estaba muy extendido, no hay más que ver como funcionaban hasta los obispos.
Retablo en el Hospital de San Sebastián, calle Torrijos
Se le llamó San Bartolomé de las Bubas para distinguirlo de otros. En el plano de Córdoba figuran dos San Bartolomé el viejo capilla de la calle Averroes y el Nuevo éste. El hermano Mayor Andrés Muñoz acuerda junto con el rector de la Magdalena Alonso Ponce establecer unos estatutos que se aprobaron un 4 de septiembre por el Obispo Francisco de Alarcón, que ocupó la sede de Osio, de 1657 a 1675. El Catastro de Ensenada 1752 dice de él:
"—otro, con el título de San Bartholomé, al que le consideran de útil anual once mil reales, que están destinados para la curación de mugeres pobres que padecen fiebres, a excepción de los contagiosos en los quatro meses desde primero de junio hasta fin de septiembre de cada año;"
Pasó el tiempo y nos trasladamos al siglo XIX, (1842) ya sólo abría intermitentemente el hospital con veinte camas, la Junta de Beneficencia lo incorporó al Hospital de Crónicos, o del Cardenal Salazar que en 1836 asumió todos los hospitales de Córdoba centralizando la sanidad cordobesa en él. Al perder la función el edifico se arrendó. Estuvo en él la Escuela Normal de Magisterio, antes de que pasará ésta al hospital de Antón Cabrera en San Nicolás de la Villa. Se volvió arrendar y el estado ruinoso en el que estaba hizo que el ayuntamiento proyectara hacer en su solar una plaza.
La iglesia, dice Teodomiro Ramírez de Arellano era modesta en su arquitectura, de una sola nave. El retablo que tenía pasó al Hospital de San Sebastián en la calle de Torrijos. "estaba pintado de encarnado con adornos en oro, teniendo en el centro la imagen del titular, que ya hemos dicho está en la Magdalena, y por encima un gran cuadro que representa a Santa María Magdalena, y es al parecer de algún mérito. En otros altares estaban la Virgen de los Remedios, con cofradía, y una Concepción, que también están en la expresada parroquia, y la que sacaba el rosario tres veces en semana"
Plano de planta del hospital y proyecto de Nolasco
("Córdoba en el siglo XIX, Modernización de una trama histórica", de Cristina Martín)
Por último en 1860 fue denunciado por ruinoso y el Ayuntamiento, a propuesta de su presidente D. Carlos Ramírez de Arellano, lo compró, derribándolo en 1861 y dejando la plaza que lleva su nombre. El hospital que pertenecía a la Beneficencia fue sacado a subasta en 1861, según las leyes desamortizadoras de 1855 y 1856, y se adjudico al municipio por 45.000 reales. La escritura se firmo el 2 de agosto de 1861. D. Carlos Ramírez de Arellano manifestó que la idea era crear una "extensa plazuela que además de servir de desahogo al vecindario de aquellas inmediaciones haría desaparecer la estrechez de la calle del Tomillar", al tiempo que, según las razones aducidas por el Alcalde, ello serviría de "estímulo poderoso" para que los propietarios colindantes reformasen el aspecto de sus casas por lo que esta mejora beneficiaría notablemente "el ornato público"". Nunca son las cosas así.
Proyecto alineamiento calle Tomillar
("Córdoba en el siglo XIX, Modernización de una trama histórica", de Cristina Martín)
Pedro Nolasco Meléndez dijo lo siguiente: "Que no era conveniente establecer una plazuela sin afluentes céntricos y desembarazados y que la que en tal caso se determinaría sólo tendría por tal un tramo irregular y angosto de la calle del Tomillar para comunicarse con la calle de Isabel II, situado en una de sus extremidades por otra parte hallándose frente (al Sur) del edificio actual un tramo corto de calle, pero amplio y desahogado, que comunica a la plazuela del Conde de Gavia, teniendo a distancia de 110 metros la plazuela nombrada del Vizconde de Miranda y a N. E. el paseo de la Magdalena, la nueva plazuela no se halla ciertamente justificada, tanto más cuanto que por sus dimensiones no merece esta calificación".
Plano del jardín de San Bartolomé
("Córdoba en el siglo XIX, Modernización de una trama histórica", de Cristina Martín)
En una palabra, manifestó su contrariedad a los deseos del Alcalde confeccionando otro proyecto con una calle y parcelas a los lados en un claro intento economico. Decía que había que abrir una calle de siete metros a la "avenida" de Isabel II, dado que la calle de la Puerta Nueva (Alfonso XII) era la carretera general, para después abrir conde de Gavia por Siete Revueltas, y facilitar las comunicaciones en el mayor número de direcciones posible. Acompañaba un estudio económico que arrojaba beneficios para el Ayuntamiento en la operación urbanística, en la cuantía de 38.976,42 reales.
Jardín de San Bartolomé (foto Paseos por Córdoba)
La negativa de la Corporación al proyecto de Nolasco se basaba en lo siguiente: "Que habiendo de determinarse la nueva vía por construcciones particulares que se proyectaban en los terrenos excedentes de ella, era más seguro que probable que la venta de los solares no llegase a efectuarse en mucho tiempo sí se tenía en cuenta el escaso interés que ofrecían en el sitio apartado de la población que ocupan, el elevado precio que se marca al metro superficial en el presupuesto facultativo y sobre todo la gran desproporción que aquí se observa entre los productos de la propiedad urbana y el capital que representa, que es el origen justificado de los obstáculos que en la actualidad impiden el desarrollo de las edificaciones, fuera de aquellos casos en que la necesidad o circunstancias muy especiales colocan a los propietarios en la precisión de emprenderlas"
Aérea de la plaza desde el este (foto Apple)
Se acordó por tanto derribar y se adjudicó el derribo a la empresa Antonio Quiles por 31.180 reales. La crujía norte 214 m2. quedó en suspenso porque la quería comprar Juan Rodríguez Modenes para hacer una casa. Como no se llegó al acuerdo se ordenó el derribo total. Como es normal en este tipo de cosas en nuestra ciudad, la plazuela estuvo mucho tiempo abandonada a su suerte. Los vecinos se quejaban que era necesario su arreglo, ponerle bancos y algunos árboles. Los árboles se pusieron algunos en 1864 y su ajardinamiento se decidió en 1900, treinta y siete años después del derribo. Luego la obra del murallón no es lo único que pareció eterno en esta ciudad. Bueno el Palacio del Sur también.
Aérea desde el norte (Foto Apple)
1882, el concejal Antonio Murado en nombre de los vecinos solicitó la remodelación de la Plaza. el 10 de julio de 1882 se aprobó la ejecución. Los motivos eran los siguientes :"1º.- Porque debido a su suelo terrizo y a su falta de arbolado y riego había en ella constantemente polvo nocivo para la salud de las personas y perjudicial para muebles y ropas. 2º.- Por resultar su amplio espacio feo para el ornato de la población." Por lo tanto se aceptó el proyecto del ingeniero José Coscollano el 14-1-1901 además se incluyó una fuente de 3,50 m. de diámetro y 0,80 m de profundidad. La vegetación fueron naranjos y acacias. Y se acabó en Febrero de 1901 costando 888,71 ptas.
Plaza de San Bartolomé
Esta plaza tuvo un kiosco de quiquis y tebeos durante mucho tiempo, que regentaba una señora "muy sui generis" para mí, como de tebeo. Era un personaje especial. Yo iba a él desde la Mezquita a comprar tebeos de Superman de la editorial mexicana Novaro, que se especializó en la década de los cincuenta en traducir tebeos (a mi me cuesta decir comic) norteamericanos. Aquí no se comercializaban aún y no sé cuál era la razón de tenerlos ella. Eran usados y de "contrabando". Si la memoria no me engaña me parece que esta señora, murió en su casa y se encontraron en ella bastante dinero escondido en diversos lugares. Entonces no había Tele5. No se fiaba de los bancos y hacía bien. Ignoro en realidad si estos extremos son del todo ciertos. La única verdad es que falleció y los tebeos hubo que buscarlos en otro lugar.
ADENDA
Del trabajo publicado por German Saldaña en los BRAC 41,42 y 43, “Monografía
Histórico-Médica de los Hospitales de Córdoba”, prologada por Rafael Castejón
“Hospital de San Bartolomé y Santa María Magdalena
(VULGO DE, LAS BUBAS)
Parece que este hospital tuvo su origen el año 1540, en la siguiente manera: Había aquel año muchos enfermos de mal de bubas, y comenzóse a ensayar el tratamiento de las unciones mercuriales que en 1495 había dado a conocer Marcus Cumanus, cuyo complemento, como se dijo al tratar del de Antón Cabrera, era el arroparlos con paños para que babeasen (Remitimos al lector a lo que acerca de esto dijimos al tratar del de Antón Cabrera.). Impulsados por la caridad los fabricantes de paño (industria muy floreciente a la sazón en Córdoba), que debían conocer mejor que nadie la cantidad de
enfermos sometidos al tratamiento mercurial, pues eran ellos quienes, para este fin, vendían los paños, y acaso alentados por las exhortaciones del Beato P. Juan de Avila, trataron de fundar un hospital, en el cual fueran recogidos y asistidos los enfermos de bubas. Para este efecto, y con el objeto de reunir fondos suficientes para la fundación, comprometióse cada uno de dichos fabricantes a dar tantos reales como paños labrase al año, habiendo alguno que llegó a labrar 1.700 paños, y hubo de dar, por consiguiente, 1.700 reales.
Determinaron asimismo constituirse todos ellos en hermandad y cofradía, para atender al gobierno del hospital, siendo el principal de ellos Pedro Fernández de Valenzuela, quien, por eso mismo, recibe en algunos documentos el nombre de fundador.
Con las limosnas reunidas compraron primeramente unas casas que llamaban del Cabildo, las que juntas con otras que había en el Cementerio de la Iglesia Parroquial de la Magdalena, constituyeron el primer edificio. Pero resultando éste insuficiente para sus fines, procuraron juntar mayor cantidad de limosnas, y con su producto se compraron otras casas que, derribadas después, dieron lugar a la que hoy es Plazuela de San Bartolomé; a ellas se trasladó el primitivo hospital. Allí edificóse iglesia y altar y, con licencia del Obispo de Córdoba don Leopoldo de Austria, díjose la primera misa el año de 1557.
Muerto casi enseguida Pedro Fernández de Valenzuela, pasó el Patronato del Hospital a los señores de Montesinos, a los cuales debíase entregar, en calidad de ofrenda, un cubierto de plata.
Establecido el hospital en sus casas definitivas, instaláronse camas, al principio para hombres solos y después para hombres y mujeres.
En 1670, perdidas las reglas primitivas, redactáronse nuevos Estatutos que aprobó el Obispo don Francisco de Alarcón y su Provisor don Pedro de Armenta.
En los últimos años, consta de los datos que se conservan, que se abría únicamente en cierta época del año (que es de suponer fuese la Primavera), y ya empezó a bajar su importancia, reduciéndose a veinte el número de sus camas, y destinándose, como dice Ramírez de las Casas Deza, a la curación de intermitentes.
En 1842, la Junta de Beneficencia se hizo cargo de él, incorporándolo al Hospital de Crónicos o de la Misericordia. El edificio destinóse en 1841 a Normal de Maestros, y denunciado por ruinoso en 1860, fué derribado al año siguiente, convirtiéndose su solar en la actual Plaza de San Bartolomé, en la hoy calle de García Hernández.
Ya quedan indicados, así su finalidad como el régimen y método empleados en la asistencia de los enfermos: que consistían en aplicarles las unciones mercuriales y arroparlos después con los palios para que babeasen. «El mayor remedio—dice Vaca de Alfaro—que ha inventado la medicina para este achaque».
Suponemos nosotros que los palios que habían servido una vez, eran después quemados; pues no de otro modo puede explicarse que un sólo fabricante vendiese al año 1700. Pocos son los datos que se conservan acerca de la capacidad del hospital, número de enfermos asistidos en él, personal facultativo y auxiliar. Ni sabemos nada tampoco acerca de las rentas con que contaba para su sostenimiento.
Y es lástima, porque tuvo este hospital, a no dudarlo, gran importancia en su época.
No obstante, alguna idea acerca de estos particulares, da el inventario que con fecha 4 de Abril de 1642 se hizo por el Hermano mayor de la cofradía, mencionándose, con referencia al hospital, estas principales cosas:
«Tiene mas Este Hospital veinte y dos camas quese Conponen Cada vna de vn zarco y otras de tablas y en Cada una su colchon Con sus dos sabanas y cubertor y almohadas las quales sabanas son de Cotanço nuebo...»
«Tiene mas vna botica toda formada con los menesteres Para la cura de los pobres de este Hospital en aquello que le es posible conforme a su corto caudal».
«Tiene mas quatro Alquitaras Nuebas con todos sus menesteres para sacar las aguas que son necesarias Para este dicho Hospital de San Bartolome».
«Tiene mas una jeringa de alatón que sirbe en la enfermeria».
«Tiene mas una lampara de Hogar con sus Eslabones y alacranes que sirbe Para tener luz en la sala donde se curan los enfermos».
«Tiene mas vna Campanilla puesta En su guarnicion de madera que sirbe de Abisar tocandola cuando biene el medico y zirujano a curar los pobres que esta puesta junto a una varandilla de madera que esta alasubida dela escalera quebaala sala Donde se Curan los Pobres».
«Tiene mas Dos Hechuras de Sto. Cristo lavna que es la que selleba cuando seba A traer la zena Alos pobres y laotra que esta En la enfermeria».
Y así, con algunos otros objetos pertenecientes a la botica, acaba esta relación de bienes del hospital.
También es interesante conocer los salarios que tenían en ese mismo año los facultativos; y así vemos que el Licenciado Pedro Rodríguez Lozano, Cirujano de ese hospital, tenía doscientos reales al año.
Sin embargo, aquella suposición deducida por nosotros del número considerable de paños empleados para los enfermos uncionados, de que sin duda esos paños eran destruidos, acaso por el fuego, revela un concepto de la profilaxia muy curioso, y hasta plausible en aquella época; aunque hoy, conocido ya el protozoo causante y su vitalidad, lo reputamos innecesario.”
Fotografías de Internet, Apple, AMC, GoogleZoom
Bibliografía "Córdoba en el siglo XIX, Modernización de una trama histórica", de Cristina Martín y "Paseos por Córdoba" de Teodomiro Ramírez de Arellano. Trabajo de German Saldaña citado en la Adenda.
Buenos dias Paco, otra delicia leerte. Pues vaya nombre, San bartolome de las bubas, en medicina, en l antiguedad, bubas, definia a dos enfermedades, la peste bubonica y luego a la sifilis, no se cual de ellas padeció el santo. Lo que si se es que he pasado infinidad de veces por allí, la ultima este mes de mayo. Creo que esa señora cambiaba los tebeos, por unos centimos, yo habia ido a cambiar, de Cañero allí, un paseo, ahora concociendo su historia, la proxima vez, disfrutaré mas del paseo.
ResponderEliminarGracias Paco.
Salud y tercera republica.
Buenos días, amigos. Paco, gracias por el instructivo trabajo con el que nos ilustras. Me ha llamado especial atención esto: “1882, el concejal Antonio Murado en nombre de los vecinos solicitó la remodelación de la Plaza. el 10 de julio de 1882 se aprobó la ejecución. Los motivos eran los siguientes:"1º.- Porque debido a su suelo terrizo y a su falta de arbolado y riego había en ella constantemente polvo nocivo para la salud de las personas y perjudicial para muebles y ropas” Igualito que ahora. Un abrazo salud y República
ResponderEliminarGracias Patxi, la realidad es que es lo mismo, lo que pasa es que en esos tiempos de miseria preocuparse por los muebles y las ropas era una cuestión muy peregrina. A mi me llamó la atención es que 1882 (salvo errores en las fechas) es la petición y al final se termina el jardín en 1901, 19 años después, que lo más normal es que el concejal ni existiera.
ResponderEliminarSalud compañero
Muchas gracias Juan, no he reparado en eso, pero dice que le pusieron ese nombre por diferenciarlo de la otra capilla de la calle Averroes, y si una buba es una adenopatía, de cualquiera de esas enfermedades que citas, y tomar a San Bartolomé era por ser el patrón de los que trabajan las pieles y seguro que del gremio que lo fundó. Lo que es curioso también es el nombre, es el Nthanael de los apóstoles, Bar-Tolmay- o hijo de ptolomeo, igual a Bar tolomeo. Me alegra que conocieras aquel kiosco de cambio de la literatura infantil, pero no consigo recordar el nombre de la señora que me sabía bastante bien. Difusamente recuerdo, pero no estoy seguro si mezclo algo, me parece que vivía por la Cuesta de la Pólvora, ya que me dio referencia un amigo del Cortijo de Santa Matilde, pero son muchos años, tendría que preguntarle a él.
ResponderEliminarSalud y República Juan.
Muchas gracias. Me encanta todo lo que publicas. A mis amigos se lo recomiendo y están encantados.
ResponderEliminarMuy honrado Carmen Fernández y muchas gracias, ese es el objetivo incentivar la memoria de los demás. Un saludo para tí y tus amigos.
ResponderEliminarGracias nuevamente.
La dueña del kiosko se llamaba Enriqueta cuando murió tenía mucho dinero y se lo dejo a su sobrino que tenía una tienda de cartones en la calle Alfonso XIII, todavía existe
ResponderEliminarEs verdad Luque Enriqueta. Muchas gracias, si eso oí de los dineros en la cada estaban lo que ya se suponen el color de los billetes. Un saludo
ResponderEliminarExcelente trabajo Paco, como siempre nos tienes acostumbrados. Hay un detalle sin embargo que no me cuadra. Estoy leyendo la Monografía histório-médica de los hospitales de Córdoba de Germán Saldaña para una entrada que estoy preparando y en ella aparecen las fotografías que incluyes del hospital en ruinas, pero referidas al de San Bartolomé en la Puerta del Rincón. Estas fotografías además serían de 1934, bastante tiempo después de que San Bartolomé de las Bubas fuese derribado. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLlevas razón Rafahel, he repasado la entrada y comprobado que por error estaban ahí publicadas esas fotografías, después de releer, para tener conciencia de lo que te contestaba, los tres boletines donde esta publicada el trabajo de German Saldaña (BRAC 41,42 y43), corresponden al Hospital de la Puerta del Rincón no al del jardín de San Bartolomé. Muchas gracias por señalarme el error, que he rectificado quitando las fotografías. Cuando yo digo que lo mejor del Blog son los comentarios de los que más aprendo no miento, es cierto. Un abrazo.
ResponderEliminarHa sido la casualidad la que me hizo ver ese detalle y es una lástima que no haya imágenes de ese hospital. Y tienes razón, se aprende mucho de los comentarios, incluso de los malos. Un abrazo.
ResponderEliminarAlgunos malos no salen por aquí Rafahell. He aprovechado para incluir una adenda con el texto relativo a este Hospital por German Saldaña, para que este completa la entrada, con parte del trabajo de este señor, que es estupendo. Muchas gracias nuevamente. Esa es la ventaja de los blog que no la tiene un libro, rectificar añadir o restar lo que se demuestra es erróneo.
ResponderEliminarUn abrazo
Paco, excelente decisión la de incluir el texto de Saldaña. La verdad es que su trabajo sobre los hospitales es estupendo.
ResponderEliminarRafahell, es una maravilla, yo me quedo admirado de tanta gente sabia que tenemos cercana y no conoce la otra gente, y sin embargo conocen a un famosillo de braga y bragueta de la tele amarilla o menos amarilla, de la tele. Es que me pareció oportuno incluirlo para publicitarlo, a alguno le dará por leerlo. Un abrazo
ResponderEliminarTienes razón Paco, y es una lástima que muchos cordobeses sepan de qué talla usa los gayumbos Jesulín de Ubrique y desconozcan por qué la Puerta del Colodro se llama así, por poner un ejemplo. Y es necesario difundir todas esas obras que nos precedieron, por eso me gusta citar siempre las fuentes de donde cojo la información, al igual que haces tú. No soporto a esos escritores de blogs que se limitan al "corta y pega" sin más, como si las historias que están contando hubiesen salido de sus cabezas.
ResponderEliminarProcuro normalmente poner enlaces a muchas de las cosas que cito, o a otros trabajos, pero estoy seguro que normalmente la mayoría de la gente que lo lee no hace uso de ellos, otros a lo peor ni saben para que sirven. Pero bueno esto es lento. El que sienta interés y por ese está todo justificado hasta pregunta aparte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ambos, Paco y Raphaell, es una delicia leer vuestros comentarios y muy enriquecedor. La historia de nuestra Córdoba a eso os niveles no es muy conocida y por tanto muy de agradecer.
ResponderEliminarPepe.
Pepe muchas gracias, para mi el mejor premio es ser útil y activar la memoria de otros compañeros/as, lo mejor que tenemos y es más propio es nuestra memoria, por eso tus palabras me llenan de orgullo. Un abrazo.
ResponderEliminarNo conocía la existencia de este hospital hasta que en este mes de mayo de 2022 visité el Patio de la calle Alfonso XII nº 29. Su dueño nos hablo de él, como si llegase su edificio hasta dicha propiedad, lo cual veo poco probable viendo los planos que aportas y la situación de la casa, ya bastante cercana a Puerta Nueva. Lo que sí nos sorprendió es que en este patio pequeño y sencillo, las columnas y arcos que encuentras al entrar a su derecha son auténticos de una época anterior a la compra del inmueble, siendo descubiertos por el padre del actual dueño en unas obras de adecentamiento, estando tapiados hasta ese momento. Él nos habló del siglo XVIII, sin más réplica por nuestra parte.
ResponderEliminarMuy agradecido de seguir descubriendo entradas que nos abren a más conocimientos de nuestra querida ciudad. Dave González
Dave muchas gracias. Ignoro la casa a la que te refieres, los planos son del libro citado en la bibliografía de los que no hay duda. Pero pudiera ser una casa noble de aquellos tiempos. Un abrazo.
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